"En el espacio siempre se a?ora la tierra natal"
"?Cielo, ah¨ª voy!". Eso le dijo, a punto de arrancar el viaje, al desconocido que le esperaba: el espacio. La rusa Valentina Tereshkova fue la primera mujer que vio la Tierra desde el cielo. Hace 48 a?os de aquello, pero a¨²n desea volver. Chaika (gaviota, el alias que tuvo en la misi¨®n) tiene 74 a?os que no aparenta y gestiona su pasado con la vista en el futuro.
"Me siento feliz de haber sido la primera mujer en haber ido al espacio y de representar la conquista que inici¨® Yuri Gagarin. Trazamos el camino. Luego, nos siguieron los dem¨¢s", responde en retah¨ªla sobre su papel de pionera. Durante el desayuno, tan frugal que se limita a unos sorbos de agua embotellada, la cosmonauta -cuyo ruso traduce el int¨¦rprete- cita varias veces a aquel amigo, la primera persona que viaj¨® al espacio. Aquel que, poco antes de que se encendieran los motores de la nave de Tereshkova, Vostok 6, le record¨® en broma el viejo dicho de los marinos: una mujer a bordo puede ser sin¨®nimo de problemas. No los hubo m¨¢s all¨¢ de que, por un error de programaci¨®n, la cosmonauta regresara a la Tierra -con un descenso en paraca¨ªdas de 7.000 metros- a varios miles de kil¨®metros del lugar previsto. Antes estuvo 71 horas girando en torno a la Tierra. Un tiempo del que Tereshkova habla con parquedad. "El vuelo es un trabajo muy intenso, pero resulta imposible dejar de impresionarse por las bellezas de la Tierra. Es brillante y azul clara. Por mucho tiempo que se pase en el cosmos siempre se a?ora la tierra natal, la Tierra es nuestro hogar".
La primera mujer astronauta tuvo que enga?ar a su madre para viajar al cosmos
Pero ella tambi¨¦n a?ora el espacio. Quiere volver, aunque ese regreso no est¨¢ en su mano, dice. ?Y hacerlo como turista? "Soy cosmonauta profesional", responde con el halo de la general del Ej¨¦rcito que tambi¨¦n es. Pero s¨ª, el turismo espacial le parece bien, aunque solo est¨¦ al alcance de millonarios. "Es normal. Tambi¨¦n se pagan los billetes de avi¨®n".
Tereshkova ha celebrado en Madrid los 48 a?os de su vuelo, el 16 de junio de 1963, en plena guerra fr¨ªa. Una visita enmarcada en el A?o Dual Espa?a-Rusia -concebido para estrechar lazos entre los dos pa¨ªses- en la que ella remarca que "el espacio tiene que ser un escenario de paz y cooperaci¨®n". Lejos queda la carrera ruso-americana a cara de perro.
Los cosmonautas ya no deben esconder su misi¨®n a su madre. Tereshkova hizo creer a la suya que estaba en un campeonato de paracaidismo -la especialidad que le abri¨® la puerta al espacio-. En la recepci¨®n oficial que le dispens¨® Nikita Jruschov, encontr¨® a su madre junto al mandam¨¢s sovi¨¦tico. "Me has enga?ado", se quej¨® la progenitora. Lo cuenta con una sonrisa, como recuerda tambi¨¦n a la anciana que le ayud¨® a quitarse el traje espacial tras aterrizar cerca de un pueblo kazajo. "Me pregunt¨® si hab¨ªa visto a Dios. Le dije que mi nave parec¨ªa haber seguido otra ruta y que quiz¨¢ por eso no le encontr¨¦".
-?Siente nostalgia del pasado?
-?C¨®mo contestar? (pausa). Cada uno tiene una nostalgia del pasado, pero hay que vivir el presente y mirar hacia el futuro".
Tereshkova, destacada militante del partido comunista sovi¨¦tico (PCUS), es vicepresidenta del Parlamento de su regi¨®n como independiente en las listas de Rusia Unida, la formaci¨®n de Putin. Modelo de la mujer sovi¨¦tica, asegura que nunca se sinti¨® como tal, pero, eso s¨ª, siempre estuvo orgullosa de su patria. Tambi¨¦n ahora.
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