"La igualdad, solita, no se da"
La igualdad, solita, no se da", dice Michelle Bachelet con energ¨ªa, pero con voz dulce, cuando se le pregunta por la necesidad o no de mantener la discriminaci¨®n positiva y las cuotas femeninas. "Cuando hay tal falta de igualdad hay que tener pol¨ªticas para corregirlo hasta que se produzca el cambio y la igualdad de oportunidades sea algo natural; entonces, no ser¨¢n necesarias las cuotas".
La directora ejecutiva de ONU Mujeres habla con una sencillez pasmosa de uno de los problemas "m¨¢s complejos con se encuentran los pol¨ªticos hoy d¨ªa" (en palabras suyas). Y es que est¨¢ absolutamente convencida de que tiene una tarea muy dif¨ªcil por delante en un cargo al que lleg¨® a finales de 2010, partiendo pr¨¢cticamente de cero. Considera que "no hay recetas m¨¢gicas", que "hay que empezar con la educaci¨®n de ni?os y ni?as, desde chiquitos", y que "hay que contar con la complicidad de los hombres en las campa?as contra la violencia de g¨¦nero".
"Sin igualdad, la sociedad est¨¢ perdiendo el enorme potencial de las mujeres"
"Revoluci¨®n es educar, replanterse ad¨®nde vamos y si lo hacemos bien"
Michelle Bachelet habla como una metralleta y con el entusiasmo de quien cree que est¨¢ haciendo algo importante ("uno de los trabajos m¨¢s nobles posibles, como es lograr la igualdad de la mujer"), aunque se le oscurece un poco la mirada cuando se le recuerda su sufrimiento y el de su familia durante la dictadura chilena, y se muestra sensible al reconocer que echa de menos su casa en Santiago ("all¨ª tengo a mi familia, mis amigos, mis ra¨ªces..."). Aun as¨ª, se muestra fuerte y comprometida con su trabajo ("me hice pol¨ªtica por lo mismo que me hice m¨¦dica: no puedo tolerar ni la injusticia ni el sufrimiento").
Dej¨® la Presidencia de Chile el 11 de marzo de 2010, y menos de seis meses despu¨¦s asum¨ªa el cargo de directora ejecutiva de ONU Mujeres, con rango de secretaria general adjunta de este organismo multilateral. As¨ª ha sido siempre el ritmo de vida de esta m¨¦dica pediatra chilena que en septiembre cumplir¨¢ 60 a?os. Una vida en la que ha roto tab¨²es y tradiciones, y en la que ha tenido que enfrentarse a golpes muy duros que ha afrontado con una tremenda fortaleza.
Ten¨ªa 22 a?os cuando la dictadura militar chilena encarcel¨® a su padre (el brigadier general de la Fuerza A¨¦rea, Alberto Bachelet, miembro del Gobierno de Allende), que muri¨® al poco tiempo en prisi¨®n. Michelle pas¨® a la clandestinidad, y tras ser detenida junto a su madre, ?ngela Jeria, en 1975, fueron torturadas en la prisi¨®n de Cuatro ?lamos. Una vez liberada, se exili¨® en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana hasta 1979, a?o en que pudo volver a su pa¨ªs.
Particip¨® en la oposici¨®n clandestina a la dictadura militar chilena, compagin¨¢ndolo con su trabajo como t¨¦cnica de salud. Y con la llegada de la democracia inici¨® su carrera pol¨ªtica "legal" en el Partido Socialista de Chile. Con la llegada de los socialistas al poder, en 2000, el nuevo presidente, Ricardo Lagos, la nombr¨® ministra de Salud. Dos a?os despu¨¦s ocup¨® la cartera de Defensa Nacional, siendo la primera mujer en el cargo y la primera ministra de Defensa torturada por ¨®rdenes del mismo ej¨¦rcito que ahora mandaba.
?Qu¨¦ sent¨ªa al tener que pasar revista a las tropas, sabiendo que su padre hab¨ªa muerto por la tortura del ej¨¦rcito y que usted misma y su madre tambi¨¦n hab¨ªan sido torturadas? Yo no ten¨ªa una mala sensaci¨®n, ni contradicciones, porque sab¨ªa que estar all¨ª, haciendo un buen papel como ministra, era la mejor aportaci¨®n que yo pod¨ªa hacer a mi familia. Mi padre era una persona que hab¨ªa amado la vida militar desde su posici¨®n de militar dem¨®crata, y mi madre hab¨ªa luchado por la democracia. Por eso, yo sab¨ªa que ese trabajo era lo mejor que pod¨ªa hacer para contribuir a que nunca m¨¢s pudieran ocurrir sucesos como los que ocurrieron en la dictadura.
