Gulliver da un paso de gigante
Gulliver-Europa ven¨ªa caminando como un enano. Ahora acaba de dar un paso de gigante: incompleto, pero gigantesco.
Basta hacer memoria y comparar. Hace 19 meses estall¨® la crisis griega, el d¨ªa de Reyes de 2010: la ortodoxia alemana profetiz¨® que no habr¨ªa ayuda. Hace 15, en mayo, se aprob¨® un rescate por 110.000 millones de euros, a tipos y plazos exorbitantes para Atenas. Las condiciones eran duras ex profeso, para subrayar el rigor: que no entra?aban subsidio. La prueba es que los donantes hac¨ªan negocio con esos cr¨¦ditos, nada blandos. El 9 de mayo vio la luz el fondo de rescate, una facilidad arrehojada: temporal (tres a?os), de recursos escasos; sometida al veto de cualquier socio.
Los nuevos poderes del fondo de rescate suplen a los eurobonos y le asimilan casi a un FME
Con la crisis irlandesa de octubre se abri¨® el mel¨®n de convertir el fondo en permanente y aumentar su cuant¨ªa. Para lo que Berl¨ªn exigi¨® una reforma del Tratado que matizase el art¨ªculo 125, por el que (contrariamente al 122), no se puede salvar a un Estado miembro en barrena, y ya apunt¨® que quer¨ªa a los privados pechando con parte de la factura; un designio moralmente impecable, pero peligroso, pues amenazaba con extender el contagio entre pa¨ªses: los escaldados huir¨ªan en manada de sus inversiones en deuda de los vecinos. Los europe¨ªstas exig¨ªan comunitarizar en parte las deudas p¨²blicas, emitiendo eurobonos gestionados por un Tesoro ¨²nico.
Pues bien, casi todo lo que se reivindicaba y que se ha negado en estos 15 meses se ha logrado en la ¨²ltima cumbre, al borde ya del precipicio dispuesto por la descarada amenaza de los mercados (no solo inversores de buena fe; tambi¨¦n especuladores identificados, banca de inversi¨®n, fondos de alto riesgo) a Italia y Espa?a.
Las decisiones sustanciales son dos: el segundo paquete de ayudas a Grecia, por 109.000 millones oficiales frescos y 50.000 privados, en condiciones respirables: todos han aprendido la lecci¨®n de que la asfixia a nada bueno conduc¨ªa. Y, sobre todo, las nuevas competencias otorgadas al fondo de rescate: dar¨¢ cr¨¦ditos preventivos a pa¨ªses con dificultades no incluidos en un rescate; recapitalizar¨¢ bancos; comprar¨¢ deuda en el mercado abierto, secundario.
Pues bien, en la pr¨¢ctica y por la puerta de servicio esto equivale a emitir eurobonos. De hecho, el fondo ya los emite en peque?a cuant¨ªa, porque las aportaciones de los Estados son principalmente en forma de garant¨ªa: amparada en ella, Luxemburgo lanza deuda europea que sirve para financiar a los rescatados. Ahora podr¨¢ hacerlo con mayor fluidez.
Esto constituye un avance extraordinario. As¨ª, la facilidad se convierte en un embri¨®n de Fondo Monetario Europeo: a imagen del FMI, este FME otorgar¨¢ cr¨¦ditos anticipados sin condicionalidades demasiado onerosas. Cierto que su dotaci¨®n es limitada (750.000 millones de euros), pero tambi¨¦n lo era la del FMI hasta que Strauss-Kahn logr¨® triplicarla al socaire de la crisis. La principal desventaja comparativa es que el fondo europeo seguir¨¢ actuando por unanimidad de los Gobiernos-socios y bajo la tutela del BCE, y no por decisi¨®n gerencial y de una simple mayor¨ªa. Pero esos defectos son subsanables con el tiempo.
Como en todo gran avance, quedan detalles pendientes susceptibles de hacer encallar al invento: hay que reformar los estatutos del fondo; el paquete, incluido el segundo rescate a Grecia, debe superar el filtro de 17 Parlamentos; y, sobre todo, acechan las humillantes horcas caudinas de las agencias de descalificaci¨®n.
Para sortear el salto a la yugular de esos organismos-hiena era mejor que la aportaci¨®n privada se hiciese mediante la f¨®rmula francesa de un impuesto a la banca. Aunque no discriminaba entre implicados y ausentes, y no alcanzaba a las compa?¨ªas de seguros u otras operadoras. Pero, atenci¨®n: la cumbre del 25 junio del a?o pasado ya acord¨® implantarlo, "para garantizar una justa distribuci¨®n de la carga y que se establezcan incentivos para contener el riesgo sist¨¦mico". Y ah¨ª var¨® el prop¨®sito.
El peligro actual es que sean todas las agencias las que, como Fitch, tilden de impago de Grecia a la contribuci¨®n voluntaria de la banca. Pero el BCE puede volcarse si conviene, y adem¨¢s los 17 han amenazado a las agencias... demasiado sutilmente. ?Que expulsen del registro para calificar a cualquier Administraci¨®n a las que han acumulado tantos errores y est¨¢n perseguidas ante los tribunales por incentivar la especulaci¨®n! O sea, a las tres del oligopolio.
La gobernanza econ¨®mica europea, lenta y desconcertada, se abre paso. El nuevo fondo de rescate, con el Pacto de Estabilidad a punto de aprobarse en el Parlamento, completan la uni¨®n monetaria. Las nuevas autoridades de supervisi¨®n y las rezagadas directivas sobre bancos, agencias, fondos especulativos y productos derivados como los seguros de impago formar¨¢n un amplio paquete de regulaci¨®n financiera. Que, junto a la Agenda 2020 y el semestre europeo dise?an algo m¨¢s que una uni¨®n monetaria: un esbozo de uni¨®n econ¨®mica.
Vamos con retraso y eso hace vulnerable a Europa ante mercados que operan al nanosegundo. Pero comparemos tambi¨¦n con el catalejo del largo plazo. EE UU vio circular el d¨®lar en 1794, 18 a?os despu¨¦s de su Constituci¨®n. Y cre¨® su banco central, la Reserva Federal, en... 1913. Entonces era a¨²n un organismo privado.
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