Un cuento en Conil
LA PRINCESA Y EL GUISANTE, la luz del litoral gaditano en un hotel
Hab¨ªa una vez un pr¨ªncipe que quer¨ªa casarse con una princesa. Viaj¨® por todo el mundo buscando una, pero era muy dif¨ªcil encontrarla... Este cuento de Hans Christian Andersen sirvi¨® de inspiraci¨®n a los hermanos Juan Antonio y Mar¨ªa Poblador para cumplir el sue?o de su infancia: ser los pr¨ªncipes de un palacio (es un decir) en el casco hist¨®rico de Conil de la Frontera y convertido por ensalmo en un hotelito con mucho encanto. La luz del litoral gaditano aporta calidez, un patio central ordena el lugar e invita a tocar el cielo: una escalera de caracol, en forja, asciende hasta el ¨¢tico. Aqu¨ª una buganvilla, all¨¢ unos geranios y por doquier hamacas y cojines para repantingarse al relente nocturno. En cuanto se calla la calle, percibimos n¨ªtidamente el rumor del mar sobre los tejados del pueblo.
LA PRINCESA Y EL GUISANTE
PUNTUACI?N: 6
Categor¨ªa oficial: 3 estrellas. Direcci¨®n: Antonio Ureba, 14. Conil de la Frontera (C¨¢diz). Tel¨¦fono: 956 45 62 83. Fax: 956 45 61 78. Internet: www.hotellaprincesayelguisante.com. Instalaciones: patio, ¨¢tico-terraza, comedor de desayunos. Habitaciones: 11. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: desde 72 euros + 8% IVA, desayuno incluido.
Por de pronto, vemos que hay unas bicis junto a la puerta de las habitaciones en la planta baja. ?Un gui?o simp¨¢tico a la revoluci¨®n ciclista que ahora se inicia? De puertas adentro, el palacio muestra unos dormitorios liliputianos, como de cuento, donde Juan Antonio ha querido recrear el mundo fe¨¦rico de su princesa con unos murales y una ambientaci¨®n lum¨ªnica dise?ados por ¨¦l mismo, grafista de profesi¨®n, en busca siempre de un efecto sensorial, on¨ªrico. Como ap¨¦ndice a su arte, en recepci¨®n se venden las camisetas e imanes dom¨¦sticos que dise?a en sus ratos libres.
Luminosidad del sur
Los dormitorios que dan a la calle son ruidosos de madrugada, especialmente los fines de semana, cuando los vecinos se paran delante de la puerta a charlar o los grupos de amigos vuelven de parranda. Pero de d¨ªa, gracias a la peatonalizaci¨®n del casco viejo, reina la tranquilidad en todo el hotel. Mucho m¨¢s en el s¨®tano, donde por exigencias del gui¨®n se sirve un desayuno de buf¨¦ preelaborado que no enamora, la verdad. Decorado con exceso, en tonos verdes, s¨ª que ofrece una rejuvenecedora luminosidad y la atenci¨®n agradecida de sus propietarios.
Mar¨ªa Poblador enfatiza la despedida con acertadas referencias de lo que uno puede visitar en Conil de la Frontera, un lugar que Andersen bien habr¨ªa podido conocer y escribir sobre ¨¦l. En la pared, frente a la mesa de recepci¨®n, la propietaria recuerda su infancia de cuento a orillas del mar. Entonces eres una verdadera princesa...
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