Hipop¨®tamo
Esta es una bestia fiera que se cr¨ªa en los grandes r¨ªos, y particularmente en el Nilo. Tiene dos u?as hendidas como buey, el cuello, crin y espalda o cerro, de caballo. Tiene su relincho, el rostro remachado, la cola torcida, los dientes como los colmillos del jabal¨ª. Del cual hace menci¨®n Plinio lib. 8, c. 35. Es el Hipop¨®tamo s¨ªmbolo de impiedad y crueldad de los hijos contra los padres, y de irreverencia, ingratitud e injusticia; por cuanto en creciendo quiere tener acceso con su madre: y si el padre se lo defiende le hace rostro, y si puede lo mata. Ver¨¢s a Pierio Valeriano libro 29, cap. Impietas".
Esta es la definici¨®n de hippopotamo que da el primer diccionario de nuestra lengua, el Tesoro de la lengua castellana (1611) de Sebasti¨¢n de Covarrubias. La parte descriptiva -hecha, como en las mitolog¨ªas, con un despiece de otros animales proviene, como bien se indica, de la Historia natural de Plinio, escrita 16 siglos antes; la parte simb¨®lica, de Hyerogliphica (1556), un tratado de simbolog¨ªa y emblem¨¢tica del humanista italiano Piero (o Pierio) Valeriano. La historia del hipop¨®tamo parricida e incestuoso la cont¨® Plutarco en De Isis y Osiris a principios del siglo II, y Robert Graves, al citarla en Los mitos griegos (1955), se?alaba humor¨ªsticamente que al escritor latino nunca se le habr¨ªa ocurrido postular un complejo de hipop¨®tamo para lo que Freud llamar¨ªa m¨¢s tarde complejo de Edipo. Lacan, en su Seminario 8 (1961), se hizo eco de la broma y la refut¨®, marcando las diferencias.
La definici¨®n de Covarrubias se reprodujo casi textualmente 123 a?os despu¨¦s en el Diccionario de autoridades (1734), el primer diccionario de la reci¨¦n constituida Real Academia Espa?ola, acompa?ada de citas de Plinio y Di¨®genes Laercio. No dur¨® mucho: ya en la siguiente edici¨®n (1780), renombrado como "caballo marino", se redujo a un sucinto "animal anfibio algo parecido al caballo; se cr¨ªa en el Nilo y otros r¨ªos". Habr¨ªa que esperar a 1817 para que los acad¨¦micos recuperaran un poco de verbosidad, esta vez en nombre de la ciencia: "Cuadr¨²pedo de doce a catorce pies de largo y de seis de alto. Es de color pardo obscuro; tiene las piernas recias y cortas, la boca muy grande, el hocico prolongado y la piel sumamente dura. Es ind¨ªgena del ?frica, y vive indistintamente en el agua y fuera de ella". Hubo una reformulaci¨®n t¨¦cnica en 1889 (de "cuadr¨²pedo" pas¨® a ser "mam¨ªfero paquidermo") que a?adi¨®, entre otros detalles, una "cabeza gorda" y unos "labios monstruosos". Estos labios no dejaron de ser "monstruosos" hasta la ¨²ltima edici¨®n de 2001. Desde entonces son "muy desarrollados"; pero la cabeza sigue siendo "gorda".
Esta es, en pocas palabras, de la primera a la ¨²ltima vez, la historia de nuestro conocimiento del hipop¨®tamo a trav¨¦s de nuestros tesoros lexicogr¨¢ficos. Hoy solo alg¨²n erudito se acordar¨¢ de su ferocidad pecadora; para la mayor¨ªa, es m¨¢s bien ese simp¨¢tico animal de sobremesa que aparece con cierta asiduidad en los documentales de La 2. Y al que, pens¨¢ndolo bien, incluso los "labios muy desarrollados" parecen venirle grandes.
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