La duquesa Cayetana, a hombros
La gran triunfadora de la tarde fue Cayetana, duquesa de Alba. No se visti¨® de luces, ni hizo el pase¨ªllo, ni se abri¨® de capa, ni cort¨® trofeos -cualquiera de estas actividades hubiera alcanzado ribetes de espect¨¢culo hist¨®rico-, pero concit¨® la atenci¨®n de la Ronda aut¨®ctona y for¨¢nea, (tarea casi imposible acceder a la plaza a causa de la marabunta de curiosos que ansiaba verla, como si no estuviera vista la buena se?ora), que se pele¨® para tocarla, felicitarla, vitorearla y llevarla en volandas hasta su localidad. Claro que, por si no lo saben, Cayetana de Alba se casa, y es l¨®gico que el pueblo soberano, tan bullanguero, festivo y televisivo ¨¦l, le presente sus respetos y le desee lo mejor para su nueva vida. Pero no acab¨® ah¨ª el ¨¦xito de la popular arist¨®crata: triunf¨® como modista o, qui¨¦n sabe si como ide¨®loga, del traje goyesco de Cayetano, que iba hecho un pincel con la vestimenta que la se?ora pens¨® o dibuj¨® pero no cosi¨® para tan trascendental momento.
DEL CUVILLO / EL JULI, MANZANARES, CAYETANO
Toros de N¨²?ez del Cuvillo, aceptables de presentaci¨®n, inv¨¢lidos, sosos y descastados. Destac¨® el cuarto por su codicia, y fue premiado con la vuelta al ruedo.
El Juli: pinchazo, media _aviso_ (oreja); pinchazo y estocada (dos orejas).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: estocada tendida (oreja); estocada _aviso_ (ovaci¨®n); estocada (dos orejas).
Cayetano Rivera: estocada trasera (oreja); estocada _aviso_ (dos orejas).
Plaza de la Maestranza de Ronda. 3 de septiembre. Corrida goyesca. Lleno de 'no hay billetes'.
La arist¨®crata no se visti¨® de luces ni hizo el paseillo pero fue una triunfadora
Manzanares, torer¨ªsimo con el sobrero que hizo el octavo toro
Cosas extra?as tiene la vida; se le conoc¨ªan a la se?ora habilidades diversas, pero no la del dise?o textil, y hete aqu¨ª que en los pocos ratos libres que le permite la preparaci¨®n de su enlace nupcial y en absoluto secreto ha estado d¨¢ndole vueltas a su actividad creadora, y en un pisp¨¢s ha aparecido el diestro enfundado en un traje de estilo ronde?o, de color rosa mexicano y negro, todo pasamaner¨ªa y encaje, en el que el corbat¨ªn ha sido sustituido por un pechero de encaje del siglo XVIII.
Y as¨ª, todo ufano y vistoso, Cayetano hizo el pase¨ªllo entre la admiraci¨®n general, mientras la se?ora duquesa se derret¨ªa de felicidad. No en vano hab¨ªa conseguido plasmar en un tejido la vinculaci¨®n de la Casa de Alba con el pintor de Fundetodos, y de ambos con la fiesta de los toros. Casi nada... Y Ronda toda, extasiada con su duquesa. Y Cayetano, consagrado modelo de alta costura y perfume caro, orgulloso, presumido y despacioso por esa mullida pasarela de un albero hist¨®rico con vestido tan singular. La plaza m¨¢s antigua, testigo mudo de la fusi¨®n de la pintura, la aristocracia, las dinast¨ªas toreras... ?Oj¨², qu¨¦ subid¨®n de adrenalina...! Y los vellos de todos los presentes, como escarpias.
Pero, vamos a ver. ?Qu¨¦ pinta aqu¨ª un cr¨ªtico taurino? ?Esto es una corrida de toros o un desfile de moda?
Aqu¨ª destacan dos protagonistas: Cayetana y Cayetano; y un motivo de atenci¨®n: el traje. ?Y los toros? ?A qui¨¦n le preocupan los toros?
