La yihad tambi¨¦n ejerce de 'narco'
Expedientes secretos indican que treinta presos en Guant¨¢namo reconocen ser traficantes
El yemen¨ª Omar Muhammad Ali al Rammah ha vivido con una intensidad poco habitual. A los 15 a?os, su padre le expuls¨® de casa por su adicci¨®n a las drogas, pate¨® las calles de San¨¢, durmi¨® a la intemperie y finalmente encontr¨® cobijo en las casas de prostituci¨®n m¨¢s frecuentadas de la ciudad. Nada de lo que le inculcaron durante los ocho a?os que asisti¨® a la escuela sirvi¨® para apartarle del ambiente delincuencial en el que se mov¨ªa desde ni?o como pez en el agua. Omar se dedic¨® al tr¨¢fico de hach¨ªs y coca¨ªna durante ocho a?os. "Raramente viv¨ªa en la misma casa m¨¢s de dos semanas. Me mov¨ªa tanto por mi relaci¨®n con el mundo de las drogas", ha confesado a sus interrogadores militares en la prisi¨®n de Guant¨¢namo.
Las fetuas de algunos imanes radicales autorizan robar o traficar con drogas si los beneficios revierten en la causa general
En el verano de 2001, el joven traficante atendi¨® los consejos de su t¨ªo Abd al Rahman que le convenci¨® para que tomara el camino recto: convertirse en un "devoto musulm¨¢n". Esa senda, en esta ocasi¨®n, pasaba por dos mezquitas radicales de Yemen y termin¨® en el ¨¢rea de Pankisi (Georgia) en la que Omar, de 36 a?os, entren¨® con armas y se prepar¨® para hacer la yihad global. Su sue?o se acab¨® al ser detenido en Georgia cuando preparaba un atentado con explosivos. En los bolsillos llevaba dos detonadores y cuatro pasaportes falsos, uno yemen¨ª y tres marroqu¨ªes.
Omar es uno de los 30 yihadistas presos en Guant¨¢namo que, seg¨²n los expedientes secretos del Departamento de Defensa de EE UU a los que ha tenido acceso EL PA?S, ha confesado a sus interrogadores su relaci¨®n con el tr¨¢fico de drogas, se?a de identidad de algunos islamistas radicales que atrae la atenci¨®n de los servicios de inteligencia. Sus responsables est¨¢n convencidos de que actividades y ataques de Al Qaeda y de sus grupos asociados se financian en Europa, ?frica y Asia con la venta de hach¨ªs, coca¨ªna, opio y estupefacientes. Una alianza diab¨®lica entre el crimen organizado y el terror que ya nadie se atreve a negar. "Un quebradero de cabeza m¨¢s para nosotros", reconoce un responsable de la polic¨ªa judicial italiana, uno de los servicios europeos que ha alertado con m¨¢s detalle sobre esta conjunci¨®n de intereses criminales. "Una preocupaci¨®n porque las ingentes cantidades de hach¨ªs que se intervienen en Espa?a generan enormes plusval¨ªas a las bandas que operan desde Marruecos y pueden desviarse a financiar el terrorismo islamista", advirti¨® tras el 11-M el comisario general de polic¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa Losada. Jamal Ahmidan, El Chino, uno de los suicidas de Legan¨¦s y presunto autor material del ataque contra los trenes de Atocha, era narcotraficante, y el atentado se financi¨® mediante el tr¨¢fico de hach¨ªs. Desde entonces, las evidencias de esta colaboraci¨®n entre narcos y yihadistas se han multiplicado y afloran como hongos en distintos escenarios.
En el extraordinario y complejo perfil que dibujan las fichas secretas de 759 presos recluidos en Guant¨¢namo se aprecia, entre otras, la imagen de traficantes de droga en Europa o en los pa¨ªses ¨¢rabes reconvertidos en miembros de Al Qaeda o las oscuras finanzas del movimiento talib¨¢n en Afganist¨¢n, una organizaci¨®n terrorista que vive del tr¨¢fico de opio y paga sus ataques con los beneficios de esta droga producida en su mayor parte en la provincia de Helmand bajo la direcci¨®n del antiguo comandante Abdul Wahid.
