El mercado laboral ignora la reforma
La norma cumple un a?o y fracasa en la creaci¨®n de empleo y de contrataci¨®n fija
La urgencia envuelve al mercado laboral. Un 21% de paro, 4,9 millones de desempleados o cuatro de cada 10 j¨®venes sin trabajo lo atestiguan. Consciente de que las cifras alarman, el Gobierno colg¨® a la reforma laboral la etiqueta de Ley de Medidas Urgentes para justificar su aprobaci¨®n como decreto ley. Pero la premura de la letra no llega a los resultados. Porque los objetivos esenciales de reducir el desempleo y fomentar la contrataci¨®n fija no se han alcanzado al cumplirse un a?o de la aplicaci¨®n del nuevo marco. El mercado no arroja signos de mejora clara cuando la econom¨ªa ha alcanzado ya el semestre del a?o que se supon¨ªa de recuperaci¨®n para el empleo. El Gobierno pide tiempo para que la reforma d¨¦ resultados, aunque la capacidad de espera es cada vez m¨¢s limitada.
El Gobierno achaca el mal resultado a la falta de cr¨¦dito y la d¨¦bil reactivaci¨®n
"Todos sabemos que ninguna reforma laboral produce efectos de la noche a la ma?ana, se ver¨¢n cuando estemos en normalidad econ¨®mica. Y todav¨ªa no estamos", defiende la secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodr¨ªguez. Para que vuelva esa "normalidad", el Ministerio de Trabajo insiste en la necesidad de que se restablezca el cr¨¦dito y concluya la reforma financiera.
El Gobierno encuentra el apoyo de los sindicatos cuando mira a la banca como la v¨ªa por la que llegar¨¢ la recuperaci¨®n del empleo, pero no cuando se trata de defender la reforma. UGT y CC OO han puesto en marcha una iniciativa legislativa popular (ILP) que supone una enmienda a la totalidad a la norma. La patronal CEOE, por su parte, reclama otra porque le parece "insuficiente".
"Es dif¨ªcil que las reformas sin consenso tengan ¨¦xito", recuerda el economista Jos¨¦ Ignacio P¨¦rez Infante, y a?ade: "Adem¨¢s, todav¨ªa persiste la crisis". A esta ¨²ltima tesis se suma el catedr¨¢tico de Derecho Laboral Jes¨²s Cruz Villal¨®n, uno de los padres intelectuales de la reforma, junto con el actual ministro de Trabajo, Valeriano G¨®mez: "Ten¨ªa proyecci¨®n si coincid¨ªa con un momento de recuperaci¨®n econ¨®mica", apunta.
M¨¢s negativa es la opini¨®n del catedr¨¢tico de Estructura Social de la UNED Luis Garrido, para quien el mercado laboral espa?ol "est¨¢ muy pervertido" y el Gobierno deber¨ªa haber dise?ado un nuevo marco desde cero. "Esta reforma no es para este momento de crisis, ni para el momento siguiente", concluye.
Por ahora, este argumento encuentra gasolina en el hecho de que la recuperaci¨®n econ¨®mica no tiene fuerza suficiente para tirar del empleo. Seg¨²n los c¨¢lculos del Gobierno, era justamente ahora, en el segundo semestre de 2011, cuando se empezar¨ªan a crear puestos de trabajo lentamente. Ni as¨ª. Los datos de paro registrado de los ¨²ltimos meses demuestran que el empleo creado es temporal. La bajada de abril a junio se transforma en subida si se excluye el efecto estacional.
La falta de actividad es el argumento al que se agarra el Gobierno para justificar el persistente aumento del par, y tambi¨¦n para explicar por qu¨¦ tampoco se embrida el abuso de la contrataci¨®n temporal. "En un momento de incertidumbre, lo normal es que las apuestas de contrataci¨®n sean temporales, aunque luego puedan transformarse en indefinidas", justifica Rodr¨ªguez.
La secretaria de Estado es consciente de que la rebaja de la temporalidad ser¨¢ la vara por la que se medir¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de la reforma. Se emplea a fondo en este punto. Recuerda el aumento en un 31% del uso del contrato de fomento de la contrataci¨®n indefinida, el que tiene una indemnizaci¨®n por despido improcedente m¨¢s baja (33 d¨ªas por a?o trabajado). Aunque admite la idea de que solo funciona con respiraci¨®n asistida, en referencia a los diversos incentivos que ha tenido esta f¨®rmula. Pero el repunte de estos contratos no ha sido suficiente para tirar al alza de los compromisos indefinidos. Al contrario. El mes pasado, las contrataciones fijas sumaban el 7,2% de todas las contrataciones. Hay que remontarse hasta 1995 para ver un junio peor en este sentido.
"Lo que se hizo para atajar la temporalidad temporal es t¨ªmido. No atac¨® la vinculaci¨®n de la subcontrataci¨®n con los contratos de obra o servicio", explica P¨¦rez Infante. Mucho m¨¢s tajante es Florentino Felgueroso, investigador de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (Fedea), patrocinada por las grandes empresas espa?olas. Felgueroso es partidario de acabar con el amplio abanico de figuras contractuales existentes y de integrarlas en un contrato ¨²nico. "Todo lo que se hizo se hab¨ªa probado en reformas pasadas y no funcion¨®", explica. Su conclusi¨®n no pod¨ªa ser otra: "No es la reforma adecuada".
Felgueroso no concede oportunidad alguna ni cuando habla de otros puntos en los que la reforma incidi¨®, como el llamado modelo alem¨¢n (reducci¨®n de jornada en las regulaciones de empleo en lugar de despidos), que muestra un punto de inflexi¨®n desde junio de 2010. "Estos movimientos est¨¢n en la l¨®gica de la crisis", explica. Tambi¨¦n se ve un cambio significativo en los despidos por motivos econ¨®micos. Los empresarios han comenzado a optar m¨¢s por esta soluci¨®n (con una indemnizaci¨®n de 20 d¨ªas por a?o trabajado).
La reforma laboral se hab¨ªa fijado m¨¢s objetivos, como abrir la puerta a la intermediaci¨®n privada en el mercado laboral, algo que un a?o despu¨¦s apenas ha echado andar. Tambi¨¦n buscaba rebajar el desempleo juvenil o combatir el paro de larga duraci¨®n entre los mayores de 45 a?os, y un hecho da idea del escaso ¨¦xito: el pr¨®ximo martes los responsables del Ministerio de Trabajo, los sindicatos y los empresarios discutir¨¢n la elaboraci¨®n de un plan para dar oportunidades de empleo a j¨®venes parados de menos de 25 a?os, facilitar la reinserci¨®n laboral de los mayores de 45 en paro y buscar f¨®rmulas que impulsen la contrataci¨®n parcial. Es una forma de admitir indirectamente que el mercado laboral necesita algo m¨¢s que la reforma.
Otro fin era rebajar el coste del despido por la v¨ªa de los hechos. El Ministerio de Trabajo quiso evitar la impopular medida de recortar las indemnizaciones y eligi¨® un camino indirecto. Facilit¨® el despido objetivo (20 d¨ªas por a?o trabajado) frente al improcedente (45 o 33 d¨ªas por a?o trabajado, seg¨²n contrato). Para ello, permiti¨® que el empresario pudiera alegar previsi¨®n de p¨¦rdidas futuras en los despidos por causas econ¨®micas.
Un a?o despu¨¦s, este tipo de rescisi¨®n de contrato ha crecido del 16,9% al 23,2% del total, un salto menos significativo que en las reducciones de jornada.
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