Poeta, traidor... ?esp¨ªa?
Justo Navarro investiga en su nueva novela la posibilidad de que el ferviente fascista Ezra Pound fuera un agente doble
"Divertente", entretenido, dijo Mussolini de los Cantos de Ezra Pound cuando, el 30 de junio de 1933, en una cita largamente acariciada por el poeta este le entreg¨® una secci¨®n de su gran obra. Divertente... El Duce deb¨ªa estar pensando m¨¢s en bombardear a los abisinios que en versos y en que para cantos, Giovinezza, pero a Pound la respuesta le pareci¨® la bomba (!) y la incluy¨® en el Canto 41 de su magna opus. ?C¨®mo se explica que un gran poeta y hombre sensible (si exceptuamos sus peinados) como Ezra Pound se convirtiera en un rendido admirador de un tipo como Mussolini, que traicionara a su pa¨ªs (EE UU) y que lanzara nauseabundas diatribas antisemitas desde Radio Roma como un l¨ªrico sosias de lord Haw-Haw?
"Mientras C¨¦line era un cabronazo en todo, en Pound hab¨ªa facetas positivas"
En su nueva novela, Esp¨ªa (Anagrama), Justo Navarro (Granada, 1953) se acoge a varios indicios hist¨®ricos y a la absurda extravagancia de algunas de las actitudes de Pound para construir un apasionante relato sobre la posibilidad -ya se?alada por algunos estudiosos- de que el poeta traidor fuera en realidad un esp¨ªa estadounidense y un agente doble. "Como poeta es de un valor esencial para la literatura del siglo XX", se?ala Navarro, "pero desde el punto de vista moral, la mente que se expresa en sus locuciones radiof¨®nicas es repugnante".
Ezra Pound presenta luces y sombras. "Era un ser humano admirable en muchos aspectos, una buena persona que impuls¨® la carrera de Joyce, T. S. Eliot o Hemingway" (por no hablar de que practicaba la esgrima con el viejo Yeats). Alab¨® a Hitler y soltaba muchos "?Heil Hitler!". "Pero a quien admiraba realmente era a Mussolini, lo comparaba con los padres fundadores de EE UU y su revoluci¨®n fascista con la de 1776. Lo ve¨ªa, al Duce, como un personaje rom¨¢ntico, su ampulosidad e histrionismo lo arrebataban".
?Qu¨¦ hizo de Ezra Pound un fascista? "El orgullo, la soberbia, sentirse un avanzado, igual que dictaba gusto literario crey¨® que pod¨ªa mostrar el camino pol¨ªtico. No hay que olvidar tampoco que el antisemitismo y la admiraci¨®n por el fascismo italiano eran muy comunes en EE UU". El novelista considera a Pound muy diferente de C¨¦line. "C¨¦line era un verdadero cabronazo en todo, mientras que Pound ten¨ªa facetas positivas". Navarro no lo disculpa en absoluto: "Sus virtudes lo hacen a¨²n m¨¢s responsable, un poeta debe ser muy consciente del poder de las palabras, si no es un insensato".
El esp¨ªa naci¨® por una casualidad, cuando Navarro pas¨® unos meses en Pisa, cerca de Metato, donde Pound estuvo detenido en un campo de prisioneros estadounidense -varias semanas en una jaula- pendiente de que se decidiera su suerte tras ser declarado traidor. "Me dediqu¨¦ a estudiar las circunstancias que le llevaron all¨ª. La novela naci¨® como una especie de investigaci¨®n. Descubr¨ª que hab¨ªa funcionarios de inteligencia italianos que sospechaban que Pound pasaba mensajes en c¨®digo a los aliados en sus discursos radiof¨®nicos. Por ah¨ª se abr¨ªa una v¨ªa a la ficci¨®n". La pesquisa, con aspectos metaliterarios, resulta fascinante: James Angleton, jefe del contraespionaje de la OSS en Roma y uno de los futuros fundadores de la CIA era amigo y disc¨ªpulo de Pound... Al poeta no lo ahorcaron sino que lo declararon loco. ?Una prueba de su complicidad con los servicios secretos? "En realidad no lo creo, pero es interesante pensarlo. Por sus connotaciones morales, y porque resulta muy entretenido".
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