La miel y la mierda
Mi amigo Adri¨¢n, que es canario, me dijo ayer -24 de octubre, por m¨¢s se?as- que el volc¨¢n de Egipto -en donde nos encontramos, aunque ya no estar¨¦ cuando ustedes me lean- es como el de la isla de El Hierro: hasta el momento s¨®lo ha aflorado la mitad.
Entre que escribo y me leen pueden haber ocurrido, como siempre, muchas cosas. Entre otras, que haya estallado el volc¨¢n. Pero ahora mismo hay algo que s¨ª ha sucedido: se calcula que unos 11.000 o 12.000 detenidos despu¨¦s de la revoluci¨®n han sido juzgados sumariamente por lo militar, y que quedan muchos m¨¢s en las mazmorras.
Mientras, un signo inequ¨ªvoco de comportamiento autoritario es la censura a los medios de comunicaci¨®n. Conscientes de que la televisi¨®n es lo que m¨¢s puede perjudicarles, los militares le han metido mano a los canales de televisi¨®n por cable, y a los periodistas que han osado discutir su versi¨®n sobre la matanza de coptos de principios de octubre. Recordar¨¢n que lo hicieron pasar por violencia sectaria, y que, al principio, la mayor¨ªa de la prensa occidental compr¨® la historia. Pero fue el Ej¨¦rcito el que asesin¨® a los coptos que se manifestaban pac¨ªficamente. Y fue la televisi¨®n oficial la que, en vivo, azuzaba a los soldados minti¨¦ndoles, dici¨¦ndoles que acudieran al lugar para defender a sus compa?eros de armas, que hab¨ªan sido atacados por los cristianos.
"Envidio la nitidez de los periodistas egipcios al denunciar los dictados del poder"
Los egipcios se enfurecieron con esta versi¨®n. Los pocos medios libres, tambi¨¦n. Hubo gente que dimiti¨® del programa en el que tan criminalmente se hab¨ªa mentido.
Como pueden ver, todo un s¨ªntoma de que el volc¨¢n escapa por diversos canales, produciendo humareda. Ojal¨¢ no haya m¨¢s v¨ªctimas, aunque en el fondo de mi coraz¨®n lo dudo.
Envidio la nitidez con que los periodistas denuncian aqu¨ª la coerci¨®n e incluso las coacciones, las prohibiciones, los dictados del poder. Envidio la sencillez con que se pronuncian: libertad de expresi¨®n contra dictadura. Heroicos y claros.
Ah¨ª -mi aqu¨ª de cuando me lean, nuestro aqu¨ª: Espa?a- hace tiempo que nos bajamos los pantalones ante el mercado, y ahora ya no nos quedan ni las bragas. Poco a poco nos hemos ido deslizando hacia un p¨¢ramo cultural -para m¨ª, estar bien informados forma parte de estar bien culturizados-, en el que los reportajes concienzudos han ido desapareciendo, sobre todo de la televisi¨®n. La banalidad ha invadido lo digital y lo terr¨¢queo: todo es pedestre, cuando no est¨¢ intervenido descaradamente.
Lo pensaba la otra noche, viendo desde El Cairo el magn¨ªfico reportaje que Informe semanal dedic¨® a Gadafi, con motivo de su asesinato -gracias, Vicente y Juana, y todo el equipo-, un reportaje en el que se contextualizaba perfectamente al personaje, se analizaban sus v¨ªnculos con nuestros l¨ªderes; en fin, estupendo todo. Y me pregunt¨¦ qu¨¦ ser¨¢ de ese programa de los s¨¢bados, tan fundamental para nuestros conocimientos, cuando ganen los mismos que manejan la basura que se nos lanza desde Telemadrid y sus allegados de las diversas autonom¨ªas bajo control pepero.
Poco a poco hemos ido perdiendo informaci¨®n para ganar en espect¨¢culo. Pero yo no leo ni veo televisi¨®n para enterarme de qui¨¦n es qui¨¦n y por qu¨¦, sino para instruirme. Lo fr¨ªvolo, si inteligente, me puede entretener, y yo soy la primera en escribirlo: pero me horroriza ver c¨®mo gana espacio. Unido a la estulticia pol¨ªtica es como para desesperarse.
Dec¨ªa Furio Colombo que, en el mercado, el lector pasa a ser considerado p¨²blico. Y eso es terrible. Porque al lector, al irle arrebatando espacios de pensamiento, se le merma la capacidad de juzgar, y al final, efectivamente, s¨®lo pide que le entretengan.
Por eso todav¨ªa se nos informa de las guerras. Porque son entretenidas. Los an¨¢lisis, la letra menuda, lo que un buen reportero puede descubrir, encuentra poco espacio si carece de sangre, de enfrentamientos, de odios. No es una cuesti¨®n de mala fe. Es una cuesti¨®n de mercado.
Dice Carrie Fisher -la princesa Leia de las Galaxias- que, seg¨²n su abuela, una persona es como una mosca: tiene las mismas posibilidades de caer en la miel que de hacerlo en la mierda. Lo que la buena mujer no a?adi¨® es que las moscas, en ambos casos, disfrutan.
A nosotros puede estar ocurri¨¦ndonos lo mismo.
www.marujatorres.com
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