?Qu¨¦ nos quedar¨¢ de la microcultura?
Teatro m¨ªnimo, cine con m¨®viles, relatos de una frase, 'nanopoemas': las formas de creaci¨®n en formato corto crecen sin parar pero su impacto real es un enigma
Una se?ora colorea, sobre la mesa de la cocina, un ¨¢lbum de dibujos para ni?os. A los pocos segundos, su hija vuelve a casa. Las dos entablan una conversaci¨®n ¨ªntima sin preocuparse de la decena de invitados que, sentados en taburetes, llenan el min¨²sculo cuarto y escuchan en silencio. Pasan menos de 15 minutos, el tiempo suficiente para que la madre encuentre las palabras para explicar a su hija por qu¨¦ su padre no volver¨¢. El di¨¢logo termina. Los aplausos de los invitados cierran la sexta y ¨²ltima representaci¨®n de la noche de Pap¨¢ se ha ido. Maribel Vitar y Mara Ballestero, las actrices, se despiden del p¨²blico con una reverencia.
La obra es una de las delicatessen culturales que, en formato de bolsillo, se ofrecen en el n¨²mero 9 de la calle de Loreto y Chicote de Madrid. Un tema, seis obras, seis representaciones por noche de mi¨¦rcoles a domingo. Cada funci¨®n cuesta cuatro euros y dura un cuarto de hora. Estos n¨²meros encierran la f¨®rmula ¨¢urea que resuelven las salas del Microteatro Por Dinero. Entre 5.000 y 8.000 personas (seg¨²n Ver¨®nica Larios, una de los 21 socios que dirigen el barco) mezclan cada mes ca?as y p¨ªldoras de teatro, siguiendo una receta que celebra ahora su primer aniversario y que simboliza la pujanza del fen¨®meno de la microcultura, amado por unos y denostado por otros. Un fen¨®meno de crecimiento exponencial pero cuyo alcance de impacto real en la historia de la cultura es, a d¨ªa de hoy, un enigma.
Jos¨¦ Luis Pardo alude a "la crisis del formato largo, sobre todo en literatura"
Fernando Savater: "Esta jibarizaci¨®n de la cultura resulta dudosa"
"Respecto al teatro tradicional se gana en intimidad y libertad", asegura Elvira Lindo. La escritora, autora de varios guiones teatrales, es el bol¨ªgrafo tras los di¨¢logos de Pap¨¢ se ha ido. "Me gusta mucho esta f¨®rmula", afirma, "ves una o m¨¢s obras, tomas una ca?a. Es m¨¢s inmediato y m¨¢s alternativo".
Pero no solo de teatro vive el prefijo micro. De hecho, ¨²ltimamente parece encajar bien en todo tipo de puzles culturales. Entre fen¨®menos m¨¢s asentados (microrrelatos) y otros m¨¢s recientes (micropoes¨ªa, festivales de microcine rodado con m¨®viles...), lo peque?o desfila a menudo en las pasarelas de la cultura. "Hay varias causas", explica el fil¨®sofo y ensayista Jos¨¦ Luis Pardo, "la crisis del formato largo, de los grandes relatos, sobre todo en la literatura, es una de ellas. En segundo lugar, los nuevos medios tecnol¨®gicos favorecen contenidos m¨¢s f¨¢ciles de difundir y descargar. Es el sabor de lo ef¨ªmero".
"No tenemos tiempo, necesitamos una comunicaci¨®n m¨¢s urgente, entender las cosas de un disparo", tercia la micropoetisa Ajo. Por ello, sus pistolas llevan desde 2004 cargadas de proyectiles fugaces como: "Olvidan solo quienes tienen tiempo". Ese mismo a?o Ajo public¨® Micropoemas, el primer libro que recog¨ªa sus obras. Desde entonces, la brevedad no ha dejado de ser el primer punto de su manifiesto art¨ªstico. "Es mucho m¨¢s dif¨ªcil: decir mucho con poco significa complicarse la vida", defiende la interesada.