?Y no sent¨ªa rabia? No. F¨ªjese, que no. Cuando en Chile empezamos a vivir en democracia, yo me di cuenta de que uno de los problemas que hab¨ªamos tenido era esa falta de relaci¨®n y de conocimiento entre el ¨¢mbito pol¨ªtico y el militar. Y yo pod¨ªa hacer de puente porque ten¨ªa los dos sombreros: el de la pol¨ªtica y mi experiencia familiar con los c¨®digos militares.
Y del Ministerio de Defensa, Michelle Bachelet decidi¨® dar el paso a la carrera presidencial, cuando Lagos conclu¨ªa su mandato. El 11 de diciembre de 2005 gan¨® la primera vuelta, y un mes despu¨¦s derrotaba al actual presidente de Chile, Sebasti¨¢n Pi?era, con m¨¢s del 53% de los votos. Se convert¨ªa as¨ª en la primera presidenta de Chile en sus 196 a?os de independencia y una de las pocas que hab¨ªan ocupado un cargo de ese nivel en Latinoam¨¦rica.
Su primera decisi¨®n como presidenta fue formar un Gobierno paritario de hombres y mujeres. Y su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica, cuando ya era solo presidenta en funciones, en enero de 2010, fue la visita a la v¨ªctimas del terremoto que asol¨® Valpara¨ªso. Poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s est¨¢ volcada en su nuevo trabajo como m¨¢xima responsable de Naciones Unidas para la igualdad de g¨¦nero.
?Es usted optimista respecto a lo que se puede hacer desde este organismo? Yo soy optimista hist¨®rica [Se r¨ªe]. Es una tarea para la que si uno lo quiere hacer bien tiene que buscar unos resultados sostenibles en el tiempo. Y, sobre todo, es un trabajo que hay que hacer con muchas miradas: econ¨®mica, social, las costumbres, las tradiciones, los contenidos religiosos... y que requiere una mirada profunda de los procesos que impiden u obstaculizan la igualdad de la mujer. Como en todo, aqu¨ª no hay tallas ¨²nicas, ni blancos o negros; aqu¨ª hay muchos grises y matices que nos lleva a la primera conclusi¨®n de que no hay recetas m¨¢gicas para solucionar los problemas.
Un trabajo complejo... S¨ª. Eso lo hace muy complejo, pero como es la vida de compleja. Y volviendo a si soy optimista o no, creo que este trabajo hay que hacerlo, al margen de sentimientos. Porque, cuando no se produce esa igualdad, no solo no se est¨¢n respetando los derechos humanos b¨¢sicos, sino que adem¨¢s se est¨¢ perdiendo ese enorme potencial que pueden aportar las mujeres. Cuando la mitad de la sociedad no est¨¢ plenamente integrada, en t¨¦rminos de oportunidades y derechos, la propia sociedad sale perjudicada.
?C¨®mo afronta esa tarea tan dif¨ªcil? La tarea no es sencilla, est¨¢ claro. Yo dir¨ªa que es desafiante y que, claramente, se puede conseguir. Aunque hay que partir de la base de que hay resultados que no se van a ver a corto plazo. Pero tambi¨¦n sabemos, por la experiencia personal, que a veces hay hitos en la historia de las sociedades que producen cambios culturales radicales. Un ejemplo claro es el caso chileno, cuando yo me present¨¦ a las elecciones a la Presidencia de la Rep¨²blica y me advirtieron de que el pa¨ªs no estaba preparado para asumir una presidenta. Yo les dec¨ªa que estaban equivocados, y al final gan¨¦ en primera vuelta con el 46% de los votos; en segunda vuelta, con casi el 54%, y acab¨¦ mi mandato con m¨¢s de un 80% de aprobaci¨®n por parte de los chilenos. Quiere decir que al final la gente entendi¨® que hombres y mujeres pueden ser capaces o no capaces sin importar el sexo.
