Melancol¨ªa
Aunque rabiemos por librarnos del pasado que tanto pesa y aburre, este no nos suelta, pues vivimos dentro de la Historia. Tras la muerte de Franco se le llam¨® "el b¨²nker" a los peri¨®dicos, cen¨¢culos y c¨ªrculos de poder radicados en Madrid y que reivindicaban y pretend¨ªan continuar el franquismo. Pues el b¨²nker, que se mantuvo a?os casi invisible, hace tiempo que recuper¨® su visibilidad. Estaba ah¨ª, siempre lo estuvo, y emerge en su plenitud con la ola de la derecha. Instituciones como la Real Academia de la Historia son uno de esos refugios de la ideolog¨ªa franquista y ahora se muestra editando su Diccionario Biogr¨¢fico Espa?ol. Es la Historia de Espa?a de la escuela franquista, el fascismo espa?olista. Y no tiene nada de raro, las batallas ideol¨®gicas nacionalistas se dan en el campo de la historia y la lengua. A estas alturas no podemos fingir inocencia, si queremos sabemos perfectamente qui¨¦nes fueron nuestros maestros en historiograf¨ªa y ling¨¹¨ªstica: salvo algunas excepciones fueron del campo de los vencedores, los franquistas, y sus ense?anzas en esos campos estuvieron te?idas de ideolog¨ªa desde su misma ra¨ªz. Del mismo modo que podemos querer a nuestros padres a pesar de discrepar de sus ideas o de sus actos, tambi¨¦n podemos respetar y tener afecto por nuestros maestros reconociendo qui¨¦nes eran y sometiendo a cr¨ªtica sus ense?anzas.
No trajeron propuestas ¨²tiles para salir de la crisis, pero ?qui¨¦n las tiene?
Lo caracter¨ªstico de este tiempo es que perdura tan viva una ideolog¨ªa tan rancia y dura como ese integrismo espa?olista, y a pesar de lo que se diga y de lo que se oculta, las heridas nacionalistas est¨¢n ah¨ª tan vivas como siempre. Es lo que ocurre en esa triunfante selecci¨®n espa?ola que cuanto m¨¢s se la celebra m¨¢s evidente resulta que est¨¢ rota, y no porque est¨¦n enfrentados los jugadores de dos clubes, el Barcelona y el Real Madrid, sino porque est¨¢n enfrentados jugadores que gritan "?Arriba Espa?a!" y promocionan la prensa de la ultraderecha, La Gaceta, con otros que celebran la victoria paseando la senyera. Eso es lo que hay, el amargo enfrentamiento entre dos clubes de f¨²tbol, entre dos formas de entender el f¨²tbol y el juego, s¨®lo es la expresi¨®n de un corte muy dif¨ªcil ya de suturar. Y ya no hablo de Euskadi y Bildu. La informaci¨®n pol¨ªtica, la visi¨®n de la realidad que nos llega desde Madrid es hoy por hoy una ficci¨®n construida para ocultar que en Bilbao o Barcelona, por ejemplo, se viven realidades, o ficciones, completamente distintasy ajenas.
Pero ya se ha presentado en sociedad una generaci¨®n que acamp¨® en las plazas y dice negar las ideolog¨ªas pol¨ªticas existentes, las de la derecha y las de la izquierda. Una generaci¨®n que cree no tener ideolog¨ªa, ignorando que en la vida no existen los espacios vac¨ªos y que lo que ocurre simplemente es que la ideolog¨ªa dominante es invisible. Claro que tienen ideolog¨ªa, y la expresaron interviniendo en la campa?a electoral y condicion¨¢ndola. Hubo quien simpatiz¨® de modo entusiasta con su protesta, quien la comprend¨ªa pero le disgust¨® lo que fue una impugnaci¨®n del Gobierno que favorec¨ªa a su oposici¨®n de la derecha. Pero adem¨¢s de tener derecho a expresarse, si nadie se hab¨ªa dirigido a ellos en tantos meses, tambi¨¦n ten¨ªan su raz¨®n en protestar.
No trajeron propuestas ¨²tiles para salir de la crisis, pero ?qui¨¦n las tiene? ?Las ten¨ªan los dirigentes del FMI, Banco Mundial, gobiernos norteamericano o europeos? Nadie tiene derecho a exig¨ªrselas, en cambio esa juventud s¨ª tiene derecho a plantear que tiene problemas. En todo caso, con su cacao ideol¨®gico a cuestas, que no es mayor que la confusi¨®n que tiene hoy cualquier persona que se pregunte con sinceridad por problemas como el paro, acaba de aparecer una contestaci¨®n pol¨ªtica nueva: afirman no participar de las ideolog¨ªas pol¨ªticas tradicionales y descreen del Partido Socialista, tampoco parecen creer en IU ni en el BNG. El PP y las organizaciones minoritarias de la derecha se frotan las manos, la derecha no se ve cuestionada en absoluto, pero la izquierda deber¨ªa pensarlo todo con humildad. Si siguiese habiendo trabajo, empleos para universitarios, hipotecas a buen precio aparentemente nada ocurrir¨ªa, pero esa situaci¨®n anterior era un enga?o: la izquierda no sabe qu¨¦ direcci¨®n ofrecerle a la sociedad. Solo disculpas, astucias y balones fuera ofreciendo un continu¨ªsmo que hoy est¨¢ vac¨ªo.
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