Laconismo
Director de La Revue Blanche entre 1895 y 1903, es dif¨ªcil compendiar los talentos del escritor franc¨¦s F¨¦lix F¨¦n¨¦on (1861-1944), cuyo aspecto y biograf¨ªa son tan sutilmente romancescos que no han encontrado todav¨ªa un autor a su altura. El ¨¢spero e inteligente cr¨ªtico Jean Paulhan enumer¨® sus aciertos como agudo juez de la mejor literatura y arte producidos en ese feraz y convulso momento hist¨®rico entre el ¨²ltimo tercio del siglo XIX y el primero del XX. Eso le vali¨®, seg¨²n Paulhan, el estar aureolado por una "gloria misteriosa", cuyo fulgor a¨²n no se ha disipado, a pesar de haber producido una obra literaria escasa y de una singularidad refractaria a cualquier encuadramiento. T¨¦cnicamente, se la podr¨ªa calificar como "period¨ªstica", pues la mayor¨ªa de sus textos fueron publicados en revistas y diarios, pero ni sus cr¨ªticas respond¨ªan a ning¨²n patr¨®n de este g¨¦nero hoy en progresivo desuso, ni nada de lo que escribi¨® en este medio, que Juli¨¢n R¨ªos dio en llamar pariodismo, respet¨® regla alguna, salvo quiz¨¢ la de abreviar al m¨¢ximo lo que se quiere contar.
En 1906, encargado por el diario Le Matin de la redacci¨®n de la p¨¢gina de sucesos, logr¨® all¨ª F¨¦n¨¦on una marca de laconismo jam¨¢s superada, porque se impuso, en la era del tel¨¦grafo, contar los accidentes y cr¨ªmenes m¨¢s banales o truculentos en s¨®lo tres l¨ªneas. Este prodigio de brevedad, cuyo ¨²nico parang¨®n posible es el haiku o, en efecto, el telegrama, mereci¨® recopilarse como libro, en 1948, con el t¨ªtulo de Nouvelles en trois lignes, cuya traducci¨®n literal al castellano es Noticias en tres l¨ªneas, aunque en la versi¨®n reci¨¦n editada en nuestra lengua se ha elegido el de Novelas en tres l¨ªneas (Impedimenta), lo cual no s¨®lo es asimismo correcto, sino que tiene tambi¨¦n su enjundia significativa. Porque el relato de un suceso real en tres l¨ªneas por su extrema concentraci¨®n sirve igual para la mera informaci¨®n como para excitar el vuelo de la imaginaci¨®n m¨¢s novelesca. En realidad, era lo que pretend¨ªa F¨¦n¨¦on: revelar el trasfondo abismal de lo epigram¨¢tico mediante una destilaci¨®n humor¨ªstica.
Un siglo despu¨¦s de esta relaci¨®n encadenada de sucesos, de formulaci¨®n tan acotada al m¨ªnimo, ninguna de las 1.200 notas escritas al respecto por F¨¦n¨¦on ha perdido la menor frescura, lo cual tiene el m¨¦rito a?adido de que los anecd¨®ticos accidentes padecidos, voluntaria o involuntariamente, por el hombre son siempre los mismos: una desdichada combinaci¨®n de mala fortuna y de instinto criminal, o, si se quiere, el encuentro entre un verdugo y su v¨ªctima. Pero analicemos un par de muestras: "El criado Sillot instala, en Neuilly, en la casa de su se?or ausente, a una mujer encantadora, tras lo cual desaparece, llev¨¢ndoselo todo, menos a ella" o "el amor. En Mirecourt, Colas, tejedor, aloja una bala en la cabeza de la se?orita Fleckenger, y a continuaci¨®n se trata a s¨ª mismo con el mismo rigor". No s¨¦; imag¨ªnense a este esp¨ªritu burl¨®n repasando lo acontecido, sin variar el formato ni el punto de mira, m¨¢s de un millar de veces. Las cosas que pasan siendo siempre en el fondo las mismas, y ¨¦l logrando no repetirse jam¨¢s. ?No demuestra eso acaso que el genio art¨ªstico se resuelve en tres l¨ªneas y el resto no es sino un prolijo relleno? M¨¢s: ?no radica en ello la superioridad de la poes¨ªa, esa telegraf¨ªa sin hilos, capaz de llegar con pocas palabras a lo esencial?
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