Usted ha dicho en alguna ocasi¨®n que quiere ser un catalizador del cambio. ?Cu¨¢les ser¨ªan los cambios prioritarios para conseguir esa igualdad? Cuando digo que debemos ser un catalizador me refiero a que nosotros no tenemos que reemplazar la tarea de los Gobiernos y de la propia sociedad civil. En cuanto a las prioridades, yo dir¨ªa que la primera es empoderar a la mujer; pero no en abstracto. En lo social se ha avanzado mucho y la mujer va asumiendo m¨¢s importancia en las distintas sociedades. Pero en donde existe realmente una brecha importante todav¨ªa es en el liderazgo de la mujer en pol¨ªtica. Y no me refiero solo a los partidos pol¨ªticos, a los que, por supuesto, incluyo. Me refiero al liderazgo de la mujer en todos los ¨¢mbitos y puestos de responsabilidad pol¨ªtica. Esa es la clave para que puedan aumentar de verdad las oportunidades de la mujer en todos los terrenos.
?Y en el ¨¢mbito econ¨®mico y social? Esas son otras prioridades. Si la mujer no tiene independencia econ¨®mica no puede llegar a nada. Yo siempre digo que igualdad equivale a econom¨ªa inteligente. Es decir, que no solo es correcto, sino que es rentable e inteligente para la sociedad, por lo que pueden aportar las mujeres en el ¨¢mbito econ¨®mico. Y una tercera prioridad es acabar con la violencia contra la mujer. Para ello, hay que incorporar a la lucha al hombre y a los j¨®venes, que cada vez est¨¢n m¨¢s sensibilizados con el problema. Y todo ello se resume en un objetivo b¨¢sico que es situar a la mujer en el coraz¨®n de la agenda pol¨ªtica de todos los Gobiernos. Incluyendo las agendas de paz, seguridad y reconstrucci¨®n.
Ha se?alado como una de las prioridades de su trabajo la lucha contra la violencia a la mujer. ?Qu¨¦ pol¨ªticas son m¨¢s eficaces en esa lucha? Hay tanto que hacer, que es dif¨ªcil decir cu¨¢les son las pol¨ªticas m¨¢s eficaces. Lo que est¨¢ claro es que se puede y se debe actuar en muchos frentes. Hay que intervenir en t¨¦rminos de educaci¨®n, de justicia, de aprendizaje social..., pero, sobre todo, hay que incidir en aspectos estrat¨¦gicos. Porque no hay que olvidar que la violencia es una muestra del poder dominante del hombre, y es prioritario que haya unos marcos legales claros en todos los pa¨ªses. No puede haber impunidad para los perpetradores y, adem¨¢s, tiene que existir una pol¨ªtica de atenci¨®n y tratamiento a las v¨ªctimas.
Me imagino que los ni?os y las ni?as merecen un trato especial en este terreno... Por supuesto. Los ni?os y ni?as que han sido v¨ªctimas o testigos de la violencia dom¨¦stica requieren un trabajo especial, porque quedan muy traumatizados por diversas razones. En algunos casos han visto c¨®mo asesinaban a su madre, en otros han sido sometidos a abusos o simplemente han vivido una situaci¨®n constante de violencia que les puede llevar, en muchos casos, a repetirla cuando sean adultos. Por eso, hay que tener un esquema amplio e integral para atajar ese problema. Hay que empezar muy pronto, desde las escuelas de infancia, generando situaciones de respeto y de convivencia entre ni?os y ni?as que permitan respuestas adecuadas ante situaciones que todos vamos a tener posteriormente en el d¨ªa a d¨ªa: me refiero a las agresiones, las frustraciones, indignaci¨®n... Estas actitudes hay que combatirlas desde chiquititos. Si ni?o y ni?a aprenden a convivir desde peque?os, tendremos mucho ganado.
Ha dicho que los hombres tienen que participar activamente en ese proceso... Ese es un aspecto importante: la necesidad de que los hombres participen en las campa?as contra la violencia de g¨¦nero. Deben de hacer un esfuerzo grande por decir bien alto que golpear no es un tema de macho. Todav¨ªa persisten actitudes complacientes entre los hombres que les llevan a decir, "por algo la habr¨¢ pegado", o "quien te quiere te har¨¢ llorar". Nada justifica maltratar a otra persona. Y aqu¨ª volvemos al planteamiento inicial estrat¨¦gico de que la violencia es un asunto de poder, y que hay que empoderar a la mujer para que diga basta.
