La hora decisiva de los rebeldes
El final del r¨¦gimen gadafista abre las inc¨®gnitas sobre la capacidad del Consejo Nacional de Transici¨®n para dirigir una nueva Libia democr¨¢tica
Con el r¨¦gimen de Muamar el Gadafi a punto de sucumbir, todas las miradas se han vuelto a las autoridades rebeldes. El Consejo Nacional de Transici¨®n (CNT), basado en Bengasi, ejerce desde marzo el poder de facto en la mitad este de Libia y quiere mudarse ahora a Tr¨ªpoli, la capital nacional. Pero en las horas finales de Gadafi, a la comunidad internacional le ha entrado el v¨¦rtigo. ?Ser¨¢ el CNT capaz de pilotar una transici¨®n pac¨ªfica? El fantasma de Irak, desgarrado por las luchas internas tras la ca¨ªda de Sadam Husein, sobrevuela los an¨¢lisis de los expertos, y las proclamas bienintencionadas de los l¨ªderes insurgentes no acaban de disipar los temores. Despu¨¦s de todo, el reto que afrontan los libios es descomunal: construir un Estado, un pa¨ªs, de la nada.
Queda por ver c¨®mo recibir¨¢ Tr¨ªpoli a las autoridades de Bengasi
Los insurgentes rechazan que Libia pueda acabar como Irak
El expediente del CNT es, hasta ahora, alentador. Adem¨¢s de gestionar el d¨ªa a d¨ªa en la Libia liberada, ha desarrollado una intensa actividad diplom¨¢tica que le ha brindado el reconocimiento internacional. Bajo el brazo tiene, adem¨¢s, una hoja de ruta para la transici¨®n democr¨¢tica que prev¨¦ elecciones constituyentes en el plazo de ocho meses, una vez que el r¨¦gimen gadafista est¨¦ aniquilado. Pero, ?qui¨¦nes son estos dirigentes?
Formalmente, el CNT es una suerte de asamblea legislativa integrada por medio centenar de representantes de las poblaciones liberadas. Se trata de personalidades respetadas elegidas de forma asamblearia. Abundan abogados, m¨¦dicos, profesores, ingenieros y comerciantes. El pasado junio, el CNT escogi¨® al Comit¨¦ Ejecutivo, que hace las veces de Gobierno y est¨¢ formado por 17 ministros.
Los perfiles de la dirigencia rebelde son variopintos: desde exfuncionarios del r¨¦gimen hasta exiliados que han regresado de Europa o Estados Unidos, pasando por acad¨¦micos y empresarios locales. Son, sin duda, una ¨¦lite preparada, que est¨¢ logrando dirigir una especie de rep¨²blica autogestionaria en la Cirenaica, el este del pa¨ªs. Algo milagroso si se tiene en cuenta que, durante 42 a?os, Libia se ha regido por un r¨¦gimen aut¨®crata, sin instituciones, ni Constituci¨®n, ni partidos.
El af¨¢n por acabar con la dictadura ha soslayado los recelos de algunos sectores populares y juveniles, que sienten que su revoluci¨®n est¨¢ siendo secuestrada por un nuevo aparato al que tachan de "oscurantista". Tambi¨¦n ha mantenido en un segundo plano las inocultables rivalidades en la c¨²pula rebelde, tanto en las filas pol¨ªticas como en las militares. El asesinato, a finales de julio, del general Abdel Fatah Yunes, jefe militar de los insurgentes, a manos de un grupo armado local dej¨® en evidencia las fracturas internas. Y constat¨®, tambi¨¦n, que el poder civil no acaba de controlar, pese a sus esfuerzos, al casi medio centenar de milicias o katibas, nacidas al calor de la revuelta popular de febrero.
De ah¨ª los interrogantes sobre la capacidad del CNT para, llegado el momento, tomar las riendas en todo el pa¨ªs. De momento, las fuerzas rebeldes en Occidente est¨¢n haciendo o¨ªdos sordos a los llamamientos del Gobierno de Bengasi para que respeten los derechos humanos del enemigo. La falsa noticia de la detenci¨®n de dos hijos de Gadafi, anunciada por el propio CNT, demostr¨® que hab¨ªa cortocircuitos graves en las comunicaciones entre Bengasi y Tr¨ªpoli.