?Qui¨¦nes son los traficantes de droga profesionales, miembros o no de esa inquietante alianza, que acabaron presos en el limbo de Guant¨¢namo? Cada uno tiene una historia diferente, pero a casi todos les une la atracci¨®n inicial por el dinero, la fascinaci¨®n por la yihad y el uso que han hecho de su experiencia como traficantes en beneficio de Osama Bin Laden y de sus grupos asociados en todo el planeta. Algunos imanes radicales han emitido fetuas en las que se autoriza a robar o traficar con drogas si los beneficios revierten en la causa general. Los "hermanos" traficantes son ¨²tiles y bienvenidos.
El tunecino Rida Bin Saleh al Yazidi, de 46 a?os, dirigente del Grupo Combatiente Tunecino, asociado a Al Qaeda, viaj¨® hasta Afganist¨¢n gracias a un pasaporte falsificado que obtuvo "a trav¨¦s de sus antiguos contactos en el mundo de la droga", seg¨²n su expediente en Guant¨¢namo. Antes hab¨ªa residido en Italia, donde fue detenido como miembro de una c¨¦lula salafista. Mediante una carta de recomendaci¨®n, entr¨® en el campo afgano de Khaldan y recibi¨® entrenamiento en armas cortas y explosivos. Celebr¨® el 11-S en una casa de militantes en Kabul, y su aventura concluy¨® en las monta?as de Tora Bora en 2001, junto a otros 29 guardaespaldas y veteranos miembros de Al Qaeda que cuidaban de Bin Laden. "Espero morir como m¨¢rtir luchando contra los norteamericanos y los cruzados", ha espetado desafiante a sus interrogadores en Guant¨¢namo.
Lufti Bin Swei Lagha, otro tunecino de 42 a?os, relacionado con varios salafistas en Mil¨¢n, relat¨® a sus captores que la mayor¨ªa de los residentes del piso en el que resid¨ªa en Italia consum¨ªan y traficaban con drogas; Hasham Bin Ali Bin Amor, de 44 a?os, miembro del Grupo Combatiente Tunecino, arrestado en Italia y detenido en Afganist¨¢n, pas¨® por un centro de rehabilitaci¨®n de drogadictos y se dedic¨® al tr¨¢fico. "Fue a Afganist¨¢n para distanciarse de las drogas y buscar el camino recto hacia Al¨¢", dice su expediente; el iran¨ª Abdul Majid Muhammed, de 31 a?os, trabajaba en una tienda de flores en Zahedan, al sureste de Ir¨¢n, una tapadera para vender opio, hach¨ªs y hero¨ªna, un negocio en el que escal¨® pelda?os hasta negociar con Aiduk Khan, el mayor traficante del pa¨ªs. Seg¨²n su testimonio, Khan secuestr¨® a sus dos hermanos menores y amenaz¨® con asesinarlos si no le pagaba una deuda. Entonces decidi¨® ir a Afganist¨¢n, donde fue detenido.
Los testimonios del ceut¨ª Hamed Abderram¨¢n, de 36 a?os, y de Lahcen Ikassrrien, de 44, marroqu¨ª residente en Espa?a, exponen tambi¨¦n su vinculaci¨®n con el tr¨¢fico de drogas, seg¨²n relataron ambos a sus carceleros. Todo vale en favor de la nueva yihad global.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Terrorismo internacional
- Guerrilla Talib¨¢n
- Al Qaeda
- Infraestructura terrorista
- Wikileaks
- Filtraci¨®n documentos
- Financiaci¨®n terrorista
- Afganist¨¢n
- Oriente medio
- Narcotr¨¢fico
- Guerrillas
- Estados Unidos
- Pol¨ªtica exterior
- Delitos contra salud p¨²blica
- Grupos terroristas
- Guerra
- Asia
- Delitos
- Conflictos
- Medios comunicaci¨®n
- Empresas
- Terrorismo
- Justicia
- Relaciones exteriores
- Comunicaci¨®n