Vettel remata la faena en Monza
Tras su octavo triunfo, por delante de Button y Alonso, el alem¨¢n aspira a revalidar el t¨ªtulo en Singapur en la pr¨®xima carrera
La tremenda confianza que Red Bull, en general, y Sebastian Vettel, en particular, tienen puesta en el RB7 permiten que la escuder¨ªa energ¨¦tica y el piloto alem¨¢n puedan plantearse desaf¨ªos que hace poco tiempo les habr¨ªan parecido una chifladura. Proclamarse campeones mundiales a falta de cinco carreras para el final del campeonato o adjudicarse todas las pole position de la temporada son retos que ya est¨¢n al alcance de este joven equipo austriaco, que debut¨® en 2005 y ya se ha convertido en la referencia de la parrilla. Otro ejemplo del buen rollo que invade el garaje del b¨²falo rojo es la victoria que ayer logr¨® Vettel en Monza, un circuito que siempre se les hab¨ªa atravesado, en el que nunca hab¨ªan ara?ado nada bueno, ni un podio, ni una pole ni siquiera una vuelta r¨¢pida. El ¨²ltimo triunfo de Baby Schumi, esta vez por delante de Jenson Button y Fernando Alonso, le deja el t¨ªtulo a punto de caramelo. Ser¨¢ campe¨®n en Singapur, dentro de dos semanas, si gana all¨ª, Alonso no sube a los cajones y ni Button ni Mark Webber acaban en la segunda plaza.
Nadie hab¨ªa registrado tantas victorias desde que Schumacher lograra 13 en 2004
Con la corona en el zurr¨®n desde hace ya varias citas, el departamento t¨¦cnico de Red Bull, con Adrian Newey a la cabeza, se dedic¨® a preparar a conciencia el Gran Premio de Italia, la prueba m¨¢s intensa emocionalmente para Ferrari, que la afronta ante su hinchada y que tiene su cuartel general de Maranello a menos de dos horas en coche de su escenario. El perfil del trazado penaliza m¨¢s que ning¨²n otro del calendario los puntos fuertes de Kinky Kylie (Kylie, La Pervertida ), como bautiz¨® Vettel a su actual prototipo por el trasero del b¨®lido, "tan sugerente como el de Kylie Minogue", seg¨²n reconoce. Esas curvas son, en parte, las responsables de que esta m¨¢quina sobrevuele los virajes a toda casta?a como si, en vez de neum¨¢ticos, calzara tent¨¢culos, un par¨¢metro que recibe el nombre de downforce y que no es otra cosa que la carga aerodin¨¢mica vertical que empuja el monoplaza hacia el suelo. Pero es que, adem¨¢s de r¨¢pido, tambi¨¦n es fiable: el abandono de Webber, que fue por un accidente, es el primero de un Red Bull hasta ahora.
Resulta que Monza es una pista catalogada como de baja carga aerodin¨¢mica, circunstancia que explicar¨ªa el pobre bot¨ªn que Red Bull se hab¨ªa llevado a la boca hasta ahora y tambi¨¦n las ganas de Newey de voltear esa tendencia. Ya en Spa-Francorchamps, hace dos semanas, se vio a Webber circulando con un aler¨®n trasero min¨²sculo, un claro ejemplo de las ganas que ten¨ªa la gente de Milton Keynes de ganar en Italia. El coche estaba tan afilado que Vettel se permiti¨® el lujo de configurarlo ya el s¨¢bado, antes incluso de la sesi¨®n cronometrada, y dejarlo listo para rematar la faena ayer domingo, seguro como estaba el de Heppenheim de que volver¨ªa a arrancar el primero. As¨ª, pidi¨® a sus mec¨¢nicos que le calibraran la sexta marcha y la s¨¦ptima mucho m¨¢s cortas, limitando la velocidad punta del motor Renault que lleva, pero acentuando su aceleraci¨®n.
El susto que se debi¨® de llevar cuando vio aparecer el morro del Ferrari de Alonso nada m¨¢s arrancar... El espa?ol sali¨® como un rayo, se abri¨® a la derecha de Lewis Hamilton, que lo hizo el segundo, y se peg¨® al muro antes de volver a cerrarse para afrontar la frenada al mando del pelot¨®n en una maniobra que vuelve a poner en relieve que el 150? Italia que conduce no est¨¢ a la altura de la brillantez que esconde en sus manos. La irrupci¨®n del coche de seguridad por una mel¨¦ en la primera variante dio un respiro a Alonso, que solo pudo contener los achuchones de Vettel durante dos vueltas. Ese fue el tiempo que tard¨® el rubiales de 24 a?os en salir pegado a ¨¦l en una curva a la derecha como quien juega al trenecito, colocarse a su lado y superarle por fuera (quinta vuelta), con dos ruedas en el c¨¦sped, pie abajo y zafarrancho de combate, en una peque?a muestra de las carencias del b¨®lido rojo y las virtudes del azul, que tracciona como un demonio incluso cuando rueda por la tierra.
Cuando se vio en cabeza, Vettel comenz¨® a machacar el cron¨®metro a base de vueltas r¨¢pidas y se larg¨®, directo, hacia su octavo triunfo del a?o, un registro que nadie alcanzaba desde los 13 que acumul¨® Michael Schumacher en 2004, cuando alcanz¨® su ¨²ltimo cetro con Ferrari.
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