Queda, adem¨¢s, otra duda. ?Qu¨¦ grado de legitimidad tendr¨¢ el CNT entre la poblaci¨®n libia? ?C¨®mo recibir¨¢ la ¨¦lite de Tr¨ªpoli, rival hist¨®rica de Bengasi, a las autoridades rebeldes del oriente?El Gobierno insurgente ha sido extremadamente cuidadoso y ha reiterado su condici¨®n de "provisional". Tr¨ªpoli, insisten, ser¨¢ la capital de la Libia libre y unida. Y rechazan cualquier comparaci¨®n con Irak. "Todos los libios queremos lo mismo: libertad, democracia y recuperar nuestra condici¨®n de seres humanos, de la que Gadafi nos priv¨®", afirma Mohamed Ambarak, rector de la Universidad M¨¦dica Internacional de Bengasi y asesor del CNT.
Es cierto que hay diferencias sustanciales con Irak. En Libia no hay ning¨²n partido pol¨ªtico dominante, como el Baaz iraqu¨ª. Todo est¨¢ por hacer en t¨¦rminos de organizaci¨®n pol¨ªtica. Hay tambi¨¦n una mayor homogeneidad ¨¦tnica y religiosa, y un fuerte sentido de identidad nacional. Las tribus, insiste Ambarak, desempe?an hoy un papel de paraguas social y, en una situaci¨®n tan nueva como la que se plantea, pueden ser incluso un elemento de cohesi¨®n.
El islamismo radical, otro de los motivos de preocupaci¨®n en Occidente, no ha dado muestras hasta ahora de tener peso espec¨ªfico. La sociedad libia, sun¨ª, es conservadora, pero en absoluto fan¨¢tica. El movimiento islamista, nacido por influencia de los Hermanos Musulmanes egipcios y reprimido brutalmente en los noventa, mantiene un perfil bajo y hace votos por la democracia. Los yihadistas libios, que combatieron en Irak o Afganist¨¢n, capitanean batallones rebeldes, pero est¨¢n bastante neutralizados en sus propias comunidades. Ahora bien, la sharia, o legislacion isl¨¢mica, est¨¢ sin duda presente en el debate sobre la futura Libia. En Bengasi, la juez Naima Yibril se siente tranquila. "Los libios estamos pagando un precio demasiado alto por nuestra libertad, y nunca aceptaremos otro r¨¦gimen autoritario, sea religioso o de cualquier otra ¨ªndole. Ni aqu¨ª ni en Tr¨ªpoli".
Los principales dirigentes pol¨ªticos del cambio
- Mustaf¨¢ Abdel Yalil. Presidente del Consejo Nacional de Transici¨®n, Yalil, de 59 a?os, abandon¨® su cargo de ministro de Justicia de Gadafi, a quien hab¨ªa desafiado p¨²blicamente, cuando comenz¨® la represi¨®n de las revueltas en febrero. Es un personaje conciliador y respetado. Ha anunciado que no participar¨¢ en un futuro Gobierno.
- Abdelhafiz Ghoga. Vicepresidente y portavoz del CNT, este abogado de Bengasi cobr¨® relevancia cuando represent¨® a familiares de los presos asesinados en la prisi¨®n de Abu Salim, en 1996. Criticado por su indisimulada ambici¨®n pol¨ªtica, sus detractores le acusan de haber jugado a dos cartas con el r¨¦gimen.
- Ali Tarhuni. 60 a?os. Ocupa la cartera de Finanzas y Petr¨®leo en el Gobierno interino. Comenz¨® sus estudios de Econom¨ªa en Libia, hasta que en 1973 huy¨® al exilio. Termin¨® la carrera en Estados Unidos y trabaj¨® en la Universidad de Washington hasta su regreso a Libia, el pasado febrero.
- Mahmud Yibril. 59 a?os. Es el primer ministro del Gobierno rebelde y su jefe diplom¨¢tico. Economista formado en Egipto y EE UU. Como responsable del Consejo de Desarrollo entre 2007 y 2011, promovi¨® la apertura econ¨®mica en Libia. Su prestigio internacional le garantiza un papel importante en la transici¨®n.
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