Volviendo a otras prioridades, usted ha dicho que la mujer tiene que estar en el centro de la agenda pol¨ªtica. ?Cu¨¢les son los puntos esenciales para la igualdad? En primer lugar, yo quisiera insistir en que una sociedad que no aprovecha el conjunto de sus potenciales est¨¢ perdiendo una parte importante de sus oportunidades de futuro. En la mayor¨ªa de las sociedades actuales, los hombres pueden desarrollar todos sus potenciales, y las mujeres, no. Lo que quiero decir es que hay que actuar con una mirada transversal, plantearse en cada una de las pol¨ªticas si existe realmente igualdad entre hombres y mujeres, y actuar en consecuencia, incorporando pol¨ªticas que supongan igualdad de oportunidad y de derechos. Todav¨ªa hay pa¨ªses en los que las mujeres no tienen los m¨¢s elementales derechos. Por eso, yo propongo siempre tener la mirada de la diferencia que supondr¨ªa incluir en todas las pol¨ªticas aquellas medidas que ayuden a que las mujeres puedan superar los obst¨¢culos con los que se encuentran. Si no, es como hacer una carrera de 100 metros lisos en la que los hombres corren por una calle libre y las mujeres tienen que correr saltando vallas. Puede que alguna mujer sea tan maravillosa que gane una carrera, pero la mayor¨ªa quedar¨¢n detr¨¢s de los hombres. Cuando hablo de situar a la mujer en el centro de la agenda pol¨ªtica quiero decir que cada vez que se vaya a tomar una decisi¨®n, el pol¨ªtico se plantee c¨®mo va afectar a hombres y a mujeres.
?Qu¨¦ opina de la discriminaci¨®n positiva y las cuotas femeninas? Hace 15 a?os se fij¨® un objetivo general de conseguir que el 30% de los parlamentarios del mundo fueran mujeres. Hasta la fecha lo han conseguido 18 pa¨ªses y solo 5 de ellos lo han logrado sin cuotas obligatorias. Es muy dif¨ªcil avanzar r¨¢pidamente sin cuotas o sin lo que algunos llaman acci¨®n afirmativa o discriminaci¨®n positiva. Es como cuando pensamos en pol¨ªticas de equidad o de igualdad y no actuamos contra los obst¨¢culos que existen en la vida diaria de las mujeres. La igualdad, solita, no se da; ni en el interior de los partidos, ni en el acceso a la financiaci¨®n de las campa?as electorales de las mujeres, ni en la conciliaci¨®n de la vida privada y la profesional... por tanto, c¨®mo nos podemos plantear que hombres y mujeres puedan llegar a la vez a la meta cuando est¨¢n partiendo de lugares distintos. Cuando hay tal falta de igualdad hay que tener pol¨ªticas para corregirlo, hasta que se produzca el cambio y la igualdad de oportunidades sea algo natural. Entonces, no ser¨¢n necesarias las cuotas. Pero yo me hago siempre una pregunta: ?por qu¨¦ la gente solo se plantea los m¨¦ritos de las personas cuando hablan de mujeres?
Hay tambi¨¦n un aspecto cultural muy importante que subyace en todas las actitudes de los hombres y que lleva muchas veces a las mujeres a sentirse frustradas, porque despu¨¦s de haber conseguido llegar profesionalmente a donde quer¨ªan se encuentran con que en casa no tienen la ayuda de su pareja y tienen que cargar con doble trabajo. En algunos casos les lleva a preguntarse si les ha merecido la pena el esfuerzo... Yo recuerdo la an¨¦cdota de la directora de una importante revista feminista en Chile, que en un momento dado dec¨ªa que hab¨ªa luchado toda su vida por la liberaci¨®n femenina y que lo que hab¨ªa conseguido era estar separada, tener que educar sola a sus hijos y mantener una jornada laboral que nunca se acaba. ?Qu¨¦ liberaci¨®n es esa? Yo misma he tenido esa sensaci¨®n, porque trabajaba de ministra siendo los hijos muy peque?os y sent¨ªa muchas frustraciones.
