Natalia, una luz entre las tinieblas
"Voy a pelear por el oro", dice la espa?ola tras clasificarse para la semifinal del 1.500
Paquillo, en su regreso, aguant¨® andando cinco kil¨®metros, un poco menos que hace dos a?os en Berl¨ªn, antes de cumplir la sanci¨®n por dopaje, pero se retir¨®. (Miguel ?ngel L¨®pez, el mejor espa?ol en la antes generosa prueba de los 20 kil¨®metros marcha, termin¨® 17?, a 1m 23s del ganador, el ruso Borchin, como en 2009). Anna Pinero, debutante en salto con p¨¦rtiga, hizo tres nulos en la ¨²nica altura que intent¨®, 4,25 metros, imitando el resultado de la saltadora de longitud Concha Montaner la v¨ªspera. Isabel Mac¨ªas, otra debutante, termin¨® frustrada la serie de 1.500 metros que le vali¨® la eliminaci¨®n, emitiendo los lamentos de quien se carga de culpas por no haber corrido bien.
El atletismo espa?ol era ayer por la ma?ana pura tiniebla, negrura que negaba la esperanza, hasta que sali¨® Natalia Rodr¨ªguez a la pista. Una luz en la oscuridad. La ma?ana se ilumin¨®, como dir¨ªa en sus versos Perales o alg¨²n poeta similar. En la pista, azul como la de Berl¨ªn, se manej¨® a la perfecci¨®n en su serie, marc¨® el territorio al toque de campana, control¨® a las rivales, pas¨® a las semifinales (ma?ana, a las 13.35) gastando lo justo. Al terminar, suspir¨® aliviada. "Estaba muy tensa", dijo; "ha sido una temporada extra?a. He competido poco, dudaba. Pero voy a pelear por el oro. Me hallo muy bien. F¨ªsicamente, no tanto como en Berl¨ªn. Aquella fue la mejor forma de mi vida".
El oro ya lo tendr¨ªa en su casa la plusmarquista espa?ola si no fuera porque en 2009 fue descalificada por empujar a la et¨ªope Gelete Burka en la ¨²ltima curva. Aquella frustraci¨®n, dice, ya est¨¢ olvidada; los hechos, asumidos. "Ahora me siento mucho m¨¢s segura, con m¨¢s armas t¨¢cticas", dijo; "de aquello aprend¨ª mucho".
En la siguiente serie, la otra espa?ola finalista en Berl¨ªn (cuarta) y campeona de Europa, Nuria Fern¨¢ndez, se clasific¨® despu¨¦s de una demostraci¨®n de empuje y poder¨ªo que hicieron olvidar que corre con un menisco roto.
Fueron dos fogonazos, claro. A la ca¨ªda de la tarde, cuando el sol se pon¨ªa, se volvi¨® la penumbra. Los tres del 800, el colectivo sevillano, Reina, Kevin y Marco, quedaron eliminados en unas semifinales en las que se vio tan claro el dominio del fenomenal David Rudisha como la distancia que separa a los esperanzadores espa?oles de la gran ¨¦lite. Como las esperanzas que provoca que Polonia clasificara a dos atletas para la final, junto a dos kenianos, un sudan¨¦s y un et¨ªope, y que otros dos atletas blancos, el renacido Borzakovsky y el norteamericano Nick Symmonds, completar¨¢n el cartel 50% black and white.
"Si est¨¢n los polacos, alg¨²n d¨ªa podremos estar nosotros", dice Marco; "en el 800 a¨²n hay hueco para los blancos". Y Kevin apostill¨®: "Pero a¨²n no. Mis piernas me han dicho que todav¨ªa no valgo para estar en una final".
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