As¨ª en el teatro como en la favela
El Sistema de orquestas de Venezuela celebra el bicentenario de las independencias de Latinoam¨¦rica con una gira por los centros musicales a los que sirvi¨® de modelo
El que siembra recoge. Y Jos¨¦ Antonio Abreu no ha hecho otra cosa que sembrar toda su vida. Sembrar m¨²sica y acci¨®n social; talento y compromiso. Pero puede que nunca sospechara la rentabilidad que pod¨ªa llegar a sacar a su cosecha.
Estos d¨ªas est¨¢ cayendo en la verdadera y desbordante dimensi¨®n global de una obra que comenz¨® a perge?ar hace 36 a?os en unos garajes de Caracas. El creador del Sistema de orquestas infantiles y juveniles de Venezuela -que fue premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Artes en 2008- recorre estos d¨ªas Am¨¦rica Latina, en lo que supone una maratoniana gira sin precedentes en la historia de estas formaciones. Lo hace con la Orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar, donde es aclamado junto al director Gustavo Dudamel lo mismo en los grandes teatros -desde el Col¨®n de Buenos Aires al Municipal de R¨ªo de Janeiro- que en las favelas que visit¨® para ver las r¨¦plicas de su sistema de ense?anza en Brasil.
La orquesta Sim¨®n Bol¨ªvar sedujo en el Teatro Col¨®n con la 'S¨¦ptima' de Mahler
Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Colombia son las etapas del 'tour'
Abreu ha formado musicalmente a 300.000 muchachos en todo Venezuela
"Esto era un centro de narcotr¨¢fico; hoy es una escuela", dice Fiorella Solares
Si ayer y anteayer conquistaban al p¨²blico argentino con la arriesgada S¨¦ptima de Mahler y otro programa m¨¢s r¨ªtmico y exuberante que inclu¨ªa piezas de Ravel (la suite Daphnis y Chloe) y Stravinski (El p¨¢jaro de fuego) acompa?ados por compositores latinoamericanos como Castellanos y Ch¨¢vez, la pasada semana recorr¨ªan barrios conflictivos de R¨ªo de Janeiro, S?o Paolo o Bahia.
Abreu, Dudamel y su joven legi¨®n de m¨²sicos rescatados de la marginalidad ofrecen... pero tambi¨¦n escuchan. Como el pasado viernes en la favela Do?a Marta, bajo el Corcobado, en R¨ªo. All¨ª vieron c¨®mo Vivian Brenda Sacramento, de 14 a?os, tocaba piezas de Mozart sin poder dejar de llorar por la emoci¨®n de tenerlos delante. Bailaba, agarraba su viol¨ªn y se le ca¨ªan las l¨¢grimas a la vez con un tempo y una armon¨ªa conmovedores.
Como se mostraba Fiorella Solares, impulsora de los n¨²cleos y las escuelas de Brasil. Ella es la viuda de David Machado, el hombre que, seg¨²n Abreu, introdujo a Mahler en Am¨¦rica Latina. "Esta casa era un centro de narcotr¨¢fico y ajustes de cuentas agujereada por las balas y habitada por los sicarios. Hoy es una escuela de m¨²sica", comentaba a la puerta, donde recibi¨® la visita de Abreu y Dudamel. La polic¨ªa, el Gobierno y la alcald¨ªa de R¨ªo contemplan la educaci¨®n musical basada en los m¨¦todos del maestro venezolano como un instrumento crucial para pacificar los focos de marginaci¨®n.
Pero es que el milagro de Abreu se cuenta por cifras. ?l ha conseguido formar ahora a 300.000 ni?os en toda Venezuela. Sus maestros prestan apoyo por toda Am¨¦rica. Acuden a dar clase y prestan instrumentos en los sistemas incipientes. Llegan a las aulas donde personas como Valeria Atela forman a 6.000 chicos hoy en Argentina dentro de sus 80 orquestas escuela. No es el mastodonte y la cantera internacional que supone hoy Venezuela gracias a Abreu, pero todo se andar¨¢. Ella comenz¨® en Chascom¨²s (40.000 habitantes). Hoy tiene presencia en Jujuy, Misiones, Corrientes, Buenos Aires... "Los chicos que expulsan de los colegios... Esos son nuestra verdadera materia prima", comenta Valeria.
Ayer ofreci¨® su muestra en el Teatro Col¨®n con 600 ni?os llegados de varios puntos del pa¨ªs para que Abreu y Dudamel los bendijeran. Son justo la carne y el alma que salva ¨¦l con la m¨²sica en un pa¨ªs como Venezuela, asolado por la delincuencia, la inseguridad, el asesinato gratuito. Muchachos agolpados en los ranchos m¨¢s violentos y castigados de Caracas y todo el pa¨ªs a los que pone un viol¨ªn, un fagot o las baquetas de un tambor en las manos para que encuentren su camino.
