Artesan¨ªa para salvar Os Mu¨ª?os
En la que fue zona obrera de Mondo?edo, el molinero de 77 a?os convive con j¨®venes artistas atra¨ªdos por el Ayuntamiento para levantar el barrio
Antes de morir, Alejandro Fern¨¢ndez Soto, O Patrulla, ¨²ltimo de los cacharreiros de Mondo?edo, le ense?¨® a Chus Lage los secretos de su oficio. La hoy alfarera, de 47 a?os, estuvo 10 al lado de su maestro y hoy tiene un taller-museo en Os Mu¨ª?os, al lado de los canales del r¨ªo Vali?adares, los viejos lavaderos de piedra y los molinos a los que debe su nombre el barrio m¨¢s trabajador de Mondo?edo. La artesan¨ªa en la ciudad ha pasado por tiempos mejores, pero Lage no es la ¨²nica que se ha instalado en los ¨²ltimos a?os en el que fue enclave obrero de la ciudad, castigado por la p¨¦rdida de poblaci¨®n, mitigada a principios de la d¨¦cada pasada con la construcci¨®n de viviendas sociales y la rehabilitaci¨®n de algunos edificios tradicionales para alquilar a j¨®venes. Un zoqueiro, un titiritero, una ser¨ªgrafa y una fot¨®grafa ocupan gratuitamente los bajos, propiedad del Ayuntamiento de Mondo?edo, con la condici¨®n de arrastrar a los visitantes fuera del casco viejo.
En 2005, Exp¨®sito se le quej¨® a Fraga de la falta de ayudas para los artesanos
Para la mayor¨ªa, sigue siendo dif¨ªcil vivir de los talleres en invierno
Pero el asociado con m¨¢s experiencia es Edelmiro Exp¨®sito, que con 77 a?os sigue atendiendo su molino de agua, propiedad de su familia desde hace m¨¢s de medio siglo. Recibe trigo y ma¨ªz -aunque cada vez menos- y tambi¨¦n curiosos atra¨ªdos por la tenacidad del molinero. Lo que en el pasado era un medio de vida para los vecinos es ahora una rareza que se fotograf¨ªa.
"Ya apenas se siembra y eso que era buena tierra esta y la del valle de Lourenz¨¢", recuerda en un descanso de su tarea, que lo ocupa los siete d¨ªas de la semana. Cuando en 2005 Manuel Fraga visit¨® Mondo?edo - el barrio acababa de ganar un premio de 42.000 euros por su proyecto de rehabilitaci¨®n- el entonces presidente de la Xunta se mostr¨® muy interesado por la tradici¨®n artesana de Os Mu¨ª?os. "Me dijo que no pod¨ªamos dejarlo morir, y yo le respond¨ª: 'Mire, se?or Fraga, con todo el respeto que le tengo, esto se va a morir porque no tenemos ayuda de ning¨²n tipo". La ¨²ltima reparaci¨®n del molino, como todas las dem¨¢s, las pag¨® de su bolsillo. Los clientes vienen cada vez desde m¨¢s lejos. La mayor¨ªan son agricultores que traen el cereal desde Barreiros o Ribadeo. Muy lejanos quedan ya los tiempos en los que Os Mu¨ª?os reun¨ªa, en un radio de un kil¨®metro, hasta ocho molinos en funcionamiento. Solo el de Edelmiro est¨¢ restaurado y sigue moliendo, aunque sin esperanzas de relevo, porque no tiene hijos ni conoce a nadie interesado en sucederle. "Me gustar¨ªa mucho que esto saliese adelante, me da mucha pena que se acabe", dice. No niega su escepticismo.
Con las inversiones del Instituto de Vivenda e Solo (IGVS) y la cesi¨®n de locales por parte del Ayuntamiento de Mondo?edo, en Os Mu¨ª?os se crey¨® en el fin de la par¨¢lisis. Arturo P¨¦rez, vigu¨¦s de 53 a?os, se qued¨® prendado de Mondo?edo y acept¨® instalar su taller en el barrio, a pesar del nomadismo propio de sus colegas titiriteros. Pero para sobrevivir sigue dependiendo de las ferias. Mondo?edo tuvo cierta tradici¨®n juguetera, pero aun as¨ª es complicado atraer m¨¢s visitantes que los ni?os de los colegios de la comarca. Tambi¨¦n combina el taller con las ferias Alberto Geada, el joven zoqueiro de Alfoz que expone piezas antiguas -algunas cosidas con hilo de plata e incrustaciones de madre perla, para los ba?os turcos- y fabrica otras de dise?o para pasarelas del extranjero. Mar¨ªa, encargada de A Xente das Cores, un estudio de serigraf¨ªa del que salen camisetas estampadas con motivos naturales, y Luisa Trigo, que atesora el rico arquivo fotogr¨¢fico de Santiago Pernas, documentalista de la ciudad, completan la plantilla de artesanos de Os Mu¨ª?os. En invierno, algunos apenas abren o lo hacen mediante cita previa.
En Mondo?edo, el turista es esquivo con Os Mu¨ª?os; acude a la Catedral, se retrata con la escultura de Cunqueiro, que observa la plaza del templo con un libro en la mano, y recorre las calles del centro. Seguramente, tambi¨¦n se acabe enterando de la invocaci¨®n a Dios que, seg¨²n la leyenda, grit¨® la cabeza rodante de Pardo de Cela en la plaza de la Catedral. Pero hasta hace dos meses, el Ponte do Pasatempo, el paso medieval en el que los enviados por la reina de Castilla entretuvieron a la esposa del noble, estaba remachado con cemento y pocos lo visitaban. Ahora, restaurado, lo promocionan en la Oficina de Turismo. Como la Taberna do Valeco, o la alfarer¨ªa de Chus Lage, que antes fue de Delfino Freire, O Vendaval, por el que Cunqueiro sent¨ªa p¨²blica admiraci¨®n.
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