Dolor verdadero detr¨¢s de cada chanza
Un terrorista que en realidad no es m¨¢s que un aspirante a fantoche mira a la c¨¢mara de v¨ªdeo con el gesto impostado de la maldad, pronuncia amenazas contra Occidente mezcladas con reivindicaciones simplemente majaderas mientras agarra su arma como si fuera la continuaci¨®n de su propio cuerpo. De pronto, la intrahistoria de la grabaci¨®n queda al descubierto: como la cruel, desoladora y desternillante toma falsa de un v¨ªdeo de reivindicaci¨®n terrorista, el plano se convierte en el de un idiota con una ametralladora de los action men. Pero ?qu¨¦ es m¨¢s peligroso: un inteligente que sabe lo que hace o un lerdo de encefalograma plano? Chris Morris reflexiona sobre ello en la sensacional Four lions, una atrevida bomba de relojer¨ªa en forma de comedia negra.
FOUR LIONS
Direcci¨®n: Chris Morris.
Int¨¦rpretes: Kayvan Novak, Nigel Lindsay, Riz Ahmed, Adeel Akhtar. G¨¦nero: comedia negra.
Reino Unido, 2010.
Duraci¨®n: 97 minutos.
Morris, prestigioso comediante brit¨¢nico, habitual de la radio y de la televisi¨®n, se acerca por primera vez al cine en formato de largometraje con una historia complicad¨ªsima de resolver. ?Hay algo m¨¢s dif¨ªcil que hacer comedia de la guerra y hablar de dramas y realidades absolutamente contempor¨¢neos de la pel¨ªcula, no en retrospectiva? Lo hizo Charles Chaplin en El gran dictador; Ernst Lubitsch, en Ser o no ser; Stanley Kubrick con el apocalipsis nuclear en Tel¨¦fono rojo: ?volamos hacia Mosc¨²?, y muy poco m¨¢s. Morris lo logra retratando la llamada guerra contra el terrorismo y a un grupo armado isl¨¢mico compuesto por ciudadanos brit¨¢nicos de origen ¨¢rabe. Y lo hace desarbolando la famosa teor¨ªa de Woody Allen de que comedia es igual a tragedia m¨¢s tiempo. A Morris no le hace falta el paso del tiempo para ser certero tanto en la comicidad del gag como en el drama interior que siempre conlleva el humor negro. Porque la reflexi¨®n tiene trascendencia, porque detr¨¢s de cada chanza hay dolor verdadero, porque este nunca se muestra, queda larvado, fuera de campo, y es el espectador el que debe sacarlo a la luz, quiz¨¢ previa carcajada, con un ejercicio de inteligencia cr¨ªtica.
En Four lions est¨¢n presentes la manipulaci¨®n ideol¨®gica ("en las mezquitas parece que los imanes cagan sabidur¨ªa", dice uno de los terroristas) y la degradaci¨®n de la mujer en la mayor¨ªa de los hogares musulmanes. Pero tambi¨¦n hay estopa para la polic¨ªa brit¨¢nica ("?si lo he matado es que era el objetivo!", dice un tirador tras un error, parafraseando aquel disparate del brasile?o abatido en el metro de Londres), para los atajos antidemocr¨¢ticos en los interrogatorios...
La versi¨®n integrista isl¨¢mica de El rey Le¨®n que un padre le cuenta a su hijo, como una especie de yihad para ni?os, solo puede compararse con aquel zarrapastroso Frente Popular de Judea inventado por los Monty Phyton para La vida de Brian. Aunque lo m¨¢s importante termina siendo la mueca del espectador, que se r¨ªe y se congela, se r¨ªe y se congela, hasta llegar a un ¨²ltimo plano en el que toca preguntarse: "Si tanto me he carcajeado, ?por qu¨¦ ahora estoy herido por dentro?".
Babelia
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