La segunda gran contracci¨®n
Por qu¨¦ todos siguen refiri¨¦ndose a la reciente crisis financiera como la "gran recesi¨®n"? El t¨¦rmino, despu¨¦s de todo, se fundamenta en un peligroso diagn¨®stico err¨®neo de los problemas que afrontan Estados Unidos y otros pa¨ªses, que conduce a malos pron¨®sticos y a malas pol¨ªticas.
La frase "gran recesi¨®n" crea la impresi¨®n de que la econom¨ªa est¨¢ siguiendo los patrones de una recesi¨®n t¨ªpica, solo que de manera m¨¢s severa -algo as¨ª como un resfriado muy fuerte-. Es por eso por lo que a lo largo de esta crisis, los expertos y analistas que han intentado hacer analog¨ªas con anteriores recesiones de posguerra de Estados Unidos han errado tanto. Es m¨¢s, demasiados responsables pol¨ªticos se han apoyado en la creencia de que al fin y al cabo esta es solo una recesi¨®n profunda que puede ser doblegada mediante una generosa raci¨®n de herramientas convencionales de pol¨ªtica, ya sea pol¨ªtica fiscal o de rescates masivos.
En una 'gran contracci¨®n', el problema n¨²mero uno es la excesiva deuda que acarrean los pa¨ªses
Reconocer que el marco anal¨ªtico es el equivocado es un primer paso para encontrar soluciones
Pero el verdadero problema es que la econom¨ªa mundial est¨¢ gravemente sobreapalancada y no existe ninguna salida r¨¢pida sin un esquema para transferir riqueza de los acreedores a los deudores, ya sea a trav¨¦s de cesaciones de pago, represi¨®n financiera o inflaci¨®n.
Un t¨¦rmino m¨¢s preciso, aunque menos tranquilizador, para la crisis actual es la "segunda gran contracci¨®n". Carmen Reinhart y yo propusimos este apelativo en nuestro libro This time is different, publicado en 2009, fundament¨¢ndonos en nuestro diagn¨®stico de la crisis, que indica que esta es una crisis financiera profunda t¨ªpica, no una recesi¨®n profunda t¨ªpica. La primera "gran contracci¨®n", por supuesto, fue la Gran Depresi¨®n, tal como subrayan Anna Schwarz y el fallecido Milton Friedman. La contracci¨®n afecta no solo a la producci¨®n y al empleo, tal como ocurre en una recesi¨®n normal, sino tambi¨¦n a la deuda y cr¨¦dito, y al desapalancamiento que t¨ªpicamente tarda muchos a?os en consumarse.
?Por qu¨¦ discutir sobre sem¨¢ntica? Bueno, imagine que tiene neumon¨ªa, pero cree que es solo un resfriado fuerte. Usted, sencillamente, podr¨ªa no tomar el medicamento correcto, y ciertamente esperar¨ªa que su vida vuelva a la normalidad m¨¢s r¨¢pido de lo que real¨ªsticamente es posible.
En una recesi¨®n convencional, la reanudaci¨®n del crecimiento implica un razonablemente brioso retorno a la normalidad. La econom¨ªa no s¨®lo recupera el terreno perdido, pero en el transcurso de un a?o, t¨ªpicamente, logra alcanzar y regresar a su tendencia de largo plazo al alza.
Las secuelas de una crisis financiera profunda t¨ªpica son algo completamente diferente. Como Reinhart y yo hemos demostrado, t¨ªpicamente, una econom¨ªa tarda m¨¢s de cuatro a?os solo en alcanzar el mismo nivel de ingresos per capita que hab¨ªa logrado en su pico precrisis. Hasta el momento, a lo largo de una amplia gama de variables macroecon¨®micas, incluyendo producci¨®n, empleo, deuda, precios de vivienda e incluso capital, nuestros puntos de referencia cuantitativos basados en las anteriores crisis financieras profundas posteriores a la II Guerra Mundial han demostrado ser mucho m¨¢s precisos que la convencional l¨®gica de recesi¨®n.
Muchos comentaristas han argumentado que el est¨ªmulo fiscal ha fracasado en gran medida no porque fue mal guiado, sino porque no fue lo suficientemente grande como para combatir una "gran recesi¨®n". Pero en una "gran contracci¨®n", el problema n¨²mero uno es la excesiva deuda. Si los Gobiernos que mantienen calificaciones crediticias s¨®lidas optan por gastar sus escasos recursos eficazmente, el enfoque m¨¢s eficaz consiste en catalizar las renegociaciones y reducciones de la deuda.
Por ejemplo, los Gobiernos podr¨ªan facilitar la rebaja de las hipotecas a cambio de una participaci¨®n en cualquier apreciaci¨®n futura en los precios de vivienda. Un enfoque similar puede aplicarse a los pa¨ªses. Por ejemplo, los votantes de los pa¨ªses ricos en Europa quiz¨¢ podr¨ªan ser persuadidos a involucrarse en un rescate mucho m¨¢s grande de Grecia (uno que sea, en los hechos, lo suficientemente grande como para funcionar), a cambio de pagos m¨¢s altos en 10 a 15 a?os si el crecimiento griego es mayor.
?Existe alguna alternativa a a?os de vaivenes pol¨ªticos e indecisi¨®n?
En mi art¨ªculo de diciembre de 2008 sostuve que la ¨²nica forma pr¨¢ctica de acortar el pr¨®ximo periodo de doloroso desapalancamiento y crecimiento lento ser¨ªa la aceleraci¨®n sostenida de una inflaci¨®n moderada, por ejemplo, 4% a 6% durante varios a?os. Por supuesto, la inflaci¨®n es una transferencia injusta y arbitraria de ingresos de los ahorradores a los deudores. Pero, al fin y al cabo, esta transferencia es el enfoque m¨¢s directo para una recuperaci¨®n m¨¢s r¨¢pida. A la larga, dicha transferencia se llevar¨¢ a cabo de una u otra manera; de todos modos, esto es lo que Europa est¨¢ aprendiendo de manera dolorosa.
Algunos observadores consideran cualquier insinuaci¨®n de inflaci¨®n, incluso de inflaci¨®n modestamente elevada, como una forma de herej¨ªa. Sin embargo, las grandes contracciones, a diferencia de las recesiones, son acontecimientos muy poco frecuentes, que ocurren quiz¨¢ una vez cada 70 u 80 a?os. Estos son periodos en los que los bancos centrales necesitan gastar parte de la credibilidad que acumulan en tiempos normales.
La gran prisa por saltar al tren de la Gran Recesi¨®n ocurri¨® porque la mayor¨ªa de los analistas y dise?adores de pol¨ªticas simplemente ten¨ªan en mente el marco anal¨ªtico equivocado. Desafortunadamente, est¨¢ demasiado claro cu¨¢n equivocados estaban.
Reconocer que hemos estado utilizando el marco anal¨ªtico equivocado es el primer paso para encontrar una soluci¨®n. La historia sugiere que frecuentemente se cambia de nombre a las recesiones cuando el humo se disipa. Quiz¨¢ en la actualidad el humo se disipe un poco m¨¢s r¨¢pido si desechamos la etiqueta de "gran recesi¨®n" de manera inmediata y la reemplazamos con algo m¨¢s apropiado, como por ejemplo "gran contracci¨®n". Es demasiado tarde para enmendar los malos pron¨®sticos y pol¨ªticas equivocadas que han marcado las secuelas de la crisis financiera, pero no es demasiado tarde para actuar de mejor manera.
Kenneth Rogoff es profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Harvard y execonomista jefe de l Fondo Monetario Internacional.
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