Un desastre impecable
El jueves, Jean-Claude Trichet, el presidente del Banco Central Europeo -el equivalente europeo a Ben Bernanke- perdi¨® su sangre fr¨ªa. En respuesta a una pregunta sobre si el BCE se est¨¢ convirtiendo en un "banco malo" gracias a su compra de deuda de pa¨ªses con problemas, Trichet, levantando la voz, insisti¨® en que su instituci¨®n ha actuado de manera "?impecable, impecable!" como guardiana de la estabilidad de los precios.
Desde luego que lo ha hecho. Y por eso es por lo que el euro corre ahora el riesgo de hundirse. La agitaci¨®n financiera en Europa ya no es un problema de las peque?as econom¨ªas perif¨¦ricas como la de Grecia. Lo que est¨¢ en marcha ahora mismo es un ataque a gran escala de los mercados contra las econom¨ªas mucho m¨¢s grandes de Espa?a e Italia. En este momento, los pa¨ªses en crisis representan alrededor de un tercio del PIB de la eurozona, as¨ª que la propia moneda com¨²n europea est¨¢ bajo una amenaza existencial.
Resulta dif¨ªcil defender que la situaci¨®n fiscal de Espa?a sea peor que la brit¨¢nica
La situaci¨®n est¨¢ llegando a un punto cr¨ªtico. Esto podr¨ªa venirse abajo en cuesti¨®n de d¨ªas
Y todos los indicios apuntan a que los dirigentes europeos no est¨¢n siquiera dispuestos a reconocer la naturaleza de esa amenaza, por no hablar ya de hacerle frente de manera efectiva.
Me he quejado mucho de la "fiscalizaci¨®n" del discurso econ¨®mico aqu¨ª en Estados Unidos, el modo en que la atenci¨®n prematura a los d¨¦ficits presupuestarios desvi¨® la atenci¨®n de Washington del actual desastre del empleo. Pero no somos ¨²nicos en ese sentido y, de hecho, los europeos han sido mucho, mucho peores.
Escuchen a muchos dirigentes europeos -especialmente, aunque no sean ni mucho menos los ¨²nicos, los alemanes- y pensar¨¢n que los problemas de su continente son una simple f¨¢bula sobre la deuda y el castigo: los Gobiernos se endeudaron demasiado, ahora est¨¢n pagando el precio y la austeridad fiscal es la ¨²nica respuesta.
Sin embargo, esta historia es v¨¢lida, en todo caso, para Grecia y nadie m¨¢s. Espa?a en concreto ten¨ªa super¨¢vit presupuestario y una deuda baja antes de la crisis financiera de 2008; se podr¨ªa decir que su historial fiscal era impecable. Y aunque fue golpeada duramente por el fin de su boom inmobiliario, sigue siendo un pa¨ªs con una deuda relativamente baja y resulta dif¨ªcil defender el argumento de que la situaci¨®n fiscal subyacente del Gobierno de Espa?a sea peor que la de, por ejemplo, el Gobierno brit¨¢nico.
Entonces, ?por qu¨¦ tiene Espa?a -junto con Italia, que tiene una deuda m¨¢s alta pero d¨¦ficits m¨¢s bajos- tantos problemas? La respuesta es que estos pa¨ªses se enfrentan a algo muy parecido a una espantada masiva bancaria, excepto por el hecho de que la retirada masiva de fondos afecta a los Gobiernos, en vez de -o m¨¢s exactamente as¨ª como a- a sus instituciones financieras.
As¨ª es como funciona dicha retirada masiva: los inversores, por la raz¨®n que sea, tienen miedo de que un pa¨ªs no sea capaz de pagar sus deudas. Esto hace que no est¨¦n dispuestos a comprar los bonos del pa¨ªs o, al menos, no salvo que se les ofrezca un tipo de inter¨¦s muy alto. Y el hecho de que el pa¨ªs deba refinanciar su deuda a tipos de inter¨¦s altos empeora sus perspectivas fiscales, lo que hace el impago m¨¢s probable, de modo que la crisis de confianza se convierte en una profec¨ªa que acaba cumpli¨¦ndose.
Y a medida que esto sucede, se convierte tambi¨¦n en una crisis bancaria, puesto que los bancos de un pa¨ªs suelen invertir grandes cantidades en deuda p¨²blica.
Ahora bien, un pa¨ªs con su propia moneda, como Reino Unido, puede eludir este proceso: si es necesario, el Banco de Inglaterra puede intervenir para comprar deuda gubernamental con dinero reci¨¦n creado. Esto podr¨ªa conducir a la inflaci¨®n (aunque incluso eso es improbable cuando la econom¨ªa est¨¢ deprimida); pero la inflaci¨®n plantea una amenaza mucho menor para los inversores que una suspensi¨®n de pagos total. Espa?a e Italia, sin embargo, han adoptado el euro y ya no tienen sus propias monedas. Como consecuencia, la amenaza de una crisis autocumplida es muy real (y los intereses sobre la deuda espa?ola e italiana son m¨¢s del doble que los de la deuda brit¨¢nica).
Y eso nos lleva de nuevo al impecable BCE. Lo que Trichet y sus compa?eros deber¨ªan estar haciendo ahora mismo es comprar deuda espa?ola e italiana; es decir, hacer lo que estos pa¨ªses estar¨ªan haciendo por s¨ª mismos si todav¨ªa tuviesen sus propias monedas. De hecho, el BCE empez¨® a hacer exactamente eso hace unas semanas y les dio un respiro temporal.
Pero el BCE se vio inmediatamente bajo la extrema presi¨®n de los moralizadores, que odian la idea de permitir que los pa¨ªses se libren del castigo por sus supuestos pecados fiscales. Y la percepci¨®n de que los moralizadores bloquear¨¢n cualquier acci¨®n futura de rescate ha desencadenado un nuevo p¨¢nico en los mercados.
Al problema se suma la obsesi¨®n del BCE por mantener su "impecable" historial en relaci¨®n con la estabilidad de los precios: en un momento en el que Europa necesita desesperadamente una recuperaci¨®n s¨®lida, y una inflaci¨®n moderada ser¨ªa realmente de ayuda, el banco ha estado restringiendo el dinero en lugar de hacer lo contrario, tratando de evitar un riesgo de inflaci¨®n que solo existe en su imaginaci¨®n.
Y ahora la situaci¨®n est¨¢ llegando a un punto cr¨ªtico. No estamos hablando de una crisis que tendr¨¢ lugar a lo largo de un a?o o dos; esto podr¨ªa venirse abajo en cuesti¨®n de d¨ªas. Y si lo hace, el mundo entero sufrir¨¢.
As¨ª que, ?har¨¢ el BCE lo que hay que hacer, que es prestar sin restricciones y rebajar los tipos? ?O seguir¨¢n los dirigentes europeos demasiado centrados en castigar a los deudores para salvarse a s¨ª mismos? El mundo entero est¨¢ observando.
? 2011 New York Times News Service.
Traducci¨®n de News Clips.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en Princeton y premio Nobel 2008.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.