Las cesiones del Gobierno

El PSOE hizo una solemne promesa en la campa?a electoral de 2004: legalizar¨ªa la eutanasia si ganaba las elecciones. Casi ocho a?os despu¨¦s no ha cumplido. El proyecto que ha presentado en el Congreso, sin tiempo ya para ser aprobado, evita el t¨¦rmino eutanasia, una hermosa palabra derivada del griego eu (bueno) y tanatos (muerte).

Cuando el entonces vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, anunci¨® la ley ya dijo que iba a llamarse "de cuidados paliativos y muerte digna". "No es una ley de eutanasia", precis¨®. Efectivamente, el Gobierno se ha conformado con una norma que garantice el cumplimiento de la legislaci¨®n sobre cuidados paliativos, ¨²ltimas voluntades o de testamento vital, que as¨ª se llaman las muchas normas aprobadas en la ¨²ltima d¨¦cada.

El episcopado ha abandonado el objetivo de autofinanciarse

"Les das un pedazo y lo quieren entero", se queja Europa Laica

Hay pocas dudas de que el Ejecutivo renunci¨® a legalizar la eutanasia, con este nombre, por presiones de los obispos y para no enfadar al Vaticano. Pese a todo, se justific¨® diciendo que la sociedad a¨²n no est¨¢ madura. "Quienes no est¨¢n maduros son los pol¨ªticos", replic¨® uno de los fundadores de Derecho a Morir Dignamente (DMD), el fil¨®sofo Salvador P¨¢niker.

Por encima del 60% de los espa?oles querr¨ªa despenalizar la eutanasia, un porcentaje que se eleva al 62,2% entre los j¨®venes, seg¨²n del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS).

Recientes estudios de DMD sit¨²an esos porcentajes en el 77%.

Pero si el Gobierno incumpli¨® tan solemne promesa para contentar a los obispos, no lo ha conseguido. Todo lo contrario. Nada m¨¢s conocerse el proyecto del Consejo de Ministros, el cardenal Rouco opin¨® que no era una ley de eutanasia, pero pronto le rectific¨® el comit¨¦ ejecutivo del episcopado. "Es un texto que abre la puerta a conductas eutan¨¢sicas. De aprobarse como est¨¢, no debe obedecerse", dijo el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino.

"A los obispos les das un pedazo y lo quieren entero", coment¨® entonces la asociaci¨®n Europa Laica parafraseando un verso del poeta F¨¦lix Grande. Se refer¨ªa a otro caso en el que el Vaticano ha torcido el brazo del Ejecutivo socialista. Se trata de la varias veces prometida reforma de la Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa, de 1980. El Gobierno tiene en el caj¨®n un proyecto con el nombre ahora de Ley Org¨¢nica de Libertad de Conciencia y Religiosa. Lo ha congelado con el argumento de que "no hay consenso social ni pol¨ªtico". Lo dijo Rodr¨ªguez Zapatero en el Congreso en noviembre pasado. La reforma ten¨ªa como objetivo "garantizar el laicismo del Estado" y resolver situaciones embarazosas que no paran de producirse, como funerales de Estado cat¨®licos incluso cuando hay v¨ªctimas de otras religiones, la presencia de un crucifijo en las tomas de posesi¨®n ante el Rey aunque quien prometa el cargo sea ateo, protestante o musulm¨¢n, la presencia de s¨ªmbolos religiosos en centros p¨²blicos, etc¨¦tera. "La reforma es conveniente, pero no urgente", se disculp¨® Zapatero. Su orden de paralizarla se produjo tras entrevistarse con Benedicto XVI.

Zapatero ha buscado siempre una "relaci¨®n fluida" con el Vaticano. Se lo explic¨® a Benedicto XVI en Barcelona, en noviembre pasado. Espa?a, un Estado aconfesional, reconoce el peso de la Iglesia, "pero garantiza la libertad de todos". Le ha podido su objetivo de tranquilizar las relaciones con el Estado de la Santa Sede en el ¨²ltimo tramo de la legislatura.

Antes, los encontronazos fueron frecuentes, sobre todo por la reforma de la ley de divorcio (el llamado divorcio express); la legalizaci¨®n del matrimonio entre homosexuales ("lo peor que le ha ocurrido a la Iglesia cat¨®lica en 2000 a?os", seg¨²n la Conferencia Episcopal), la experimentaci¨®n con embriones, la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa o la reforma de la ley del aborto de 1985, ahora con el nombre de Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo. Contra algunas de estas leyes salieron a la calle en manifestaci¨®n cardenales y obispos.

Todo esto ha ocurrido pese a que ning¨²n Gobierno anterior les ha tratado con mayor generosidad econ¨®mica. Ha sido Zapatero quien ha cedido a uno de los mayores anhelos del episcopado: la cancelaci¨®n por el Estado de su promesa de llegar un d¨ªa a autofinanciarse.

En 2007, el Ministerio de Exteriores y el Estado vaticano canjearon notas diplom¨¢ticas acordando, de espaldas al Congreso, un nuevo acuerdo de financiaci¨®n para la Iglesia cat¨®lica que elimin¨® la dotaci¨®n graciosa del Estado pero elev¨® un 34% la asignaci¨®n de los cat¨®licos mediante su IRPF, pasando el porcentaje del 0,52% de la cuota al 0,70%.

El acuerdo, criticado por fuerzas laicas de izquierdas, incluso del PSOE, ha reportado a los prelados casi 250 millones de euros, correspondientes al IRPF de 2010. No es que los cat¨®licos paguen m¨¢s impuestos que otros creyentes o que los ateos para contribuir al sostenimiento de su confesi¨®n, como ocurre, por ejemplo, en Alemania. Sencillamente, el Gobierno cancel¨® para siempre la idea del impuesto religioso, con gran regocijo del episcopado. Los Gobiernos anteriores, alguno presidido por cat¨®licos confesos, se hab¨ªan negado.