Tambi¨¦n reina de la escena

Harold Pinter llega a las tablas de la capital brit¨¢nica con Betrayal, una historia de (des)amor en sentido descendente que viaja desde 1977 a 1970 persiguiendo el origen de un adulterio ya finiquitado pero que ha dejado secuelas en el d¨ªa a d¨ªa de sus protagonistas. El escritor ingl¨¦s (fallecido en 2008) dibuja una relaci¨®n a tres que funciona a tajo limpio y en la que la mujer del tr¨ªo es el motor de la acci¨®n. Para los polos masculinos de la obra, su director, Ian Rickson, escogi¨® a dos actores rodados en el mundillo, Douglas Henshall y Ben Miles (en un papel que iba a interpretar Colin Firth). Para la f¨¦mina la cosa result¨® m¨¢s complicada. Al final el trono fue para una aut¨¦ntica reina de los escenarios, Kristin Scott Thomas.

Se planta en el escenario y es imposible quitarle la vista de encima

Scott Thomas, actriz a la que todos recuerdan por su deliciosa actuaci¨®n en pel¨ªculas como Cuatro bodas y un funeral (1994), El paciente ingl¨¦s (1996) o la m¨¢s reciente Nowhere boy, ha aceptado protagonizar durante 13 semanas la obra de Pinter en un peque?o teatro, el Comedy, escondido en una callejuela a pocos metros del bullicio de Picadilly. En su fachada, nada de cr¨ªticas superlativas embadurnando las paredes ni letras de ne¨®n, tan solo el cartel de la obra y los nombres del triplete actoral.

Lo m¨¢s llamativo es la ausencia de campa?a publicitaria de tal modo que uno puede pasearse por Londres de norte a sur y de este a oeste sin enterarse de que una actriz que tiene cinco pel¨ªculas pendientes de estreno y que pasa por ser uno de los rostros m¨¢s populares de su generaci¨®n est¨¢ representando una obra a cuatro pasos de all¨ª.

A pesar de los esfuerzos de Henshall y Miles, Scott Thomas barre a sus compa?eros con ese aplomo que tienen los que salen a comerse el mundo porque pueden. A veces meditabunda, otras rozando el llanto, se planta en el escenario y resulta imposible quitarle la vista de encima, ba?ada por un magn¨ªfico trabajo de iluminaci¨®n (especialmente en aquellos pasajes que transcurren en Venecia y en el apartamento que comparte con su amante) y respaldada por una escenograf¨ªa tan brillante como funcional. Emma, una mujer enamorada del mejor amigo de su marido, le da a Scott Thomas la oportunidad de explorar todo el arco emocional de una relaci¨®n, con el desaf¨ªo adicional de contarlo de presente a pasado, oblig¨¢ndola a modular los sentimientos con un perverso sentido cronol¨®gico. A tanto llega el encaje de la actriz con su maravillosa Emma que parece que Pinter escribi¨® la obra pensando en ella.

En el peri¨®dico The Guardian, y en una de las pocas entrevistas concedidas a cuenta de la obra, la int¨¦rprete confiesa que el teatro le proporciona "una maravillosa sensaci¨®n de libertad" y reconoce que le hab¨ªa sido ofrecida antes pero que la hab¨ªa rechazado por su impresi¨®n de que se parec¨ªa demasiado a lo que hac¨ªa habitualmente. Tampoco puede descartarse que su paso por el cine franc¨¦s y su divorcio de su pareja durante 17 a?os hayan pesado en la decisi¨®n de aceptar a oferta de Ian Rickson para encabezar Betrayal. Aunque ya se present¨® el 27 de mayo, el estreno oficial de la obra ser¨¢ el 16 de junio y permanecer¨¢ en el Comedy Theatre hasta el 20 de agosto.