?Acaso la educaci¨®n cotiza en bolsa?
Tengo para m¨ª que detr¨¢s del derrumbe del Centro de Investigaciones Pr¨ªncipe Felipe de Valencia se encuentra la misma cabecita de un lumbrera emprendedor de enorme futuro vinculado a los recortes en Educaci¨®n desde primaria, porque ?para qu¨¦ sirve atiborrar a los ni?os de mates y otras engorrosas asignaturas si al cabo no van a disponer de centros adecuados para completar, desarrollar y aplicar lo aprendido? Se dir¨¢ que la educaci¨®n es un gasto, como comer cada d¨ªa, pero todav¨ªa no he visto a nadie que defienda sin fisuras la alternativa del ayuno a tiempo completo. En consecuencia, ?qu¨¦ m¨¢s dar¨¢ que los profesores dediquen veinte, treinta o cuarenta horas a la ense?anza si al cabo tanto la atenci¨®n de los alumnos como los esfuerzos de los ense?antes (que no son escasos) no van a servir absolutamente para nada en un futuro pr¨®ximo? Tambi¨¦n se afirma que hay mucho viva la virgen entre los profesores, aunque no m¨¢s que entre los pol¨ªticos, los asesores culturales, los artistas o los abogados. Esa torpe afirmaci¨®n se hace con el mismo desd¨¦n con que se despacha al mendigo, reproch¨¢ndole que lo suyo es la vagancia por cuenta ajena Es una doble torpeza, ya que la militancia del que se proclama abrigado por la virgen rara vez es un descamisado, y en la hip¨®tesis de que el tipo que cena en una terraza y trata de ese modo al indigente no expresa otra cosa que su temor a que sus vidas no acaben por ser sim¨¦tricas.
As¨ª que se trata de seguir suministrando educaci¨®n pero mediante el filtro de un gotero que dosifica las dosis. Eso en la ense?anza p¨²blica, ya que la privada tiene m¨¢s altas miras para cubrir sus muy preclaros prop¨®sitos. Desde esa perspectiva (por no abrumar al posible lector con la evoluci¨®n de la ratio profesor-alumno en los ¨²ltimos a?os), se dir¨ªa que la Educaci¨®n est¨¢ en trance de acudir a urgencias como paso previo a su ingreso en la UVI antes de pasar a la UCI, se ignora todav¨ªa si a causa de la comida que sirven en muchos centros de ense?anza o a los presumibles ataques de p¨¢nico de los ense?antes. Una soluci¨®n nada recomendable, por otra parte, si se considera que en el nuevo centro hospitalario se intervino con ces¨¢rea a una parturienta sin que hubiera manera de encontrar hilo de sutura en todo el edificio, o que un quir¨®fano de trinqui en otra intervenci¨®n se neg¨® a funcionar en su espl¨¦ndido debut. A lo que se une que la psiquiatr¨ªa p¨²blica no trata los s¨ªntomas significativos de estr¨¦s m¨¢s que con medicamentos y dispensaci¨®n de visitas cada quince d¨ªas, y eso con suerte, lo que no parece lo m¨¢s indicado en una situaci¨®n como la que padecemos. De modo que la jugada es de amplio espectro. La educaci¨®n es un engorro, la investigaci¨®n es el pariente pobre y la sanidad no tiene ni para tiritas.
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