La fuerza motora del grupo
Se pod¨ªa pensar que la corriente ¨¦tnica en el ballet contempor¨¢neo era una etapa superada, pero V¨ªctor Ullate viene con esta cuidada reposici¨®n a demostrarnos que no es exactamente as¨ª, que los valores esenciales y combinatorios de la t¨¦cnica acad¨¦mica con la gestualidad oriental estilizada pueden todav¨ªa ofrecernos productos inspirados y novedosos. Bien mirado, es un proceso comenzado en los tiempos lejanos del romanticismo del siglo XIX con El dios y la bayadera y La Peri; despu¨¦s vinieron Bayaderka y Sheredzade. Hoy, liberados de argumentos estrechos, la danza es lo esencial, en ella se cifra el ideario.
Samsara, en su bienintencionada abstracci¨®n, se sostiene como la mejor creaci¨®n de Ullate de los ¨²ltimos a?os, obra cuajada y que enlaza con otras propias que pod¨ªan haber sido la consecuci¨®n de un estilo m¨¢s propio y distintivo. En ballet, m¨¢s que las modas temporales, es el propio estilo individual quien marcar¨¢ tendencia; en este sentido se a?ora al core¨®grafo de Jaleos y en Samsara lati¨® su mejor vena, ese destello de autenticidad a pesar de sobrar esos textos banales de autoayuda.
SAMSARA
Ballet Comunidad de Madrid. Coreograf¨ªa. V¨ªctor Ullate; escenograf¨ªa: Paco Azor¨ªn; vestuario: Anna Gu?l; luces: Nicol¨¢s Fischtel. Teatros del Canal. Hasta el 6 de noviembre.
Los puntos de contacto de Samsara con la inspiraci¨®n bejartiana son tan fuertes como positivos. Es del todo evidente que Ullate es un hijo est¨¦tico del marsell¨¦s, que le debe no solo el esplendor de su carrera sino el advenimiento de su veta creadora; podemos citar desde Heliog¨¢balo (la clave escult¨®rica) a las Danzas griegas (coros masculinos), Dionisos o Bahkti (d¨²os sensuales) y Thalassa Mare Nostrum (faldas masculinas, las flores individualizadas votivas), obras que el zaragozano bail¨® en su d¨ªa. De ese poso, estos goces.
La plantilla de la compa?¨ªa, muy variada y en la que se reconoce su experta mano preparatoria, se manifiesta en¨¦rgica, con un alto nivel t¨¦cnico e interpretativo que sin embargo, resulta irregular por momentos en el caso de algunos solistas, como Dorian Acosta y Yester Mulens, cuyos bailes, a primera vista brillantes, son expeditivos y poco refinados, y contrastan negativamente al empaste coral, que es y debe ser sin fisuras el fin ¨²ltimo de Samsara, ballet mosaico, su idea circular y arm¨®nica, donde el grupo se eleva como una fuerza redentora y potente, valedora de su propia poes¨ªa habl¨¢ndonos de temas imperecederos, vigentes y capaces de conmover. Es notorio el avance pl¨¢stico de Jonatan Luj¨¢n y Josu¨¦ Ullate y especialmente de belleza formal y apostura de la rusa Ksenia Abbazova, atenta a la l¨ªnea.
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