Isabel Baquedano
Empe?ada de largo en un arduo proceso de indagaci¨®n en pos de la excelencia, Isabel Baquedano (Mendavia, 1936) es en justicia una pintora fundamental y figura de culto, en c¨ªrculos quiz¨¢s no tan extensos como indudablemente bien significativos. A la par, en su extensa dedicaci¨®n docente, ha sido por igual maestra que ha dejado una huella indeleble en el talante de varias generaciones de pintores navarros. Por todo ello, y m¨¢s a¨²n por el hecho de que no suele prodigarse con exceso, es bien de agradecer este reencuentro con lo m¨¢s reciente, dentro de ese asombroso umbral de creciente y certera depuraci¨®n que el devenir de su sintaxis ha alcanzado en torno al horizonte del cambio de siglo. Como viene siendo habitual en esta etapa, Baquedano vuelve a centrar sus composiciones en motivos de car¨¢cter sacro, algo que m¨¢s de un despistado habr¨¢ de considerar ins¨®lito, y hasta extravagante, en nuestros d¨ªas, olvidando la f¨¦rtil estirpe de resonancias de orden m¨ªstico que recorre tambi¨¦n, desde sus episodios fundacionales, la senda entera de la modernidad. En todo caso, junto con alguna incursi¨®n en el tema de la virgen y el ni?o, la artista despliega sus series ¨²ltimas en torno a dos motivos. Una, algo m¨¢s breve y de ¨ªndole m¨¢s ¨ªntima, aborda el tema de una experiencia de sanaci¨®n milagrosa. La m¨¢s extensa, por su parte, remite al episodio de la huida a Egipto. Un asunto sin duda conmovedor, este ¨²ltimo, de cuya insistente contemplaci¨®n cabr¨ªa extraer dos lecturas. Una, de orden si quieren m¨¢s secular, que remitir¨ªa a un tiempo de inclemencia y fragilidad, de un tr¨¢nsito a la intemperie, de una fuga en pos de la esperanza. La otra nos habla, claro est¨¢, de un viaje inici¨¢tico, de la traves¨ªa del desierto hacia las remotas fuentes originales del conocimiento. Algo que apela, en el territorio de los trasvases mitol¨®gicos, al sustrato germinal del mensaje evang¨¦lico, pero que cabe aplicar en id¨¦ntica medida al periplo emprendido por la propia pintora. Justo ese otro viaje de despojamiento que persigue remontar idealmente hacia el saber pr¨ªstino de los maestros primitivos, el mismo que antes que ella emprendieron tantos otros en la generaci¨®n simbolista y que, a la caza de un lenguaje capaz de rasgar el velo del mundo aparente, alumbr¨®, parad¨®jicamente, el alba de ese tiempo que, hasta no hace tanto, cre¨ªamos el nuestro.
Isabel Baquedano
Galer¨ªa Estampa
Justiniano, 6. Madrid
Hasta el 23 de julio
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