Muchos lo logran y hoy son m¨²sicos en grandes orquestas en Europa, en Estados Unidos, o quedan en la Sim¨®n Bolivar, la estrella de la corona del sistema, "donde todos sus integrantes dan a su vez clases a los ni?os y los j¨®venes que vienen detr¨¢s", asegura Jos¨¦ Antonio Abreu.
Los n¨²cleos de Brasil y Argentina cuentan con estudiantes sesudos y comprometidos. Pero todav¨ªa les queda un trecho hasta alcanzar el virtuosismo que tienen los venezolanos. Eso tambi¨¦n es lo que trata de demostrar la gira bicentenaria. Hasta ahora les ha llevado a Brasil y Argentina y esta semana recala en Montevideo, Santiago de Chile y Bogot¨¢.
Gustavo Dudamel, la joya del Sistema, est¨¢ al frente de la expedici¨®n. El hoy titular de la Orquesta Filarm¨®nica de Los ?ngeles y director a quien marcan el camino junto a Abreu m¨²sicos de la talla de Simon Rattle o Claudio Abbado cree que la clave de ese virtuosismo est¨¢ en la elecci¨®n del propio repertorio. La S¨¦ptima de Mahler es una de las piezas m¨¢s ocultas y temidas de su ciclo sinf¨®nico. Pero Dudamel se ha arriesgado a girar con ella en un a?o que tiene programado acometerlas todas para conmemorar su centenario.
Dudamel, dice Abreu, anda como pose¨ªdo por Mahler. La culpa es suya. Cuando el chaval de Barquisimeto le dijo que quer¨ªa dirigir, el maestro le sac¨® la partitura de la Primera del compositor y le indic¨®: "Est¨²diatela y ma?ana hablamos". Hoy, con la S¨¦ptima, levita: "Esta sinfon¨ªa es como el Everest", dice el director. "Una pieza bipolar, una m¨²sica tit¨¢nica, un rompehielos. Tiene momentos diab¨®licos y tenebrosos alternados con otros que son la b¨²squeda de la felicidad eterna". Y en eso se empe?a como un jabato. Los matices, los colores, el juego y la solemnidad que logra de un movimiento a otro resultan deslumbrantes. Escala la monta?a y llega con ox¨ªgeno de sobra.
Una prueba de tenacidad y virtuosismo que el p¨²blico latinoamericano les agradece. Es su regalo al continente hermano. La demostraci¨®n de que su lema, "tocar y luchar", puede hacerles romper todos los abismos que se abren entre la marginaci¨®n y la salvaci¨®n.
Un empe?o global y latinoamericano
La obsesi¨®n de Jos¨¦ Antonio Abreu por esparcir el sistema de orquestas en Am¨¦rica Latina es antigua. Surgi¨® desde el primer momento. "Ya quisimos expandir nuestro m¨¦todo a los pa¨ªses fronterizos con Venezuela, a Colombia, Ecuador y Trinidad Tobago", comenta. Luego lo defendi¨® en las cumbres latinoamericanas, de donde sac¨® muy buenas palabras pero s¨®lo alg¨²n compromiso puntual. All¨ª urg¨ªa a los gobiernos a apoyar los proyectos -cosa que han cumplido en muy raras ocasiones- y ¨¦l se encarg¨® de formar la primera orquesta juvenil iberoamericana, que actu¨® en diferentes reuniones de los mandatarios, as¨ª como en el Carnegie Hall de Nueva York dirigida por un espa?ol, Pablo Mielgo.
Las respuestas fueron lentas, costosas. Hasta hoy. Brasil seguir¨¢ esa l¨ªnea. Jos¨¦ Antonio Abreu est¨¢ empe?ado en sacarle un fuerte compromiso al nuevo Gobierno presidido por Dilma Rousseff. Es una vieja obsesi¨®n que tanto ¨¦l como su amigo David Machado ya transmitieron en su d¨ªa a Fernando Henrique Cardoso. Con el tiempo se han dado cuenta de los frutos conseguidos.
La formaci¨®n de escuelas en barrios marginales puede dejar de constituir un asunto puntual de un municipio o una regi¨®n para convertirse en la prioridad del Estado brasile?o. Los programas en favelas de ciudades como Sao Paulo, R¨ªo y Bah¨ªa son una prueba de ello. All¨ª est¨¢n protegidos y coordinados con los programas de pacificaci¨®n gubernamental. Argentina tambi¨¦n parece dar pasos en ese sentido. El perfil pol¨ªtico de Abreu, economista y fino estratega, va dando sus frutos en esta gira.
Babelia
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