Clavos curativos de origen sueco

No hace falta dar demasiados ejemplos que respalden la afirmaci¨®n: los suecos son los reyes del dise?o. Hace algo m¨¢s de dos a?os en aquel pa¨ªs a alguien se le ocurri¨® que, si los faquires pod¨ªan relajarse y meditar sobre una superficie con clavos, por qu¨¦ no pod¨ªan hacerlo ellos tambi¨¦n. ?D¨®nde est¨¢ el truco? Todo es cuesti¨®n de pura f¨ªsica. Si nos tumbamos sobre un solo clavo, este irremediablemente atravesar¨¢ el cuerpo sin piedad, pero si repartimos nuestro peso sobre una cama repleta de clavos, cuanto mayor sea la superficie sobre la que se reparte la fuerza, menor ser¨¢ la presi¨®n ejercida. Claro que lo de los clavos quiz¨¢s fuera excesivo, as¨ª que ese alguien decidi¨® redise?ar el producto: en lugar de una tabla de madera con puntas de hierro ser¨ªa una esterilla, port¨¢til y enrollable, con puntas de pl¨¢stico duro. Eso pensaron Johanna Mar¨ªa Jernb?ck y Sandra Johanson, dos j¨®venes empresarias suecas que, llegadas a Madrid por amor, pusieron en marcha la empresa MiPrana, dedicada al desarrollo y venta de este producto.

Como explica Johanna, si otras versiones de estas esterillas basadas en la acupresi¨®n (m¨¦todo de la medicina tradicional china que alivia el dolor y el estr¨¦s) hab¨ªan vendido dos millones de unidades en Suecia, con una poblaci¨®n total de nueve millones de habitantes... ?por qu¨¦ no iba a ocurrir lo mismo con MiPrana en Espa?a? Pronto se dieron cuenta de que, para salvar las diferencias existentes entre Espa?a y Suecia, ten¨ªan que hacer mucho m¨¢s que aprender castellano.

Pese a que ambas proced¨ªan de ambientes laborales vinculados al marketing y la econom¨ªa, "tuvimos que enfrentarnos a una atm¨®sfera empresarial distinta a la que est¨¢bamos acostumbradas. Adem¨¢s de que en Suecia el Estado ayuda mucho m¨¢s al emprendedor que en Espa?a, est¨¢ la distinta mentalidad del consumidor espa?ol, a quien alguien le tiene que decir que un producto le ha ido bien para que lo compre. En Suecia la gente no teme experimentar", afirma Johanna.

Con tes¨®n, ilusi¨®n y mucha determinaci¨®n, las empresarias salieron adelante. Lo hicieron dise?ando su propia colchoneta, adaptada al gusto nacional, y fueron sus primeras usuarias. "Mejoramos el dise?o a?adiendo asas para poder llevar la colchoneta de un sitio a otro y un forro de seda para hacerla visualmente m¨¢s atractiva"; encontraron financiaci¨®n en el entorno de las tres famosas efes -family, friends and fools, es decir, familia, amigos y locos o inversores que financian proyectos arriesgados-; aprendieron a vender su producto y encontraron un nicho de mercado: "la colchoneta es una alternativa econ¨®mica para personas que iban regularmente a balnearios y masajistas y ahora, con la crisis, tienen dificultades para hacerlo".

En MiPrana se plantean vender 10.000 colchonetas m¨¢s de aqu¨ª a final de a?o con la ayuda de El Corte Ingl¨¦s, a quien han convencido de sus bondades.