Neymar y la deuda europea
Al tiempo que el Real Madrid y el Barcelona disputaban por traer a Espa?a por un gran pu?ado de millones de euros a Neymar, delantero brasile?o con proyecci¨®n para ser el mejor futbolista del mundo, el ministro de Econom¨ªa de Brasil, Guido Mantegna, declaraba que su pa¨ªs junto a otros emergentes (China, India y Rusia) est¨¢n dispuestos a ayudar a Europa para que salga de la monumental crisis de la deuda soberana.
Esta contradicci¨®n es el sino de nuestro tiempo. Mientras algunas empresas occidentales todav¨ªa acuden a los pa¨ªses emergentes como los grandes conquistadores de mercados, el mundo ha cambiado de centro de gravedad desde el Norte y Occidente hacia el Sur y Oriente. La globalizaci¨®n ha dispersado el poder, tan concentrado hasta ahora en el glacis norteamericano, por todo el sistema internacional y sus beneficiarios est¨¢n sobre todo en los pa¨ªses citados y en otros como Sud¨¢frica, Turqu¨ªa, etc¨¦tera. La Gran Recesi¨®n ha cambiado esa caracter¨ªstica neta de las ¨²ltimas crisis de que ¨¦stas se extend¨ªan desde la periferia hacia el centro; ahora, el epicentro ha sido Estados Unidos, y dentro de Estados Unidos, Wall Street, y el principal escenario de contagio ha sido la vieja Europa.
Los BRIC a¨²n son pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo en lo que respecta a la renta per c¨¢pita
No habr¨¢ ayuda colectiva de los pa¨ªses llamados emergentes al conjunto de Europa
Esta semana, coincidiendo con la asamblea del FMI, se reunir¨¢n en Washington los pa¨ªses BRIC (Brasil, Rusia, China e India). A sus obsesiones habituales (reducir la hegemon¨ªa del d¨®lar como moneda de reserva, sustituyendo a la divisa americana por una cesta de monedas; actuar con una sola voz en los organismos multilaterales, exigir que el nombramiento de los directivos de ¨¦stos no se atenga al reparto de siempre -un europeo al FMI; un americano al Banco Mundial-, cambiar el funcionamiento y la composici¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU...) a?adir¨¢n la preocupaci¨®n por la situaci¨®n de la econom¨ªa europea y americana. Es una preocupaci¨®n ego¨ªsta, no solidaria: si ¨¦stas entran en una nueva recesi¨®n, dejan de pagar su deuda p¨²blica o sus bancos atraviesan por problemas de solvencia, se resentir¨¢n las exportaciones de los emergentes y sus extraordinarias reservas de divisas reducir¨¢n su valor, los dos pilares en los que han asentado su ¨¦xito econ¨®mico en la ¨²ltima d¨¦cada.
No cabe esperar una acci¨®n colectiva de los BRIC (a ellos se ha a?adido desde abril de este a?o Sud¨¢frica y el acr¨®nimo ha a?adido una "S": BRICS) ni tampoco una determinaci¨®n conjunta sobre Europa. Cada emergente estudiar¨¢ las oportunidades y la cartograf¨ªa econ¨®mica de cada pa¨ªs europeo. No todos los emergentes son, en el mismo grado, sujetos del mismo objeto de deseo: depende de las ansias inversoras y de la capacidad de las reservas de cada uno. En el caso de China son casi infinitas: 3,2 billones de d¨®lares; las de los dem¨¢s pa¨ªses son amplias pero limitadas: Rusia, 540.000 millones; Brasil, 350.000 millones; India, 300.000 millones. China, que ni es una democracia ni todav¨ªa una econom¨ªa de mercado en sentido estricto, es la m¨¢s halagada por la potencialidad de sus fondos soberanos (empresas p¨²blicas cuyo capital est¨¢ constituido por las reservas obtenidas con el comercio de sus materias primas y de las manufacturas exportadas) y por su avance -muchas veces silencioso- en zonas como ?frica, Am¨¦rica Latina... y EE UU y Europa.
La gran paradoja est¨¢ en que mientras que los BRIC (la mitad de la poblaci¨®n mundial, un cuarto del PIB mundial, 40% de la superficie total, protagonistas del 65% del crecimiento del planeta en los ¨²ltimos a?os) escalan puestos de modo constante en la clasificaci¨®n absoluta de los pa¨ªses por el valor de sus econom¨ªas, en t¨¦rminos relativos todav¨ªa est¨¢n m¨¢s cerca de ser pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo que pa¨ªses ricos. China, que en 2010 super¨® a Jap¨®n como segunda potencia del planeta, ocupa el puesto 90 en la lista mundial de la renta per c¨¢pita. Los cuatro BRIC tienen gigantescos problemas de pobreza entre su poblaci¨®n, desigualdad entre las clases sociales y entre el campo y la ciudad, dotaci¨®n de infraestructuras, capital tecnol¨®gico y humano, y sus sistemas de protecci¨®n, en el caso de que se existan, son muy manifiestamente mejorables. No son precisamente ejemplo de calidad y eficacia en esos cap¨ªtulos. Entonces, ?por qu¨¦ est¨¢n dispuestos a ayudar a Europa y a EE UU en vez de invertir en el interior de sus propios pa¨ªses?
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