Quiz¨¢, la clave resida en que, desaparecido su fundador, Antonio Ord¨®?ez, este festejo haya perdido consistencia taurina y ganado imagen y prestigio como cita anual imprescindible para gente bien y el famoseo reinante, a lo que contribuyen los afamados hermanos Rivera Ord¨®?ez, quienes con exquisito respeto a la memoria de su abuelo, mantienen la tradici¨®n. Por eso, los toros son lo de menos. A fin de cuentas, Ronda merece una visita y a ella se va a disfrutar del entorno, del men¨² ronde?o, de un buen vino de la zona, y, de paso, de la corrida, a la que la gente guapa y de categor¨ªa asiste de convite, sin pasar por taquilla, como debe ser.
Aunque no lo parezca, hubo toros. No parec¨ªan imprescindibles, pero los hubo. Bueno, bueno, la afirmaci¨®n precisa ser matizada. Ronda es plaza de tercera, pero su prestigio es de categor¨ªa reconocida en todo el orbe taurino. Quiz¨¢ por eso, exige que se lidien algo m¨¢s que gatitos bondadosos y ayunos de fuerza. Porque sin toros no hay espect¨¢culo; y no lo hay a pesar de este p¨²blico tan benevolente y festivo que no distingue un pit¨®n de una naranja. Pero como ha pagado -el que lo hiciera- entre 70 y 150 euros para presumir hoy de que ha presenciado tan importante acontecimiento, se empe?a en justificar el gasto con raqu¨ªticas y vergonzosas orejas que le devuelvan el aliento perdido en los bolsillos. Pero, se insiste, la historia de Ronda merece otro toro. Y todo ello a pesar del cuarto, de nombre Pegajoso, al que se le dio la vuelta al ruedo por su codicia, largura y fijeza en la muleta de El Juli. Un animal que manifest¨® s¨ªntomas de invalidez en el capote, lo picaron con un alfiler y se doli¨® reiteradamente en banderillas. Pero sirvi¨® en la muleta y ello se premi¨® exageradamente. Los dem¨¢s, animales sos¨ªsimos, bonancibles hasta la desesperaci¨®n, de los que producen l¨¢stima verdadera. El Juli brind¨® la faena del cuarto a la duquesa de Alba: "Se?ora", le dijo, "su presencia en la fiesta siempre la engrandece". Demostr¨® el diestro su capacidad y dominio en tandas por ambas manos largas y ligadas, con el cuerpo excesivamente arqueado, que supieron a poco. Es lo que suele ocurrir cuando aparece un toro con calidad en el tercio final. Fue, en conjunto, toro y torero, sin duda, lo mejor de la tarde. Su labor ante el soso primero fue entregada, larga, pesada y anodina.
El lote de Manzanares no sirvi¨® por su soser¨ªa, y su falta de casta y de fuerza. Destac¨® el torero por sus deseos de agradar, pero nada m¨¢s. Sobresalieron, una vez m¨¢s, los hombres de a pie de su cuadrilla, Juan Jos¨¦ Trujillo, Curro Javier y Luis Bl¨¢zquez, lo que siempre se agradece. Pidi¨® el alicantino el sobrero, que se inutiliz¨® y fue apuntillado. Y sali¨® otro, octavo de la tarde, muy noble y repetidor, al que mulete¨® con templanza y suavidad en un fin de fiesta inesperado y pre?ado de torer¨ªa.
Cayetano luci¨® traje, brind¨® el sexto a su dise?adora preferida, estuvo aburrido con su inservible primero, e hizo el esfuerzo ante el manejable ¨²ltimo, en el que destacaron m¨¢s las posturas, el toreo despegado y destemplado y la banda de m¨²sica que la hondura.
Salieron todos a hombros, pero quien m¨¢s lo mereci¨® fue Cayetana de Alba, el alma de esta corrida.
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