?Qu¨¦ hay que hacer para que la conciliaci¨®n sea real? Lo primero y m¨¢s importantes es la necesidad de un cambio cultural en el que hombres y mujeres compartan la responsabilidad de la casa y de los hijos. Es verdad que las nuevas generaciones ya van asumiendo esos papeles, pero hay que seguir estimul¨¢ndolo en la educaci¨®n y con ejemplos claros desde el punto de vista pol¨ªtico, como medidas que permitan a los padres disfrutar de bajas por paternidad. Hay que seguir educando a los ni?os desde muy peque?os sobre la igualdad y la corresponsabilidad. Adem¨¢s, hay otros aspectos que pueden ayudar a la conciliaci¨®n, como las guarder¨ªas, o las pol¨ªticas de empresa que flexibilicen la presencia, en los casos que se pueda, o las pol¨ªticas que incentiven la maternidad desde el punto de vista econ¨®mico. Todo, menos no hacernos cargo de la realidad del problema. Hay que actuar.
La entrevista se celebra en un hotel de Madrid durante una visita rel¨¢mpago de Michelle Bachelet a la capital de Espa?a. Sus ayudantes le indican que tiene que partir a la siguiente cita, pero la directora ejecutiva de ONU Mujeres mira el reloj y pide un poco m¨¢s de tiempo. Se ve que disfruta del compromiso con su trabajo. "Mi primer objetivo hoy es que la organizaci¨®n que dirijo sea lo m¨¢s relevante posible cuanto antes". Al final ganamos unos minutos para algunas preguntas m¨¢s personales.
?A qu¨¦ ha tenido que renunciar por su vida pol¨ªtica? Tal vez a etapas de la vida de mis hijos en las que me hubiera gustado poder estar m¨¢s cerca de ellos.
Usted ahora vive en Nueva York y en los aviones. ?Echa de menos a su familia, a sus hijos? Yo tengo tres hijos, de los que dos viven en Chile y una en Argentina. Tambi¨¦n viven en Chile mis dos nietos y mi madre. Y la verdad es que los echo much¨ªsimo de menos; me encantar¨ªa poder estar m¨¢s tiempo con ellos, aunque si estuvieran conmigo en Nueva York tampoco los ver¨ªa mucho, porque no paro de viajar. Los echo tanto de menos que no me veo muchos a?os fuera de Chile. All¨ª tengo a mi familia, mis amigos, mis ra¨ªces, en definitiva.
Una ¨²ltima pregunta. ?Sigue siendo revolucionaria? Ja, ja... [Se r¨ªe con ganas]. ?Qui¨¦n sabe c¨®mo me calificar¨¢n los j¨®venes de mi pa¨ªs? Para m¨ª, revoluci¨®n es educar; revoluci¨®n es la capacidad de no quedarse apoltronada en el sill¨®n, o atornillada en un cargo, sino replantearse permanentemente ad¨®nde vamos y si lo estamos haciendo bien, con sentido autocr¨ªtico y sin que eso suponga inseguridad. En ese sentido, yo siempre voy a estar por mejorar las cosas, nunca voy a creer que no hay cambio posible. Habiendo dicho eso, tambi¨¦n mantengo mi esp¨ªritu de justicia social, de intolerancia al abuso de todo tipo, y en ese sentido mantengo los mismos valores y principios que antes. Pero he aprendido que esos valores y principios se pueden llevar adelante con distintos instrumentos. Yo no me quiero calificar con ning¨²n apellido, porque eso al final no es real, pero s¨ª puedo decir que nunca voy a estar enamorada de mi obra, sino de la gente, de la acci¨®n, de lo que hay que hacer.
Ni injusticia, ni sufrimiento
Michelle Bachelet naci¨® en Santiago de Chile en una familia acomodada y liberal de ascendencia francesa. Su tatarabuelo era un viticultor franc¨¦s que emigr¨® a Chile. Michelle estudi¨® medicina y pronto se afili¨® a la Juventud Socialista en tiempos del Gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende. Ha sido la primera mujer en la presidencia de Chile.
Explica que se hizo pol¨ªtica "por la misma raz¨®n por la que estudi¨¦ medicina: yo no puedo tolerar la injusticia, no puedo tolerar el sufrimiento. Adem¨¢s creo que la injusticia no se produce por accidente o por el destino de una persona, sino por factores estructurales sobre los que se puede actuar. Por eso pens¨¦ que la pol¨ªtica era el mecanismo apropiado para luchar contra la injusticia".
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