Quitas y/o recapitalizaci¨®n
En el dif¨ªcil camino de la reestructuraci¨®n financiera como soluci¨®n a la crisis de deuda soberana que padecemos -y que est¨¢ alargando la crisis econ¨®mica al no permitir el flujo de cr¨¦dito a la econom¨ªa productiva- se est¨¢n planteando dos tipos de medidas no excluyentes, pero de diversas consecuencias.
Por una parte est¨¢ la falta de credibilidad de los mercados. En este momento se centra fundamentalmente en las dudas sobre la calidad de la deuda p¨²blica de los Estados, comenzando por Grecia, siguiendo con Irlanda y Portugal y, en otro nivel, Italia y Espa?a. Los mercados han ido se?alando su grado de confianza en el precio de la misma, aumentando los diferenciales respecto al bono alem¨¢n. Hasta ahora, la deuda de los Estados se consideraba un activo sin riesgo y, por tanto, sin obligaci¨®n de ser provisionada por los bancos tenedores de la misma.
El fondo del problema, que es la valoraci¨®n inadecuada de los activos, sigue sin resolverse
Las llamadas quitas, que consisten en la posible condonaci¨®n de parte de la deuda emitida, si se producen, obligar¨¢n a las entidades financieras tenedoras de las mismas a provisionar en sus balances las p¨¦rdidas correspondientes. Por tanto, es necesario que se analicen con sumo cuidado. El caso m¨¢s claro es el de Grecia. Se habla de una quita cercana al 60%, y ser¨ªan los bancos franceses y alemanes los mayores afectados. Quiz¨¢ por eso se quiere generalizar y ampliar el problema al resto de los pa¨ªses mencionados. En el caso de Espa?a no parece justificado hablar de una quita del 20%, cuando el Tesoro espa?ol est¨¢ consiguiendo financiaci¨®n en el mercado con unos intereses todav¨ªa muy soportables.
Sin embargo, la hipot¨¦tica quita sobre la deuda espa?ola afectar¨ªa a los propios bancos espa?oles, que son los mayores tenedores y que, por tanto, se ver¨ªan muy afectados en sus balances si tuviesen que provisionar esa p¨¦rdida. Por tanto, las autoridades espa?olas deber¨ªan luchar y evitar esa equiparaci¨®n de Espa?a con otros pa¨ªses que est¨¢n en peores condiciones, y sobre todo con Grecia, pa¨ªs que est¨¢ sufriendo enormemente con la demora en la toma de decisiones en la UE.
Otro tema diferente, aunque muy relacionado, son las dudas sobre la solvencia financiera en la Uni¨®n Europea. Hasta ahora se han ido aumentando las ratios exigidas en la capitalizaci¨®n de las entidades financieras. Sin embargo, contin¨²a la desconfianza, y lo hecho hasta ahora parece insuficiente. El motivo es que el fondo del problema, que es la valoraci¨®n inadecuada de los activos, sigue sin resolverse. Adem¨¢s de los activos en deuda p¨²blica ya mencionados, la mayor¨ªa de los activos en empresas privadas no se han ajustado suficientemente a las p¨¦rdidas sufridas, que est¨¢n provisionadas solo en parte.
El sistema financiero europeo est¨¢ tocado; las instituciones europeas critican duramente su falta de actuaci¨®n en los flujos crediticios a las empresas. Las dudas de las propias entidades financieras impiden el flujo del cr¨¦dito pensando en las posibles necesidades suyas de financiaci¨®n. Por otra parte, las facilidades financieras del Banco Central Europeo se han utilizado para obtener beneficios en el corto plazo sin aplicarlas a las necesidades de cr¨¦dito de las empresas productivas.
Se est¨¢n anunciando diferentes medidas. La m¨¢s importante es la de aumentar las ratios de capitalizaci¨®n exigidas hasta ahora, pero tambi¨¦n comienza a hablarse de alguna regulaci¨®n sobre las pol¨ªticas de remuneraci¨®n, bonus, indemnizaciones y pensiones de los directivos de aquellas entidades financieras que hayan recibido ayudas o avales p¨²blicos.
Tratando el problema en su conjunto, quiz¨¢ habr¨ªa que establecer un cierto orden en las posibles medidas a tomar, ya que no tiene mucho sentido que, para recapitalizar el sistema financiero, al final sean los Estados los que aporten fondos y avales al mismo tiempo que la deuda de esos mismos Estados se pone en entredicho. Primero, normalizar los balances de las entidades financieras, aunque sea agrupando los activos muy dudosos en un banco malo. Al mismo tiempo, reestructurar el sector reduciendo el n¨²mero de entidades a las que puedan ser solventes. Una vez hecho este ejercicio se podr¨¢ analizar la calidad de la deuda de los Estados en funci¨®n de su capacidad de pago y no en funci¨®n de quienes son los tenedores de la misma.
Carmen Alcaide es analista y expresidenta del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE).
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