Los europeos se aferran al convenio
La negociaci¨®n colectiva protege casi universalmente en la Europa desarrollada
Hay una cifra que ilustra perfectamente por qu¨¦ cambiar la negociaci¨®n colectiva constituye la principal reforma laboral que se pueda acometer en Espa?a. El 80% de los trabajadores est¨¢n amparados por el marco de los convenios, seg¨²n datos de la OCDE. Y los convenios regulan materias clave como el salario, la jornada, la formaci¨®n, la promoci¨®n interna y, en el mejor de los casos, los beneficios sociales. La cifra de cobertura est¨¢ en la banda alta de los pa¨ªses industrializados, aunque queda por debajo de los 10 m¨¢s garantistas del club de Estados ricos. La negociaci¨®n colectiva est¨¢ muy arraigada en la Europa continental (ver cuadro), mientras en Estados Unidos y Corea solo afecta al 10% de los asalariados.
La fuerza de los convenios viene reconocida en la propia Constituci¨®n. Pero no es una rareza espa?ola. Ocurre en otros pa¨ªses con elevado nivel de protecci¨®n, como Italia, B¨¦lgica y Portugal (de forma indirecta, tambi¨¦n en Alemania existe un anclaje constitucional). De ese alt¨ªsimo rango normativo derivan algunas contradicciones. Porque los convenios van m¨¢s all¨¢ de un mero contrato; tienen fuerza de ley -y se publican en el Bolet¨ªn Oficial del Estado-, hasta el punto de que algunos tribunales han fallado a favor del convenio cuando chocaba directamente con la ley.
M¨¢s excepcional resulta la extensi¨®n casi autom¨¢tica de lo pactado en convenio a la mayor¨ªa de trabajadores. Algo m¨¢s de 10 pa¨ªses, entre ellos Espa?a, incluyen esa f¨®rmula de representatividad, seg¨²n la OCDE, aunque en otros, como Francia y B¨¦lgica, se puede solicitar la extensi¨®n del paraguas del convenio. En algunos territorios, como Holanda, lo pactado solo vincula, en principio, a los afiliados, pero en la pr¨¢ctica se extiende al resto de empleados.
Los pa¨ªses n¨®rdicos presentan el mayor nivel de eficacia sin necesidad de extender autom¨¢ticamente lo firmado. Salvo en Finlandia, donde los convenios cubren al 90% de trabajadores, el resto de pa¨ªses n¨®rdicos no contemplan la extensi¨®n generalizada y, sin embargo, la incidencia de la negociaci¨®n colectiva es alt¨ªsima (ver cuadro), probablemente por las altas tasas de afiliaci¨®n sindical.
Muchos expertos atribuyen el proteccionismo espa?ol al momento en que empez¨® a fraguarse este marco legal, en plena Transici¨®n, cuando la funci¨®n sindical -y patronal- comenzaba a despuntar. Por ello se otorg¨® a las organizaciones m¨¢s representativas un papel que trasciende la propia afiliaci¨®n y que garantiza unas condiciones de trabajo m¨ªnimas casi universales.
En general, cuanto m¨¢s centralizado es el nivel de negociaci¨®n, mayor resulta la incidencia en los asalariados. En Europa predomina el convenio sectorial. En Espa?a, aunque la ley no marca una preferencia, el marco sectorial de car¨¢cter nacional determina el rumbo del resto. "Pero en toda la Europa continental hay una tendencia a la empresarizaci¨®n del convenio", explica Miguel ?ngel Garc¨ªa Calavia, profesor de sociolog¨ªa de las relaciones laborales en la Universidad de Valencia. Este experto relativiza la alt¨ªsima cobertura de convenios en Espa?a: "Es elevada formalmente, pero la aplicaci¨®n pr¨¢ctica es muy inferior".
Los pa¨ªses con el convenio de empresa como principal referencia dejan fuera del abrigo de la negociaci¨®n colectiva a la mayor parte de los trabajadores. En la Europa desarrollada, el principal ejemplo es Reino Unido, donde tampoco existe posibilidad de extender lo pactado a otros ¨¢mbitos.
Una de las principales lagunas en los convenios espa?oles es su falta de adaptaci¨®n a situaciones excepcionales, como se ha comprobado en esta crisis. Un estudio del Instituto Europeo de Sindicatos (ETUI, por sus siglas en ingl¨¦s) sobre la flexibilidad de la negociaci¨®n colectiva cita hasta 12 pa¨ªses europeos que han empleado esas herramientas para hacer frente a las dificultades. Espa?a no figura entre ellos, en parte por rigideces en los convenios y en gran medida tambi¨¦n por falta de cultura.
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