"En Espa?a nunca vamos a tener un Rock Hudson"
Lleva 20 a?os como activista, pero habla de su tarea con la pasi¨®n de un ne¨®fito. Udarriaga, Udi, Garc¨ªa (Bilbao, 1965) empez¨® como voluntaria en ONG de VIH/Sida en los a?os de hierro, "cuando el diagn¨®stico era una sentencia" y desde hace uno preside la Coordinadora Estatal de VIH/Sida (Cesida).
"Entonces era m¨¢s f¨¢cil ser visible. ?ramos cuatro de la cuadrilla, y, total, la idea era que no ten¨ªas qu¨¦ perder". Ahora, ese empuje —"bastante irreflexivo"— se ha perdido. Lo dice sin reprochar a nadie lo que hace. "Yo no juzgo, nuestro trabajo es escuchar y orientar", afirma. Por eso comprende a los que salen del armario del sida —la expresi¨®n, tomada de los colectivos gais, es ya parte del discurso de los activistas— y a los que no. "Est¨¢ bien quien lo hace, sobre todo si lo hace convencido, por ¨¦l mismo. El que lo hace siente que se ha quitado unas cuantas piedras de la mochila. Pero, adem¨¢s, es un acto de valent¨ªa y generosidad, porque hace que la poblaci¨®n general nos respete m¨¢s, que entienda la normalizaci¨®n". Pero enseguida matiza: "Claro que, hay que hacerlo bien, hay que estar convencido, si no est¨¢s preparado y no lo has trabajado, cuidadito. Porque seg¨²n lo cuentes puedes ayudar o asustar mucho", aclara.
Recuerda, al principio, alg¨²n caso de compa?eros que aprovechaban cualquier c¨¢mara para decirlo, aunque no estuvieran en condiciones f¨ªsicas o mentales. "Me acuerdo de un d¨ªa del sida, un 1 de diciembre de 1992. Est¨¢bamos todo el vasquer¨ªo duro, que ahora est¨¢n casi todos muertos, y cuando se acercaba una c¨¢mara casi hab¨ªa colas. El discurso era muy agresivo, del tipo 'vamos a por todas, a m¨ª ya me da igual".
Eso, para bien y para mal, ha cambiado. "Ahora hay mucho m¨¢s que perder, hay muchas expectativas. Te puedes casar, querer tener una hipoteca. Cuando pienso en compa?eras m¨ªas de entonces, que hora son abuelas...", afirma. "Y con esa comodidad, con la cronicidad y la posibilidad de hacer una vida normal, tienes m¨¢s miedo".
Por eso ella est¨¢ convencida de que en estos tiempos "en Espa?a no vamos a tener un Rock Hudson", dice en referencia al actor que puso cara a la enfermedad en 1985. "En Espa?a quien m¨¢s cerca estuvo fue el artista Pepe Espali¨², pero bastar¨ªa con alguien medianamente conocido para que fuera toda una revoluci¨®n, como ha pasado con Boris Izaguirre, Jes¨²s V¨¢zquez y Fernando Grande Marlaska para los gais", a?ade.
El debate sobre visibilizar o no, adem¨¢s, "afecta a todo el entorno", afirma Garc¨ªa. Y, mal que le pese, se pone como ejemplo de esa aparente contradicci¨®n. "Mi marido es un gran aliado, un gran c¨®mplice. En este caso, puedo decir que detr¨¢s de una mujer hay un gran hombre. Pero en esto, prefiere que le deje al margen. Me acompa?a y mis amigos le conocen, pero prefiere no ser un personaje p¨²blico", afirma.
El asunto es tan importante que "la lucha contra el estigma asociado al sida se ha convertido, desde la aparici¨®n de los tratamientos de alta eficacia, en la bandera del movimiento en Espa?a". "Por eso reivindico nuestra especificidad. Hay otras enfermedades, pero a nadie le despiden por ser diab¨¦tico; por tener sida, s¨ª".
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