Hamilton entra en erupci¨®n
El brit¨¢nico consigue su primera victoria del a?o, por delante de los Red Bull - Alonso, s¨¦ptimo
Hubiera hecho falta tener seis ojos para poder analizar con un m¨ªnimo de detalle las mil peripecias que depar¨® el Gran Premio de China, una carrera explosiva, de las de antes, con adelantamientos a porr¨®n, casi 60 paradas en los talleres y cambios de guion inesperados, un gustazo.
En un escenario en combusti¨®n, Lewis Hamilton entr¨® en erupci¨®n y lo hizo en el momento justo, cuando el campeonato comenzaba a correr el riesgo de avinagrarse por el apabullante dominio exhibido por Red Bull y Vettel en las dos primeras citas de la temporada. En la tercera, el talento y la determinaci¨®n del piloto brit¨¢nico y la estrategia planteada por McLaren desactivaron a Vettel, que sali¨® desde la primera l¨ªnea de la parrilla. El alem¨¢n termin¨® segundo, justo por delante de Mark Webber, despu¨¦s de que el australiano se embarcara en una himalayesca aventura que le permiti¨® remontar 15 posiciones y le llev¨® directo hasta la tercera plaza del podio.
Fue una carrera hist¨®rica. Acabaron todos los pilotos salvo uno: Alguersuari
En un d¨ªa de perros para los Red Bull, en el que Webber arranc¨® desde las catacumbas y Vettel se qued¨® pasmado en la salida y la gente del muro la pifi¨® en su hoja de ruta, los dos RB7 terminaron en el podio, otra muestra del m¨²sculo que esconden las m¨¢quinas de Adrian Newey.
Felipe Massa, sexto, y Fernando Alonso, s¨¦ptimo, ratificaron tambi¨¦n la flojera de Ferrari, un referente que deambula completamente desnortado a la espera de recibir un diagn¨®stico que nadie acierta a adivinar.
El estado de ¨¢nimo de La Scuderia es diametralmente opuesto al de McLaren. La estructura de Woking tiene empaque, tradici¨®n y cintura, y fue capaz de pegar un volantazo 10 d¨ªas antes de que arrancara el Mundial, darle la vuelta al coche, presentarse en Australia en unas condiciones muy precarias y, sin embargo, salir de all¨ª a hombros. Y todo eso desde la modestia, reconociendo que la jugada ha salido bien como pod¨ªa haber sido un desastre. Vive en el alambre como su primer piloto, que ayer estuvo a un tris de ver la carrera por televisi¨®n porque sus mec¨¢nicos llenaron demasiado el tanque de gasolina y provocaron que el combustible se derramara.
Superado el sofoc¨®n, Hamilton sali¨® del garaje sobre la bocina, dio la vuelta de formaci¨®n con el motor al aire y a toda casta?a, y se coloc¨® en su sitio en la segunda fila de la parrilla. A partir de ah¨ª, el campe¨®n de 2008 se seren¨®, apret¨® los dientes y todo lo dem¨¢s, y se conjur¨® para quitarse de en medio a todo aquel que se pusiera por delante.
A diferencia de otros -y ayer fue un Gran Premio hist¨®rico porque lograron terminar 23 de los 24 pilotos, todos salvo el espa?ol Jaime Alguersuari-, ¨¦l no adelant¨® a nadie en las tres visitas al taller, la apuesta ganadora esta vez, sino que tuvo que arremangarse y hacerlo en la pista. Abras¨® a Alonso (vuelta 30), a Button, (36), a Rosberg (42), a Massa (45) y hasta a Vettel, cuando quedaban cuatro giros para la conclusi¨®n, para colocarse en cabeza. El espa?ol se apart¨® como un doblado al verle venir como un avi¨®n, a su vecino lo ech¨® a un lado a final de recta, al alem¨¢n le clav¨® los frenos en sus narices y le dej¨® tirado en un viraje a la derecha, el brasile?o a¨²n no sabe por d¨®nde le pas¨® y Vettel, capit¨¢n general del circo, apenas pudo contenerle durante una vuelta porque sus neum¨¢ticos estaban pr¨¢cticamente en llamas. Protegido detr¨¢s del RB7, el de McLaren solo tuvo que abrirse hacia el interior de una curva a la izquierda, salir del carril y enfilar la siguiente ya por delante del monoplaza del b¨²falo; tan f¨¢cil de explicar y tan dif¨ªcil de hacer.
Si hace solo una semana Hamilton lanz¨® dardos envenenados contra su propio equipo por haber metido la pata en el plan que le dise?aron en Malasia, el trofeo que se llev¨® de Shangh¨¢i deber¨ªa compartirlo con todos los mec¨¢nicos, ingenieros y estrategas de McLaren, que primero le repararon el coche en cinco minutos y se lo dejaron afilado, listo para la batalla, y que despu¨¦s, con una planificaci¨®n brillante, le dibujaron el escenario perfecto para que pudiera hacer lo que m¨¢s le gusta: adelantar.
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