Burbuja de deudas en Chile
La cadena de tiendas La Polar, que creci¨® vertiginosamente vendiendo a cr¨¦dito, est¨¢ al borde de la quiebra tras enga?ar presuntamente a m¨¢s de 400.000 clientes
El esc¨¢ndalo de los grandes almacenes chilenos La Polar, que presuntamente defraud¨® a m¨¢s de 400.000 clientes y se encuentra asfixiada por la deuda, parec¨ªa bajo control el viernes. Las acciones de la empresa se derrumbaron el lunes un 63% en la Bolsa de Santiago, despu¨¦s de estar suspendidas de cotizaci¨®n una semana.
Los mayores accionistas, fondos de pensiones y seguros, aprobaron un aumento de capital de 211 millones de d¨®lares para impedir la quiebra, lo que permiti¨® recobrar parte de la ca¨ªda burs¨¢til. Un nuevo presidente, el tercero en dos semanas, despidi¨® a 11 ejecutivos involucrados en el esc¨¢ndalo, mientras la justicia y una comisi¨®n parlamentaria investigan los presuntos delitos cometidos.
Hay gente que debe 10 veces m¨¢s de lo que pag¨® por algunos art¨ªculos
La empresa llev¨® el consumo a sectores sociales de ingresos bajos
La crisis amenaza con hundir a La Polar, que hasta hace un a?o era considerada una empresa ejemplar en el sector de grandes almacenes y supermercados (llamado retail en Chile). El nuevo presidente, C¨¦sar Barros, considerado un empresario de acci¨®n, anunci¨®: "Vamos a ser muy serios en el tema, caiga quien caiga y (con) la aplicaci¨®n de mi querida ley de Moraga", citando el dicho popular de "el que la hace, la paga".
El diagn¨®stico de Barros fue que la empresa es "un enfermo que est¨¢ delicado y hay que cuidarlo", porque "vale la pena que viva". Tampoco los acreedores bancarios quieren que La Polar se hunda y ofrecieron aplazar 90 d¨ªas el servicio de su deuda.
Tras reconocer que entreg¨® durante a?os informaci¨®n falsa al mercado sobre su cartera de clientes morosos, La Polar busca hoy un accionista de referencia. Mientras tanto, ha ofrecido negociar con sus clientes con una rebaja de los intereses.
El pa¨ªs debate sobre las lecciones que deja este caso. Todos piden penas dr¨¢sticas y esperan mano dura con los responsables. Hay consenso en que debe mejorar la supervisi¨®n, que en este caso fue laxa por parte de los auditores, las agencias de calificaci¨®n de riesgo y los organismos gubernamentales. Ante la preocupaci¨®n de que el resto del sector del comercio minorista tambi¨¦n tenga problemas, el Gobierno envi¨® inspectores a revisar sus cuentas y tarjetas. Los empresarios temen que haya un contagio de impago de deudas. La oposici¨®n de centroizquierda y el Gobierno de derecha se culpan mutuamente de haber fiscalizado mal a esta empresa, respectivamente, en el pasado y en el presente.
Un a?o atr¨¢s y durante la d¨¦cada pasada, La Polar era un modelo. Entr¨® en las grandes ligas con una propuesta novedosa: llevar el consumo y el glamour a los grupos de ingresos medios-bajos y bajos, porque el mercado de las personas de altos salarios estaba copado. Puso los televisores de plasma, las zapatillas deportivas y los tel¨¦fonos celulares de ¨²ltima generaci¨®n al alcance de todos. Para que sus clientes pudieran comprar estos productos, les ofreci¨® pagar en 48 mensualidades.
"Llegar y llevar", era su lema. La Polar reparti¨® 1,2 millones de tarjetas. Uno de cada cinco trabajadores chilenos tiene cuenta en la empresa. El imperio construido sobre el sue?o del consumo permiti¨® abrir 44 tiendas en el pa¨ªs e iniciar una expansi¨®n hacia Colombia.
"El cliente se siente acogido porque no pasa junto a una tiende donde no pueda comprar. Esa persona, ese n¨²cleo familiar, ve a La Polar como m¨¢s que una multitienda, la ve como una opci¨®n de vida", dec¨ªa el ex gerente general y expresidente de la empresa, Pablo Alcalde, al exponer el modelo de negocio en una universidad. Y remachaba: "Cuando uno logra que la gente tenga confianza, ha rebasado la barrera del sonido. (...) Ah¨ª se produce un v¨ªnculo m¨¢s espiritual con el cliente". Elegido por sus pares como el ejecutivo de la d¨¦cada pasada, Alcalde est¨¢ a la espera de ir a declarar a la justicia.
Como han revelado las investigaciones, en realidad el modelo nunca funcion¨® del todo. El fraude a los clientes de La Polar comenz¨® hace siete a?os. Aunque los grupos sociales de bajos ingresos son considerados por los bancos como buenos pagadores de sus deudas, cuando pierden su empleo o alternan periodos con y sin trabajo, o estos son precarios, pueden caer en la mora. En el caso de La Polar, si un cliente dejaba tres mensualidades impagadas, el equipo de ventas renegociaba su deuda sin siquiera preguntarle. Personas que compraron el equivalente a 150 euros terminaron debiendo 10 veces m¨¢s. La f¨®rmula consisti¨® en cargar todos los intereses a la deuda y aumentar el plazo de esta. As¨ª, La Polar renegoci¨® las deudas de 418.000 clientes unilateralmente. La deuda promedio de los 1,2 millones de personas con tarjetas de esta empresa era cuatro veces la de otros grandes almacenes.
Con este modelo, La Polar evitaba subir sus provisiones por cartera morosa, como exige la ley, y el precio de las acciones sub¨ªa como la espuma. Adem¨¢s de sus salarios, los ejecutivos ganaban bonos en acciones de la empresa -que vendieron con beneficios de hasta 25 millones de d¨®lares en dos a?os- por sus buenos resultados. La justicia los investiga hoy por uso de informaci¨®n privilegiada, adem¨¢s del fraude por las deudas. Nadie advirti¨® el tinglado hasta que el Servicio Nacional del Consumidor desinfl¨® la burbuja del endeudamiento al presentar una demanda colectiva por renegociaci¨®n de deuda sin consentimiento de los clientes.
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