Familias a la medida
M¨¢s de 1,2 millones de matrimonios han acudido al divorcio desde que se legaliz¨®, hace ahora 30 a?os - Uno de cada tres ni?os nace ya de parejas no casadas - El n¨²mero de bodas est¨¢ descendiendo desde hace m¨¢s de un lustro
Abri¨® la espita a los profundos cambios que ha sufrido la familia espa?ola. Van a cumplirse 30 a?os desde que, el 22 de junio de 1981, el Parlamento aprobaba de nuevo el divorcio, un derecho establecido en la Rep¨²blica y que Franco derog¨®. Atr¨¢s quedaban los tiempos del c¨®nyuge para toda la vida, al hilo de la doctrina cat¨®lica. Desde entonces, m¨¢s de 1,2 millones de matrimonios se han disuelto y la familia se ha convertido en las familias. Los cambios han vestido de diversidad esta f¨®rmula que se mantiene, con crecientes variaciones, como el modo de vida m¨¢s frecuente. Uniones de hecho, hogares monoparentales (incluidos los de quienes eligen tener hijos en solitario), familias reconstituidas (nuevas uniones tras las rupturas), formadas por personas del mismo sexo (alcanzaron su derecho al matrimonio en 2005). Un men¨² variado para un plato basado en la afectividad y la vida compartida.
En uno de cada cinco enlaces, al menos un c¨®nyuge es extranjero
Las uniones civiles superar¨¢n a las religiosas desde 2009
Los divorcios caen desde 2008 por la crisis econ¨®mica, seg¨²n los expertos
"Hay que garantizar a los hijos la igualdad de oportunidades", pide un soci¨®logo
"Casi nadie se sorprende con las f¨®rmulas distintas de la familia tradicional. Incluso se acepta la maternidad subrogada en parejas del mismo sexo. En 30 a?os se ha producido un vuelco ideol¨®gico plasmado en la realidad legal y en las expectativas de las personas", asegura Gerardo Meil, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM). Esa "tolerancia" y esa normalizaci¨®n de las distintas f¨®rmulas familiares se debe en parte a una "reacci¨®n contra el franquismo" y en parte a un "proceso de individualizaci¨®n muy fuerte con ca¨ªda del control social", dice. Para otro experto en los modos de convivencia como Llu¨ªs Flaquer, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, la tolerancia siempre estuvo ah¨ª. "Los cambios se produc¨ªan antes de que las leyes los recogieran, pero luego las normas han contribuido a impulsar la diversidad, acelerada desde 2000", explica. "Se ha demostrado la gran capacidad de adaptaci¨®n del grupo familiar a los tiempos", plantea el tambi¨¦n catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Julio Iglesias de Ussel, de la Universidad Complutense. Para ¨¦l, la diversidad familiar siempre ha estado presente, aunque fuera a escondidas. Cree que la tolerancia es, en realidad, "indiferencia" y que la situaci¨®n espa?ola es similar a la europea.
"El cambio fundamental de los ¨²ltimos tiempos es la igualdad entre hombres y mujeres. La relaci¨®n de pareja es m¨¢s profunda porque es m¨¢s igualitaria", contin¨²a Iglesias de Ussel. "La incorporaci¨®n femenina al mercado de trabajo ha sido un factor clave para la diversidad", a?ade Flaquer. La directora general del Instituto de la Mujer, Laura Seara, da una vuelta m¨¢s: "La creciente igualdad ha favorecido la diversidad familiar, y viceversa".
A estas alturas del siglo XXI, se ha consagrado el derecho a vivir como se quiera sin censura social. "Lo que me sorprende es que la gente siga cas¨¢ndose aunque ese paso ya no es obligatorio para convivir", plantea Meil. La clave, seg¨²n ¨¦l, est¨¢ en que en "el rito" de la boda se busca "la seguridad". "La creencia generalizada es que el matrimonio es para toda la vida, salvo que fracase, mientras que la uni¨®n de hecho dura lo que dura", afirma.
Con todo, las bodas ya no son lo que eran: van en declive. En n¨²mero, caen desde 2004, cuando se registraron 216.149. El descenso se ha acelerado en los tiempos de crisis econ¨®mica (177.144 en 2009). Si se analiza el n¨²mero de nuevos matrimonios por cada 1.000 habitantes, la ca¨ªda comienza mucho antes. De los 5,8 de 1980 a los 3,8 de ahora, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
Menos tendencia al matrimonio, cada vez m¨¢s tard¨ªo (33 a?os para los hombres y 30,8 las mujeres al contraer la primera uni¨®n) y nuevas variedades forzadas por el modo de vida, como los "matrimonios de fin de semana" que destaca Meil: parejas que viven separadas de lunes a viernes porque trabajan en distintas ciudades. Otra novedad, alentada por la inmigraci¨®n y la creciente movilidad, es el aumento de los matrimonios con al menos un contrayente extranjero: ya son uno de cada cinco.
Menos bodas y, sobre todo, civiles, reflejo de la creciente secularizaci¨®n de la sociedad espa?ola. Hace 30 a?os eran el 5,6%. Ahora son mayor¨ªa. En 2009 los matrimonios ante el altar fueron minor¨ªa por primera vez (54,8% de bodas civiles). Las uniones en el juzgado se han visto engrosadas por el matrimonio homosexual, un derecho reconocido en 2005 y sobre el que a¨²n debe pronunciarse el Tribunal Constitucional tras el recurso del Partido Popular. Se celebran en torno a 3.000 al a?o y predominan los contraidos entre varones. Como el de David Jeric¨® y Jes¨²s Santos: "Casarnos nos ha dado tranquilidad, con may¨²sculas", dice el primero. "La ley de 2005 ha sido un paso de gigante, pero para nosotros el gran paso fue adoptar a Gabriel hace siete a?os".
