La izquierda, el d¨¦ficit y la Constituci¨®n
La reforma de la Constituci¨®n para incluir una limitaci¨®n al d¨¦ficit p¨²blico est¨¢ levantando la oposici¨®n de personas y entidades que se sit¨²an a la izquierda del espectro pol¨ªtico: algunos miembros del PSOE, Izquierda Unida, UPyD, el Movimiento 15-M y los sindicatos CC OO y UGT. A mi juicio, est¨¢n equivocados, y hay buenas razones para que apoyen la reforma constitucional, precisamente desde posiciones de izquierda.
Primero. El l¨ªmite se refiere al d¨¦ficit estructural, es decir, no impide que cuando la econom¨ªa se contrae, los gastos aumenten por encima de los ingresos para atender las necesidades derivadas de la propia recesi¨®n, en especial el seguro de desempleo. En lenguaje m¨¢s t¨¦cnico, es una medida del d¨¦ficit que ya est¨¢ corregida por los estabilizadores autom¨¢ticos, o sea, los ingresos y gastos, cuyo comportamiento es por s¨ª mismo antic¨ªclico. Esto est¨¢ muy alejado del d¨¦ficit cero que se propugna por los conservadores m¨¢s doctrinarios.
Si el recurso al d¨¦ficit y el endeudamiento est¨¢n limitados, gastaremos mejor, lo cual favorecer¨¢ el crecimiento futuro
Segundo. La reforma es oportuna porque la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola y europea es muy grave. Tambi¨¦n es suficientemente flexible por las excepciones que contempla (recesi¨®n, cat¨¢strofe, emergencia) y sensata en su horizonte de ejecuci¨®n temporal.
Tercero. Una promesa cre¨ªble y reforzada en la Constituci¨®n de estabilidad presupuestaria futura contribuye al crecimiento econ¨®mico a corto plazo, que debe ser nuestra prioridad absoluta para reducir el paro. En efecto, al generar confianza en nuestros acreedores, puede ayudar a superar, en la medida que est¨¢ en nuestras manos, el obst¨¢culo central al crecimiento econ¨®mico, que es el financiero, la sequ¨ªa del cr¨¦dito que ahoga las empresas. Esta escasez de cr¨¦dito deriva de la crisis global, de nuestro alto endeudamiento privado, de la r¨¦mora de los pisos sin vender en las cuentas de las entidades financieras y de las expectativas de que nuestra deuda p¨²blica siga aumentando por falta de crecimiento y posible conversi¨®n de la deuda privada en p¨²blica, sin que est¨¦ claro c¨®mo la vamos a pagar si no crecemos en los a?os pr¨®ximos. Todo ello se traduce en mayores intereses a pagar por los cr¨¦ditos que hemos de contraer en los mercados internacionales, tanto p¨²blicos como privados.
Cuarto. Que los dos partidos mayoritarios se hayan puesto de acuerdo en la reforma es la mejor noticia para la econom¨ªa espa?ola desde el estallido de la crisis, porque genera confianza en nuestras capacidades como pa¨ªs. Esperemos que otros grupos pol¨ªticos se les sumen.
Quinto. Un l¨ªmite al d¨¦ficit estructural no condiciona el tama?o del sector p¨²blico, ni la generosidad de nuestro Estado de bienestar. Un d¨¦ficit reducido es compatible con cualquier tama?o del Estado de bienestar. Un d¨¦ficit elevado y persistente es incompatible con su sostenibilidad. La viabilidad y mejora de nuestro Estado de bienestar b¨¢sicamente dependen de que consigamos reemprender y mantener el crecimiento econ¨®mico, no de que podamos endeudarnos mucho.
Sexto. Un d¨¦ficit y un nivel de deuda p¨²blica reducidos son una garant¨ªa de independencia respecto de los mercados y agencias de calificaci¨®n.
S¨¦ptimo. Restringir la espita del d¨¦ficit fuerza a que las decisiones de gasto se planteen con mayor rigor y respeto por la eficiencia. Seguramente el problema principal del gasto p¨²blico en Espa?a no es su tama?o, sino su ineficiencia. ?Qui¨¦n duda de que grandes obras p¨²blicas y muchos gastos corrientes, especialmente de las Administraciones territoriales, han sido un derroche que podr¨ªamos haber gastado mejor para aumentar el crecimiento y evitar el paro? Si el recurso al d¨¦ficit y el endeudamiento est¨¢n limitados, gastaremos mejor, lo cual favorecer¨¢ el crecimiento futuro.
Octavo. La estabilidad presupuestaria recogida en la Constituci¨®n es una garant¨ªa para nuestros j¨®venes actuales y para las generaciones futuras de que no van a estar abrumados por la carga de los intereses de las deudas que se contrajeron en ¨¦pocas pasadas.
Noveno. La restricci¨®n del d¨¦ficit en la Constituci¨®n puede contribuir a limitar el oportunismo pol¨ªtico. No es dif¨ªcil ganar votos gastando. Pienso en el Ayuntamiento de una ciudad espa?ola que cuando fue largos a?os gobernado por la izquierda mantuvo unas cuentas saneadas; un Consistorio de otro color, aprovechando la capacidad de endeudamiento conseguida, gast¨® y se endeud¨® a manos llenas, sobre todo en obras suntuarias y festejos, consiguiendo mantenerse en el poder hasta hoy. La reforma puede protegernos frente a pol¨ªticos y ciudadanos miopes que no piensan en el largo plazo.
Ni mucho menos esta reforma convalida los errores de otras decisiones de pol¨ªtica econ¨®mica y los problemas de liderazgo en Espa?a y en Europa. Pero, seguramente desde la izquierda, en este caso habr¨ªa que corregir el tiro y emplear el esfuerzo cr¨ªtico en objetivos tales como conseguir una mayor conciencia y participaci¨®n ciudadana acerca de los problemas de eficiencia de nuestro gasto p¨²blico (gastar mejor) y las dimensiones europeas y globales de la crisis y las pol¨ªticas que se est¨¢n aplicando. ?Cu¨¢ndo hacemos una manifestaci¨®n por una pol¨ªtica fiscal europea y progresista?
F¨¦lix Lobo es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III.
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