El Golem que aterroriz¨® Praga

La Muerte marca las diez y da vuelta a su reloj de arena, mientras los doce ap¨®stoles desfilan a la vez que uno de los anillos se?ala la casa del zod¨ªaco en la que se encuentran el sol y la luna. Esta escena inquietante se reproduce cada hora en el Reloj Astron¨®mico de Praga, mientras una nube de flashes desaf¨ªa al cielo encapotado sobre la Plaza Vieja. Un cuarteto de cuerda llena de acordes el lugar y una joven se acerca para ofrecer sus marionetas a unos turistas que disfrutan de una Plzen -la famosa cerveza checa- bajo las sombrillas. No reparan en que, bajo sus pies, hay 27 cruces blancas que recuerdan a los nobles que fueron ejecutados aqu¨ª, en 1621, por oponerse al Gobierno de Fernando II.

Jakub Machacka, un estudiante checo de la Facultad de Historia de la Universidad Karlova, recuerda este episodio a un grupo de Erasmus y les reta a que olviden la ruta tur¨ªstica oficial. A cambio, se ofrece a descubrirles las historias de intriga, venganza y fantasmas que esconden las calles de la capital bohemia.

En un espa?ol esforzado el gu¨ªa arranca su ruta alternativa en el puente de Carlos, donde las cabezas de 27 caballeros rebeldes fueron expuestas para disuadir a los checos de la posibilidad de nuevos alzamientos. "Praga tiene cientos de leyendas escalofriantes que contar", dice Machacka. "Nuestro pasado sangriento est¨¢ repleto de casos en los que abunda el misterio; los a?os y las creencias populares se han encargado de aportarles nuevos ingredientes". Un buen ejemplo es la historia de la construcci¨®n del puente que se alza sobre las aguas tranquilas del Moldava. "Algunos dicen que la grandeza de esta construcci¨®n est¨¢ en que, cuando caminas sobre ella, crees pisar tierra firme", explica el gu¨ªa, "pero lo m¨¢s impresionante es el pacto con el diablo que silencian sus 32 esculturas barrocas...". Cuenta la leyenda que el maestro Petr Parl¨¦ estaba cansado de que el puente se derrumbara cada noche y, desesperado, decidi¨® hacer un pacto sat¨¢nico. Parl¨¦ le ofreci¨® el alma de la primera persona que cruzase la pasarela y las obras concluyeron sin nuevos altercados hasta la noche antes de su inauguraci¨®n, en 1375. El constructor puso guardia en el puente para que nadie pudiera pisarlo hasta que no lo hiciese el gallo que hab¨ªa pensado soltar a medianoche para burlar al demonio, pero Satan¨¢s, disfrazado de obrero, fue a visitar a la esposa de Parl¨¦ antes de la hora bruja y le dijo que ¨¦ste hab¨ªa sufrido un accidente. Nadie pudo parar a la mujer, que desde entonces pasa las noches vagando.

"M¨¢s de 600 a?os despu¨¦s, en 2002, unas inundaciones hicieron que el r¨ªo cubriera el puente y el agua arras¨® la ciudad", comenta el gu¨ªa, mientras golpea el pavimento con la suela de su zapato y a?ade: "Lo que la mayor¨ªa no sabe es que bajo estos adoquines se esconde una ciudad medieval que fue sepultada bajo la calzada que se traz¨® para elevar la urbe cuando se produjo la primera crecida".

No es el ¨²nico secreto que guarda la Praga subterr¨¢nea. Junto al margen izquierdo del Moldava se encuentra la fortaleza m¨¢s grande del mundo. Una mole con casi mil ventanas y las agujas de la catedral de San Vito rasgando el cielo que se ha convertido en uno de los principales atractivos para los turistas, que hacen cola bajo la bruma para que un tren el¨¦ctrico les lleve a lo alto de la colina, mientras un m¨²sico ameniza el trayecto con su acorde¨®n. Con el traqueteo de la subida, Machacka tiene que elevar la voz para recordar al grupo que, en tiempos de Rodolfo II, las mazmorras fueron utilizadas como salas de tortura. De hecho, una de las torres del castillo lleva el nombre de Dalibor, un caballero que fue sentenciado a muerte por ayudar a los esclavos rebeldes durante un levantamiento. Seg¨²n la ¨®pera de Bedrich Smetana, el joven aprendi¨® a tocar el viol¨ªn mientras aguardaba su muerte y se hizo tan popular que las autoridades tem¨ªan anunciar la fecha de su ejecuci¨®n. No obstante, el nombre de este instrumento est¨¢ relacionado con las mazmorras por razones m¨¢s oscuras, ya que en la Edad Media tambi¨¦n se llamaba viol¨ªn a un dispositivo de tortura con agujeros para la cabeza y los brazos, que se estiraban hasta que el reo era desmembrado. Fue bautizado as¨ª por la "m¨²sica" que produc¨ªan los prisioneros durante el procedimiento, seg¨²n aparece en los carteles del Museo de la Tortura.

La dama de hierro

Este expositor s¨¢dico cuenta con 60 aparatos capaces de causar dolor solo con imaginar su aplicaci¨®n. Entre ellos, la dama de hierro, una m¨¢quina que perteneci¨® en 1620 al castillo eslovaco de Csejthe y fue utilizada por la Condesa Sangrienta, Erz¨¦bet B¨¢thory, para asesinar a doncellas v¨ªrgenes. "Eran atravesadas por cinco pu?ales que sal¨ªan del pecho de la aut¨®mata y dejaban un reguero de sangre en la que B¨¢thory se ba?aba", explica el gu¨ªa.

La imagen queda grabada en la mente de los estudiantes mientras se dirigen a Josefov, el gueto donde naci¨® Kafka. All¨ª est¨¢ el cementerio jud¨ªo, con doce mil l¨¢pidas que se agolpan como escudos de guerreros vencidos desde 1439. Entre ellas, la tumba del rabino Low, un estudioso de la C¨¢bala que, seg¨²n la tradici¨®n, dio vida al Golem. "Esta criatura vigilaba las puertas de Josefov, hasta que un d¨ªa, desorientado, hizo cundir el p¨¢nico en la ciudad", relata Machacka. "El rabino realiz¨® el ritual al rev¨¦s hasta que el Golem se convirti¨® en arcilla de nuevo y, desde entonces, se esconde en las vigas de la Sinagoga Vieja Nueva", dice el gu¨ªa antes de despedir la visita con iron¨ªa: "No os preocup¨¦is por un mu?eco de barro, en esta ciudad la verdadera amenaza son los taxistas".