Bancos: no por su cara bonita
En diciembre de 2009 el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, compareci¨® ante el Parlamento Europeo. Ante las acusaciones de algunos eurodiputados de que los bancos de la zona estaban usando el dinero p¨²blico para especular y maquillar sus beneficios, el mensaje de Trichet, triple, fue muy rotundo: 1) es "improbable" que los contribuyentes acepten "por segunda vez" salir al rescate de entidades financieras con dinero p¨²blico; 2) todo lo que se ha hecho por los bancos "no ha sido por su cara bonita", sino porque tienen un papel esencial en la econom¨ªa de mercado: prestar; y 3) los que piensan que no ha pasado nada y que podemos volver a la situaci¨®n de antes de la crisis (beneficios estratosf¨¦ricos, bonus geom¨¦tricos...) "se equivocan de plano".
Una parte del segundo turno de b¨²squeda de capital ser¨¢ de nuevo dinero de los contribuyentes
La asamblea del FMI y la reuni¨®n del G-20: rotundos en ret¨®rica, nulos en resultados
A dos a?os escasos de las palabras del representante del BCE, 420.000 millones de euros despu¨¦s, utilizados en la recapi-talizaci¨®n de los bancos europeos (300.000 de ellos, p¨²blicos) y 170.000 millones de euros de ayudas sin las cuales un tercio de los mismos habr¨ªa suspendido las pruebas de esfuerzo realizadas por la Autoridad Bancaria Europea, el sector est¨¢ a punto de iniciar un segundo turno de b¨²squeda de capital, una parte del cual ser¨¢ de nuevo de dinero de los contribuyentes, y sin que el cr¨¦dito haya vuelto a fluir. Las condiciones de Trichet no se han cumplido pero aqu¨ª estamos otra vez, d¨¦j¨¤ vu, en otra ronda de necesidades financieras.
La econom¨ªa europea sufre una coyuntura con tres problemas concatenados: estancamiento econ¨®mico de casi todos los pa¨ªses de la zona; posibilidad de impago de la deuda soberana de una parte de ellos, que han sobrepasado la categor¨ªa de perif¨¦ricos; y problemas de liquidez y de solvencia de la banca privada, considerada el aparato sangu¨ªneo del sistema. Si los dos primeros no se superan y se extienden en el tiempo, el tercero se agravar¨¢. Lo reconoc¨ªa el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Joaqu¨ªn Almunia: "Tristemente, a medida que la crisis de la deuda soberana empeora, m¨¢s bancos pueden necesitar ser recapitalizados, adem¨¢s de los nueve que suspendieron las pruebas de esfuerzo de julio".
La situaci¨®n se ha complicado de tal modo que ahora cuando se habla de tiempo hay que referirse al cort¨ªsimo plazo. Los lunes de todas las semanas comienzan con los agentes econ¨®micos conteniendo la respiraci¨®n para ver c¨®mo arrancan los mercados. Sin af¨¢n de alarmismo, se puede hablar en muchos casos de desesperaci¨®n y de p¨¢nico. La econom¨ªa del miedo se extiende. La asamblea del FMI y la reuni¨®n del G-20 de hace 48 horas han sido rotundas en ret¨®rica (la declaraci¨®n m¨¢s significativa ha sido la del secretario del Tesoro americano, Timothy Geithner, hablando de la posibilidad de una "suspensi¨®n de pagos en cascada" por toda Europa) y nulas en resultados. Es imposible comprender que las autoridades europeas hayan de esperar a octubre (?dos semanas!) para resolver de una vez el paquete de rescate a Grecia. La pol¨ªtica, paralizada, y el BCE actuando como ¨²nico pararrayos, con todas sus contradicciones (en los ¨²ltimos meses ha subido dos veces el precio del dinero, en vez de bajarlo).
Acostumbr¨¦monos a que a pesar de no arreglar ya el rescate griego, a pesar de no autorizar todav¨ªa los eurobonos, a pesar de no aprobar a¨²n las nuevas funciones y el monto del fondo de rescate, a pesar de no reconducir los plazos y las condiciones en las que los pa¨ªses deben cumplir las exigencias de d¨¦ficit sin sacrificar el crecimiento econ¨®mico, a pesar de todo ello la recapi-talizaci¨®n financiera se convertir¨¢ en el principal centro de atenci¨®n de esta fase de la crisis.
Al menos, que el apoyo p¨²blico sea condicionado: que las ayudas a los bancos no sean ayudas a los banqueros, y que si entra dinero p¨²blico en el capital de las entidades privadas, tambi¨¦n se sienten sus representantes en los Consejos de Administraci¨®n, con capacidad pol¨ªtica para vigilar que se ejerce lo que exig¨ªa Trichet: que se preste dinero y que la liquidez que reciban las entidades no sirva tan solo para especular con los tipos de inter¨¦s entre lo que reciben y lo que compran con ello. Si no, m¨¢s temprano que tarde veremos otra ronda de recapitalizaci¨®n. ?Qu¨¦ estafa!
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