?La lista m¨¢s votada?
El mi¨¦rcoles pasado, en una tertulia en que se hablaba de las perspectivas pol¨ªticas en Badalona, dije que el criterio de la lista m¨¢s votada, como una exigencia democr¨¢tica, me hab¨ªa parecido siempre de muy poco peso, casi una broma. Una vez constituidos los Ayuntamientos y, por tanto, apagado en parte el ruido pol¨ªtico sobre el tema, me gustar¨ªa aportar unas reflexiones al respecto para ayudar a despejar confusiones.
En las Constituciones modernas hay dos orientaciones sobre los mecanismos de elecci¨®n de los gobernantes. El primero, que podemos llamar directo o presidencialista, permite que los ciudadanos puedan elegir directamente a su presidente, jefe de Gobierno o alcalde. En el segundo, indirecto o parlamentario, los ciudadanos eligen a sus diputados o sus concejales y son estos quienes, en una segunda votaci¨®n eligen al presidente o al alcalde. Los casos de EE UU o de Francia corresponden al primer tipo (por eso tienen elecciones presidenciales y legislativas separadas). En cambio, la gran mayor¨ªa de los Estados europeos se han inclinado por la segunda.
?Es aceptable invocar la lista m¨¢s votada para ayudar a que el PP tenga la alcald¨ªa de Badalona?
Espa?a escogi¨® el indirecto. La presidencia del Gobierno, la de la Generalitat o la alcald¨ªa no corresponde al que obtiene m¨¢s votos en las elecciones, sino al que consigue una mayor¨ªa de los votos de los diputados, o de los concejales. Si la lista m¨¢s votada obtiene m¨¢s del 50% de los diputados, la segunda elecci¨®n se convierte en un puro tr¨¢mite, pero en los dem¨¢s casos hay que conseguir conformar una mayor¨ªa para obtener la nominaci¨®n. Si no se alcanza, el hecho de ganar las elecciones (si se entiende por ello ser la lista m¨¢s votada) no da derecho a reclamar ninguna investidura.
?Cu¨¢les son, pues, los derechos de la lista m¨¢s votada? A mi entender, dos. En primer lugar, tener la opci¨®n de ser el primer grupo en intentar establecer acuerdos con otros para obtener una mayor¨ªa que asegure un Gobierno estable. Esta primac¨ªa la tienen en cuenta los Reyes y los presidentes de la Rep¨²blica al hacer el "encargo de formar Gobierno". Si el primer intento falla, otros grupos lo intentan y, si ninguno lo consigue, la lista m¨¢s votada tiene el derecho a gobernar en minor¨ªa cuando as¨ª est¨¢ establecido, como es el caso de los Ayuntamientos espa?oles. En otros casos, se convocan nuevas elecciones. Despu¨¦s de estas puntualizaciones, respondo algunas preguntas.
?Es el nuestro el mejor sistema? No estoy seguro. En el caso de los municipios, podr¨ªa ser mejor un sistema con una segunda vuelta entre las dos primeras listas. Esto reforzar¨ªa mucho al alcalde. El gobierno en minor¨ªa es una soluci¨®n para salir del paso, pero de gran debilidad. Los que, en Catalu?a, critican no sin raz¨®n el sistema actual, tienen hace 20 a?os pendiente de aprobar una nueva ley electoral. Mientras, respetemos la actual sin quejas.
?Se puede decir que no es democr¨¢tico que gobiernen los perdedores? Si en un municipio, un partido gana las elecciones con el 40% y otros dos las pierden con el 30% cada uno, ser¨ªa buena la f¨®rmula de un gobierno con el 70%, pero uno soportado por el 60% sigue representando claramente la voluntad popular, mucho m¨¢s que uno del 40% en solitario. Poner en duda la legitimidad democr¨¢tica de un gobierno porque en ¨¦l no est¨¦ la lista m¨¢s votada, es confundir a la gente y hacer un flaco favor a la democracia.
?Son buenas todas las coaliciones y todos los pactos? En absoluto. Son buenos aquellos que responden a la necesidad de llevar a cabo conjuntamente un proyecto pactado y anunciado (el PSC y ERC en 2003, pactando promover la reforma del Estatuto). No lo son aquellos que quieren dejar de lado importantes diferencias entre los pactantes (el PSC queriendo desplegar en 2006 el Estatuto con ERC, que lo vot¨® en contra, o CiU queriendo ampliar en 2011 el autogobierno con el PP, que adem¨¢s de votarlo en contra lo recurri¨® ante el TC). En casos as¨ª la impresi¨®n es que se trata de acceder al poder para repart¨ªrselo, y esto hace mucho da?o a la pol¨ªtica.
?Es aceptable invocar la lista m¨¢s votada, para ayudar a que el PP tenga la alcald¨ªa de Badalona? Un pacto CiU-PP con esta finalidad puede ser leg¨ªtimo, pero hay que explicar sus razones. Justificarlo como respeto a la lista m¨¢s votada suena a una muy mala excusa, produce desorientaci¨®n y hace tambi¨¦n mucho da?o.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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