Aqu¨ª parece hallarse una de las claves del g¨¦nero micro. Ya se hable de cine, de teatro o de literatura, no cambian los fundamentos que mantienen en pie el peque?o castillo. "Hay que tener una idea clara de lo que se quiere narrar y caracterizar bien a los personajes", explica Ver¨®nica Larios, del proyecto Microteatro Por Dinero. Elvira Lindo va m¨¢s all¨¢: "Tienes que contar m¨¢s de lo que te permita el espacio o el tiempo, ser muy sugerente".
Creadores de comidas ef¨ªmeras, los chefs de la microcultura f¨ªan sus esperanzas al retrogusto. "Un buen microrrelato deja en el lector una angustiosa duda", resume la escritora argentina Ana Mar¨ªa Shua, especialista en la materia. Tras las huellas de Borges y Cort¨¢zar, aut¨¦nticos pioneros del microrrelato, Shua lleva ya cuatro libros depositando interrogantes en la mente del lector.
Una estancia larga en un terreno donde algunos se quedan durante un tiempo casi tan fugaz como sus creaciones. "El microteatro puede ser un buen ejercicio para m¨¢s adelante hacer algo con m¨¢s espesor", explica Elvira Lindo. "Desconf¨ªo de los que solo son microrrelatistas: prefiero los que tambi¨¦n tocan otros g¨¦neros", argumenta Ana Mar¨ªa Shua. De hecho, la argentina es autora de novelas, obras infantiles y cuentos. "Lo m¨¢s dif¨ªcil de escribir es una novela, porque hay que sostener una arquitectura compleja como la de un rascacielos", sostiene la escritora. Construir una "casita" (como ella define a los microrrelatos) puede ser, en cambio, cuesti¨®n de un instante. En estas palabras est¨¢ encerrado todo el esp¨ªritu de su autora: Socorro, socorro, s¨¢quenme de aqu¨ª es un ejemplo de creaci¨®n que Shua realiz¨® en pocos minutos, guiada por una intuici¨®n.
Eso s¨ª, todo arquitecto de lo micro tiene que saber manejar lijas y cinceles. "Los microrrelatos son piedras preciosas, extremadamente pulidas. Los mejores alcanzan la perfecci¨®n m¨¢s absoluta en la literatura. Pero es un g¨¦nero que no acepta el m¨¢s m¨ªnimo defecto: perder¨ªa inmediatamente su valor", explica Shua. La misma escritora reconoce, sin embargo, que "cualquiera puede tener un peque?o ¨¦xito, conseguir escribir un microrrelato que est¨¦ muy bien, aunque no un libro".
En junio, el presidente de la Academia de Cine, Enrique Gonz¨¢lez-Macho, se?alaba: "Hoy cualquiera puede hacer pel¨ªculas con una c¨¢mara de 300 euros". Es, por decirlo a la manera de Shua, la angustiosa duda que acompa?a a este fen¨®meno, y que Fernando Savater expresa as¨ª: "Aunque puede haber cosas de indudable calidad, esa jibarizaci¨®n de la cultura resulta dudosa. Es la influencia del zapping primero y del Twitter despu¨¦s en todos los campos".
La soluci¨®n, seg¨²n los entrevistados, es tan sencilla que cabe en una palabra: calidad. "En Espa?a hay 20 millones de escritores, pero publican 10 de ellos. El talento destaca. Las primeras pel¨ªculas de Amen¨¢bar y Almod¨®var fueron cojonudas. Para otros, el primer trabajo es el ¨²ltimo", respond¨ªa Gonz¨¢lez-Macho. Jos¨¦ Luis Pardo desdramatiza sobre la cuesti¨®n del c¨®mo: "No hay que obsesionarse con el formato. Al fin y al cabo cuenta el contenido".
Babelia
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