La selecci¨®n natural de Red Bull
El sistema de cantera de la escuder¨ªa impulsa la competencia extrema entre los j¨®venes pilotos: solo los mejores sobreviven
Hace un par de d¨ªas, Sebastian Vettel paseaba tranquilamente en bicicleta por las calles m¨¢s c¨¦ntricas de Montreal. Le acompa?aba su padre, Norbert, que se quedaba fuera mientras Seb entraba en las tiendas de ropa sin que nadie le molestara. Norbert le sigue a todas las carreras y, sin embargo, casi siempre permanece en un segundo plano. Como la mayor¨ªa de pilotos, Vettel es una animal de costumbres. Cada domingo hace el mismo ritual antes de subirse al coche. Una de las ¨²ltimas personas que le desea suerte y una de las primeras que le recibe despu¨¦s, independientemente del resultado, es Helmut Marko (Austria, 1943), el hombre elegido por Dietrich Mateschitz, el propietario del imperio de Red Bull, para dirigir su proyecto deportivo m¨¢s ambicioso, la formaci¨®n de los j¨®venes pilotos, una empresa que Vettel culmin¨® en noviembre pasado al convertirse en el campe¨®n del mundo m¨¢s joven de la F-1.
En 10 a?os han pasado 150 chavales. Quedan cuatro, entre ellos Carlos S¨¢inz
Vettel da sentido a toda la filosof¨ªa de la marca a partir del triunfo del Red Bull J¨²nior Team, la f¨®rmula de promoci¨®n de la estructura, un programa por el que en 10 a?os han pasado 150 chavales y solo quedan cuatro: Daniel Ricciardo, un australiano de 21 a?os; Jean-?ric Vergne, franc¨¦s y de esa misma edad; Daniil Kvyat, ruso, de 17; y Carlos S¨¢inz j¨²nior, hijo del bicampe¨®n del mundo de Rallies, que tiene 16.
Vettel, Jaime Alguersuari y Sebastian Buemi (estos dos ¨²ltimos pilotos en Toro Rosso) ejemplifican, en este momento, las posibilidades de esta catapulta hacia la F-1. Una lanzadera despiadada por la tremenda competitividad que exige. Y todo ello a partir de la voluntad de Marko, que maneja el tinglado a todos los niveles, desde el proceso de selecci¨®n al de renovaci¨®n, y que en estos 10 a?os ha perfeccionado el m¨¦todo.
Todo comenz¨® en el oto?o de 2000, en Estoril. All¨ª reuni¨® a un grupo de ni?os que hab¨ªan despuntado en el karting y les hizo salir a rodar mientras ¨¦l se iba a verlos trazar las cuervas. De su intuici¨®n depend¨ªa la decisi¨®n de incorporarlos o no al J¨²nior Team. Se impon¨ªa su criterio.
"La selecci¨®n es dura, pero lo que viene despu¨¦s a¨²n es mucho peor porque el se?or Marko est¨¢ muy encima y presiona una barbaridad. La mayor¨ªa de pilotos no duran m¨¢s de un a?o y tres meses". Quien habla es Jaime Alguersuari, padre del actual piloto de Toro Rosso, que ha vivido muy de cerca la influencia y la mano de hierro de Marko. Ricciardo y Vergne, por ejemplo, coinciden en las World Series, un campeonato que Red Bull emplea para foguear a sus chicos, y que cuesta alrededor de 700.000 euros, mucho m¨¢s barato que la GP2 (dos millones por curso). "A Ricciardo le ha repetido que si quiere tener alguna posibilidad de saltar a la F-1 debe ganar, y a Vergne le ha dicho que lo echar¨¢n a la calle si no gana a Ricciardo. Aqu¨ª no quieren repetidores", puntualiza una fuente muy pr¨®xima al J¨²nior Team. "En los cinco a?os que uno de estos chicos puede tardar en llegar a la F-1 si no lo despiden antes, Red Bull invierte en ¨¦l unos tres millones de euros, y por eso quiere tener la certeza de que su apuesta es la indicada", a?ade Alguersuari. Su hijo realiz¨® la prueba en Estoril hace seis a?os, cuando ten¨ªa 15. El d¨ªa anterior estaba en Barcelona y recibi¨® una llamada de Marko para que viajara. En unas pocas vueltas logr¨® el mejor tiempo y lo seleccionaron.
Un caso parecido es el de Sainz. "Hay un ejemplo muy revelador de c¨®mo funciona esta gente", argumenta el padre. "En 2010 inscrib¨ª a Carlitos para una selecci¨®n de una beca de BMW. Entonces, Red Bull le fich¨® y yo pens¨¦ que ya no hac¨ªa falta que corriera la criba final. Pero Marko le oblig¨® a disputarla y a ganarla para que demostrara al resto por qu¨¦ Red Bull le hab¨ªa contratado".
Cuando uno de estos j¨®venes aspirantes comienza a correr bajo el paraguas de Red Bull, su trayectoria est¨¢ en manos de Marko, que decide en qu¨¦ campeonato tomar¨¢ parte, sin que nadie, ni siquiera la familia, tenga ni voz ni voto. En este caso, el s¨ªmbolo de los b¨²falos est¨¢ por encima de cualquier aspecto individual, lo mismo que ocurre, por ejemplo, en Ferrari, donde el prestigio de il cavallino es lo ¨²nico que prevalece. Por eso, el primer contrato que el piloto firma con Red Bull es leonino, de forma que el equipo puede echarle sin darle una sola explicaci¨®n, aunque el involucrado debe pactar su salida e indemnizar a la marca, en caso de querer romper el v¨ªnculo, en concepto de formaci¨®n.
"La filosof¨ªa de este proyecto es la de respaldar a los j¨®venes, pero ellos tienen que ser conscientes de la inversi¨®n que realiza en ellos Red Bull. Por eso les presiono", asegura Marko. "Deben saber manejar la presi¨®n y por eso firman contratos de un solo a?o. Tienen que convivir los unos con los otros y llevarse bien fuera de la pista pero pelearse entre ellos dentro. Esto no es Disneylandia, y lo ¨²nico que hacemos es generar la atm¨®sfera m¨¢s parecida a la que se encontrar¨¢n los que tengan la posibilidad de correr en la F-1", concluye el expiloto.
Tras el exitazo de Vettel, Red Bull debe buscar relevo a Webber. Alguersuari y Buemi esperan su oportunidad. Han sobrevivido a la selecci¨®n natural de Red Bull. Solo los m¨¢s fuertes lo hacen.
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