Obsesionados con la austeridad
Se han cumplido cuatro a?os desde que colaps¨® el interbancario en el verano de 2007, los mercados financieros siguen padeciendo hipertensi¨®n y los indicadores nos avisan de m¨¢ximo riesgo de infarto. Las volatilidades de las Bolsas, los diferenciales de los bonos corporativos y la tensi¨®n en los mercados interbancarios est¨¢n de nuevo en los mismos niveles que los d¨ªas previos a la quiebra de Lehman Brothers.
La econom¨ªa sigue siendo una ciencia emp¨ªrica y el episodio de tensi¨®n de este verano confirma que el diagn¨®stico fue err¨®neo y, por supuesto, la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada no era la adecuada. En 2007 el origen del tsunami financiero fue EE UU y la crisis subprime, pero en 2011 estamos ante una crisis originada en Europa, por lo que es f¨¢cil intuir que los errores de pol¨ªtica econ¨®mica se han cometido principalmente en el Viejo Continente.
La nueva tensi¨®n en los mercados no se debe a los especuladores, sino al efecto de los ajustes
Espa?a debe atacar el problema estructural en las comunidades, pero no tomar nuevas medidas
Ya nadie discute que la gesti¨®n de la tragedia griega ha sido nefasta y que la falta de acci¨®n ha intensificado la misma. Pero el origen de los errores es anterior. Durante 70 a?os las econom¨ªas desarrolladas se hab¨ªan acostumbrado a ciclos estacionales donde las recesiones ven¨ªan provocadas por ciclos de inventarios. Pero en 2008 padecimos lo que Irving Fisher, en 1933, denomin¨® "crisis de deflaci¨®n de deuda". La causa de esta tipolog¨ªa de crisis es el sobreendeudamiento durante la fase expansiva. En alg¨²n momento cualquier evento activa la deflaci¨®n de deuda, en la actual fue la crisis subprime. La ca¨ªda del precio de los activos y de las garant¨ªas de los pr¨¦stamos descapitaliza al sistema bancario y el cr¨¦dito colapsa. En este punto, o se act¨²a con contundencia o la econom¨ªa entra en espirales de bola de nieve en la que los estabilizadores habituales dejan de ser efectivos. Por esta raz¨®n, o act¨²a la pol¨ªtica econ¨®mica con contundencia o el resultado es una depresi¨®n. En estas crisis, el tratamiento de pol¨ªtica econ¨®mica es diferente del de una recesi¨®n estacional.
En 2006 las econom¨ªas avanzadas ten¨ªan un d¨¦ficit por cuenta corriente del 1% de su PIB y un d¨¦ficit p¨²blico del 1,5%, por lo que el ahorro privado era casi equivalente a la inversi¨®n. En 2009, la balanza corriente estaba en equilibrio pero el d¨¦ficit p¨²blico era del 9%, por tanto, el ahorro privado exced¨ªa en nueve puntos de PIB a la inversi¨®n. La causa es que el aumento del desempleo gener¨® incertidumbre sobre la renta permanente de las familias y las tasas de ahorro se dispararon por motivo de precauci¨®n.
No hace falta remontarse a la Gran Depresi¨®n para analizar los efectos de la inacci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica sobre la actividad y el desempleo. En los a?os ochenta los pa¨ªses emergentes padecieron una crisis de deflaci¨®n de deuda, sin margen de maniobra para acometer pol¨ªticas antic¨ªclicas, y la ca¨ªda del PIB fue superior al 10%, al igual que sucedi¨® en la Gran Depresi¨®n. En 2008, la reacci¨®n contundente de la pol¨ªtica monetaria, fiscal y financiera, contuvo la ca¨ªda del PIB en los pa¨ªses desarrollados en el 3,5%.
Como nos advirti¨® Keynes, "el peligro no son los intereses creados, sino el poder de las ideas". La tensi¨®n en los mercados financieros que de nuevo estamos padeciendo no ha sido causada por malvados especuladores, sino por una obsesi¨®n por la austeridad que ha liderado el Gobierno alem¨¢n. Alemania fue una de las econom¨ªas desarrolladas m¨¢s afectadas por la Gran Recesi¨®n con una ca¨ªda del PIB superior al 5%. Sin embargo, acometi¨® el menor impulso fiscal y el menor impulso monetario de todas.
En 2009, aterrado por la ca¨ªda del PIB, el Gobierno alem¨¢n aprob¨® junto con el resto de sus socios anular excepcionalmente el Pacto de Estabilidad y permiti¨® que el d¨¦ficit p¨²blico de la eurozona alcanzar¨¢ el 6% del PIB. En 2010, cuando el comercio mundial repunt¨® y sac¨® a Alemania de la recesi¨®n, Angela Merkel forz¨® acelerar los tiempos para rebajar el d¨¦ficit al 3% del PIB. La crisis ha dejado en evidencia que 2010 no era el a?o de la consolidaci¨®n fiscal. El pasado a?o deber¨ªa haber sido un ejercicio de fuerte crecimiento que hubiera cerrado la mayor brecha conocida en d¨¦cadas de crecimiento sobre el potencial.
Esto habr¨ªa permitido bajar las tasas de paro y haber generado inflaci¨®n dom¨¦stica que contrarrestara las presiones deflacionistas. Alemania, una econom¨ªa sin sobreendeudamiento, con exceso de ahorro privado y super¨¢vit por cuenta corriente, deber¨ªa haber implementado una pol¨ªtica fiscal expansiva m¨¢s intensa que la del resto.
El pasado no se puede cambiar, y de nuevo estamos inmersos en la deflaci¨®n de activos y viendo c¨®mo el sistema bancario se descapitaliza en las Bolsas. Lo siguiente ya sabemos qu¨¦ es: restricci¨®n del cr¨¦dito, ca¨ªda de demanda y una nueva recesi¨®n. Por desgracia, ahora el margen de la pol¨ªtica fiscal es limitado pero hay que frenar la intensidad de la consolidaci¨®n fiscal y sus efectos perversos sobre la actividad y el empleo. Adem¨¢s, el BCE debe emular a la Reserva Federal y acometer un intenso programa de compra de deuda p¨²blica hasta que consiga estabilizar los mercados. Ahora es conveniente pecar por exceso que por defecto. Espa?a debe atacar al d¨¦ficit estructural que se concentra en las comunidades aut¨®nomas, pero no debe tomar medidas adicionales. El problema es que esta medida debe ser concertada en el ¨¢mbito europeo y provocar¨¢ desconfianza en los mercados y restricci¨®n de cr¨¦dito. La tensi¨®n ha llegado a la deuda francesa y Sarkozy liderar¨¢ este acuerdo con o sin Merkel.
Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney y profesor de fundamentos de econom¨ªa de la Universidad de Alcal¨¢.
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