Un Tour indefinido
El Tour contin¨²a su largo camino de tres semanas, un poco como el tiempo, indefinido. Comenc¨¦ mis columnas diciendo que el Tour eran unas vacaciones, en contraste con el Giro, que era una fiesta. Bueno, esa era al menos mi impresi¨®n.
De momento las vacaciones de este a?o contin¨²an con este tiempo variable que ni se puede calificar como bueno ni como horrible. Algo intermedio. El calor siempre ha estado presente, como corresponde al mes de julio, pero la lluvia ha aparecido m¨¢s de lo deseado, con las consiguientes molestias que acarrea. Cielos azules, pocos hemos visto. La carrera, pues lo mismo; ni azul ni negra: un tono gris¨¢ceo m¨¢s o menos oscuro al gusto del consumidor.
Cuando ha habido oportunidad de hacer algo, no hemos visto nada, y cuando menos nos lo esper¨¢bamos, han sucedido cosas importantes. De lo sucedido, lo que m¨¢s trascendencia ha tenido de cara a la clasificaci¨®n general han sido las ca¨ªdas. Desgraciadamente. De los ataques de los favoritos, poco hemos sacado en claro. Haber los ha habido, pero han sido tan t¨ªmidos y tan dentro de lo previsible que lo ¨²nico que nos queda claro es que, a pesar de que las m¨¢scaras ya se han levantado, las fuerzas est¨¢n muy igualadas. Demasiado.
Los Pirineos parec¨ªan el tope de Voeckler, pero los ha pasado sin problema mostrando fortaleza y arrogancia
Voeckler contin¨²a con su reinado al frente de la clasificaci¨®n, que se prolonga m¨¢s de lo que ¨¦l hubiese pensado -eso dice-, a pesar de que ¨¦l mismo no se da ninguna opci¨®n de ganar este Tour. No le creo ni en una cosa ni en la otra, m¨¢s bien creo que quiere pasar la presi¨®n a sus rivales, y que cada d¨ªa que pasa se ve con m¨¢s opciones de dar la sorpresa en Par¨ªs. Los Pirineos parec¨ªan ser su tope, pero los ha pasado sin ning¨²n problema mostrando fortaleza y arrogancia -tambi¨¦n su equipo ha estado magn¨ªfico-. As¨ª que en los Alpes, o le aniquilan con agresividad t¨¢ctica, o como le dejen vivo hasta el ¨²ltimo puerto no le veo yo cediendo el amarillo con facilidad.
En la etapa de ayer, despu¨¦s del festival atl¨¢ntico de los primeros d¨ªas por la Vend¨¦e y Breta?a, el pelot¨®n vio por primera y ¨²ltima vez el Mediterr¨¢neo. M¨¢s que verlo lo oli¨®, porque en ning¨²n momento circularon por la l¨ªnea de costa. El mistral, el temido viento del interior, vino al encuentro del pelot¨®n. Sin embargo, nadie quiso rendirle homenaje. Es el sino de este Tour, el de dejar pasar las oportunidades.
Por fortuna los sprinters rompen esta t¨®nica, y no dejan pasar ni una. Hace unos d¨ªas Cavendish dijo que le quedaban dos oportunidades. Ayer cumpli¨® en la primera de esas dos -Montpellier, su cuarta victoria en este Tour- y la pr¨®xima ser¨¢ Par¨ªs. Las escapadas nacen destinadas a la muerte viendo el poder¨ªo del HTC de Cavendish a la hora de controlar estos d¨ªas, y consecuentemente al olvido.
Hoy segundo d¨ªa de descanso y toca de nuevo reflexi¨®n. A ver si cada uno se aclara de qu¨¦ es lo que quiere, como Cavendish, que lo ten¨ªa bastante claro.
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