La realidad abstra¨ªda
Joaqu¨ªn Torres-Garc¨ªa no tuvo suerte en su segunda patria: Catalu?a. El anhelado reconocimiento en vida lo tendr¨ªa en la tierra que le vio nacer y morir: el Uruguay. Sin embargo, como artista se hizo y creci¨® en la rica Barcelona de 1900, junto a Picasso, Nonell o Sunyer. Su primer id¨®latra fue Eugenio d'Ors hasta que se le gir¨® en contra por rivalidades de liderazgo en el movimiento noucentista. Del modernismo Torres-Garc¨ªa pas¨® pronto al neoclasicismo, a la destilaci¨®n de lo real para convertirlo en s¨ªmbolo, ejercicio que le ser¨ªa de gran utilidad para acceder con el paso de los a?os -y gracias al avance de las vanguardias y de su contacto con Rafael Barradas-, de lo simb¨®lico a lo abstracto y mantenerse, a la vez, entre un campo y el otro durante toda su vida. La realidad s¨®lo le interes¨® para poder sublimarla y convertirla en algo que aspiraba a ser eterno.
Torres-Garc¨ªa en sus encrucijadas
Museu Nacional d'Art de Catalunya
Parc de Montju?c. Barcelona
Hasta el 11 de septiembre
Torres-Garc¨ªa en sus encrucijadas recorre toda la trayectoria del pintor a partir de papeles, cuadernos y algunas maderas, en buena parte in¨¦ditos, con una cuidada selecci¨®n realizada por Tom¨¤s Llorens, que busca la esencia del artista en sus diversas manifestaciones estil¨ªsticas. Entre otras obras, sobresale un maravilloso cuaderno de Nueva York de 1921, con 94 dibujos que se pueden reproducir en un monitor, del que s¨®lo se publican dos en el cat¨¢logo. Se trata de notas tomadas directamente de la calle, vistas panor¨¢micas, publicidad, escaparates, accidentes de tr¨¢fico..., realizadas con una asombrosa capacidad de observaci¨®n y a la vez de s¨ªntesis que dicen mucho m¨¢s del gran pintor que fue Torres-Garc¨ªa que algunas de sus recetas mesi¨¢nicas, tambi¨¦n expuestas, para conseguir el cuadro perfecto e imperecedero. Junto a todo ello, exquisitos bocetos neopl¨¢sticos, composiciones constructivas, siluetas recortadas, encantadores abecedarios de s¨ªmbolos y objetos cotidianos, y la obligada evocaci¨®n de la Catalu?a griega y pagana que tanto escandalizar¨ªa a los detractores puritanos del pintor y que desencaden¨® su injusto declive catal¨¢n a partir de 1917.
La exposici¨®n funciona como un buen complemento de la sala monogr¨¢fica dedicada al artista en el MNAC (Museu Nacional d'Art de Catalunya), abierta no hace mucho con car¨¢cter temporal, pues el museo apenas tiene obras de Torres-Garc¨ªa, a partir del fondo privado de Claudio, Alejandra y Aurelio Torres. Seguramente el actual evento responde a una contrapartida a los prestadores, que se ocupan con un celo casi asfixiante de la obra del patriarca. Quiz¨¢s por ello Torres-Garc¨ªa en sus encrucijadas, presentada en la Sala 2 del MNAC, contenga obras exclusivamente suyas, gestionadas por la galer¨ªa suiza Jan Krugier, salvo cuatro excepciones: una de la Fundaci¨® Mir¨®, otra de la Generalitat de Catalu?a, otra de la Colecci¨®n Carmen Thyssen -nobleza obliga- y una cuarta del IVAM. Pero m¨¢s all¨¢ de los intereses de lobbies familiares, el resultado de la exposici¨®n es magn¨ªfico. La excelente revisi¨®n del uruguayo-catal¨¢n demuestra que la sala 2 del museo sirve a la perfecci¨®n para retrospectivas y revisiones como la de ahora, concisas y cristalinas, y es una pena que permanezca tantas veces cerrada.
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