Hormigas en la pared
La ruta personal de Salvat-Papasseit, que muri¨® en 1924 en la calle de la Argenteria
"Camino de sol -por las rutas amigas- unas hormigas". Y debajo, en las terrazas llenas a esta hora del mediod¨ªa, con la can¨ªcula a pleno funcionamiento, cientos de personas que hablan, comen, beben, fuman o simplemente esperan leyendo un peri¨®dico. Si no hubiera sido por la Nova Can?¨®, este poeta popular -posiblemente el mejor del siglo XX en catal¨¢n-, habr¨ªa corrido la misma suerte de otros grandes intelectuales obreros, hoy olvidados, como Felip Cortiella. Ahora, a sus pies solo hay dos m¨²sicos rumanos, con un viol¨ªn y un acorde¨®n, que se pasean entre las mesas interpretando Ojos negros. Estamos en la intersecci¨®n entre el paseo del Born y la calle del Rec, frente a una pared medianera que durante muchos a?os qued¨® al descubierto en esta esquina, pintada ahora con tres grandes franjas de color blanco p¨¢lido, ocre tostado y siena. Sobre el plaf¨®n m¨¢s oscuro hay inscrito un caligrama de Joan Salvat Papasseit en letras negras, que, con su dibujo sinuoso, recuerda una formaci¨®n de insectos. Y en cada uno de sus extremos -esquem¨¢ticas muestras de un cuaderno de caligraf¨ªa escolar-, una flor y una planta, como impresas en el cemento.
El F¨®rum dej¨® el Mapa Po¨¨tic: un recorrido a trav¨¦s de 26 poemas en 26 espacios de la ciudad
En las aguas del puerto hay barcos similares a los que tuvo por domicilio cuando era hu¨¦rfano
Su historia es bien curiosa, pues probablemente sea el mejor testimonio de lo que fue el F¨®rum de las Culturas; su mejor destilado, uno de sus ¨²nicos frutos dulces. Entre la infinidad de iniciativas que aprovecharon aquella efem¨¦ride, surgi¨® el Mapa Po¨¨tic, un recorrido a trav¨¦s de 26 poemas instalados en 26 espacios de la ciudad, durante los primeros 26 d¨ªas de junio de 2004. Los autores iban de Joan Vicen? Foix y Lu¨ªs Cernuda, a Raymond Carver, Samuel Beckett y Arthur Rimbaud. Se proyectaron versos de Francisco de Quevedo sobre el tanatorio de Les Corts; un poema visual de Joan Brossa se iluminaba cada noche con ventanas del edificio Europa del paseo de Gr¨¤cia con la Diagonal mientras resonaba la voz de Charles Bukowski en las alcantarillas del paseo de Andreu Nin.
Fuese porque la exposici¨®n se inaugur¨® aqu¨ª o porque result¨® la m¨¢s comentada y apreciada de todas, el caso es que el caligrama de Salvat Papasseit fue la ¨²nica de aquellas acciones que se incorpor¨® con fortuna al espacio urbano. Desde entonces, este sector del viejo Born tiene un nuevo signo de identidad que lo convierte en pieza importante de la ruta por los poemas visuales que pueden verse en las calles barcelonesas. Y a su vez, incorpora esta esquina a la ruta personal del poeta tuberculoso, que muri¨® en agosto de 1924 en la cercana calle de la Argenteria, encima de la tienda modernista de los Caf¨¦s el Magn¨ªfico. All¨ª ver¨¢n la placa que reza: "De madre gitana, de obrera estirpe y de leal naci¨®n, de dignidad poeta".
Estas calles son el escenario principal en la vida de Salvat Papasseit, que en el vecino Moll de la Fusta tiene estatua dedicada -obra del artista luxemburgu¨¦s Robert Krier-, en el mismo lugar donde trabaj¨® de vigilante portuario. En el pedestal, unos versos parecen murmurar l¨²gubres: "Vosotros no sab¨¦is lo que es guardar madera en el muelle". Desde este punto, en el comienzo de La Rambla puede verse el centro de arte Santa M¨®nica -antigua parroquia de Santa Madrona-, donde fue bautizado. En las aguas del puerto unos barcos similares a los que tuvo por domicilio, cuando era un ni?o hu¨¦rfano. Y al otro lado, en la Barceloneta, el peque?o piso donde escribi¨® su famoso Poema de Nadal, en el n¨²mero 11 de la calle del Doctor Gin¨¦ i Partag¨¤s: "Ma?ana sentados a la mesa olvidaremos a los pobres, y tan pobres como somos, Jes¨²s ya habr¨¢ nacido. Nos mirar¨¢ un momento a la hora de los postres. Y tras mirarnos se pondr¨¢ a llorar". Ah¨ª arriba, en el cementerio de Montju?c reposan sus restos; nicho 563 de la avenida de Sant Jordi.
De vuelta al Born, en pleno mediod¨ªa, estas brillantes hormigas parecen buscar un hogar amable para escapar del calor. La punta desaparecida de esta finca ha dejado paso al corte longitudinal de un hormiguero, que muestra su interior cual si fuera un insectario al aire libre. Pienso en este edificio como un pastel al que han cortado una porci¨®n, como una manzana que, una vez abierta, contiene un gusanito. La vida por dentro, a plena luz del d¨ªa. Y un pl¨¢cido viento estival mueve los ¨¢rboles del paseo, mientras otro grupo de rumanos -estos con clarinete y acorde¨®n-, interpreta a todo tren La Cumparsita. "Camino de sol -por las rutas amigas- unas hormigas".
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