"Ten¨ªamos miedo a muchas cosas: ?qu¨¦ pasar¨ªa en el pediatra?, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa en el colegio?", prosigue Jeric¨®. Y no ha pasado nada, salvo alguna an¨¦cdota de lo que ¨¦l califica como "discriminaci¨®n positiva". La protagonizan parientes y amigas que "corrigen o aleccionan" a la pareja sobre c¨®mo vestir al chaval o qu¨¦ darle de merienda. "El ni?o dice que tiene dos pap¨¢s y nadie se mete con ¨¦l", resume Jeric¨®.
Frente a los matrimonios, las parejas de hecho siguen ganando terreno. Seg¨²n los ¨²ltimos datos que ha elaborado el catedr¨¢tico Meil a partir de varias encuestas, el 19,3% de las parejas heterosexuales que conviven lo hacen sin casarse. En 2001 eran el 9%. Flaquer cree que se han convertido en una opci¨®n normalizada, lejos de la "militancia" que anta?o mostraban muchos de los que eleg¨ªan esta f¨®rmula. No obstante, muchas uniones de hecho se convierten en matrimonios cuando deciden tener hijos.
Los hijos, precisamente, dan claves de un cambio que incluye a las parejas de hecho y tambi¨¦n a las mujeres que deciden procrear solas. En 1981, solo el 4,4% de los beb¨¦s nac¨ªan fuera del matrimonio. Ahora lo hace uno de cada tres (el 34,4% de los nacidos en 2009 son de madre no casada, seg¨²n el INE).
Inma Palma est¨¢ al frente de uno de los 558.000 hogares monoparentales espa?oles, una f¨®rmula que crece r¨¢pidamente (en 2002 eran 303.200). Lo eligi¨®. "Quer¨ªa ser madre y no ten¨ªa pareja. Me plante¨¦ si tener un hijo biol¨®gico o adoptar", relata. Se decant¨® por lo ¨²ltimo y cumpli¨® su deseo hace un lustro. Est¨¢ feliz y solo encuentra un problema: "Es m¨¢s dif¨ªcil conciliar siendo un solo progenitor", relata.
La mayor parte de las familias monoparentales est¨¢n encabezadas por mujeres (el 86%), aunque ganan terreno las dirigidas por hombres. El origen principal de estos hogares es el divorcio, una pr¨¢ctica tan frecuente como asumida socialmente. Y m¨¢s r¨¢pida desde 2005. Ese a?o se elimin¨® la separaci¨®n como requisito previo -introducido de cara a los cat¨®licos, religi¨®n que no admite el divorcio- y desapareci¨® la necesidad de alegar causas para la ruptura, que puede pedirse tres meses despu¨¦s de la boda. Cayeron en picado las separaciones y aumentaron los divorcios, que tocaron techo en 2007 (137.510 disoluciones y 11.583 separaciones civiles). Pero desde entonces, las rupturas se han frenado (106.166 divorcios y 7.680 separaciones en 2009). La mala situaci¨®n econ¨®mica tiene mucho que ver con ello.
"La crisis ha hecho que muchos matrimonios sigan juntos", asegura Susana Moya, vicepresidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Abogados de Familia. "Para muchas parejas resulta inasumible econ¨®micamente la situaci¨®n posterior al divorcio. Supone dos casas, de entrada, y en ocasiones ni siquiera se puede pagar la hipoteca de una o los gastos del colegio de los ni?os si falla uno de los dos sueldos", afirma ?ngela Cerrillo, al frente de la asociaci¨®n de mujeres juristas Themis. "Hay parejas que optan por aguantar porque no se pueden permitir el divorcio. Les resulta insostenible porque les dejar¨ªa sin capacidad para seguir viviendo", a?ade esta letrada.
Seg¨²n Moya, las facilidades para la custodia compartida, implantadas a partir de 2005, tambi¨¦n act¨²an como freno al divorcio en algunos casos. "Antes, una mujer estaba pr¨¢cticamente segura de quedarse con la guarda y custodia de los hijos y en el domicilio familiar, pero eso ha desaparecido radicalmente", asegura Moya. "La custodia compartida se concede si hay mutuo acuerdo y no resulta perjudicial para los hijos", explica Cerrillos. Dos de las cuatro comunidades que han legislado sobre ella (Arag¨®n y Comunidad Valenciana), le dan "car¨¢cter preferente", critica la letrada. Tras el divorcio llega, a menudo, la familia reconstituida, formada por hijos procedentes de las uniones anteriores de la nueva pareja a los que, eventualmente, se suman nuevos descendientes. Son familias que crecen o menguan seg¨²n los d¨ªas.
La diversidad familiar est¨¢ fuera de cuesti¨®n, pero hay quien se preocupa por la desigualdad que puede entra?ar, sobre todo para los hijos. "Est¨¢ claro que las familias monoparentales y los divorcios tienen consecuencias econ¨®micas y sociales", plantea Llu¨ªs Flaquer. Cita la precariedad de ingresos de los hogares monoparentales de mujeres (seg¨²n sus datos, el 40% de los hijos no percibe la pensi¨®n que deben pasarles sus padres) y los peores resultados escolares de los chicos que crecen con un solo progenitor o inmersos en un divorcio. "Esas cuestiones tienen un coste colectivo", afirma. "Sin ser conservador, creo que hay que generar un debate social para garantizar la igualdad de oportunidades en un contexto de diversidad familiar", propone Flaquer.
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