Rifkin: ?pensador social o visionario?
Ensayo. Los historiadores econ¨®micos son muy parcos a la hora de emplear la palabra revoluci¨®n en sus monograf¨ªas. En el libro de Rifkin, en cambio, se hace referencia a tres revoluciones industriales ya en los primeros p¨¢rrafos. La primera basada en el carb¨®n mineral y el vapor, la segunda en el petr¨®leo, el gas natural y el motor de explosi¨®n interna y la tercera en una energ¨ªa renovable.
El texto, bien escrito, deja constancia tanto de que su autor es un viajero, conferenciante y animador social empedernido, como de que se ha reunido con la cr¨¨me de la cr¨¨me europea como "Romano" o "Angela"
y con empresarios y ejecutivos de grandes empresas. El libro describe la posibilidad de llevar a cabo la Tercera Revoluci¨®n Industrial sustentada en los siguientes cinco pilares: 1. Efectuar el cambio de un r¨¦gimen energ¨¦tico de combustibles f¨®siles basados en el carbono por un r¨¦gimen de energ¨ªas renovables. 2. Reconfigurar el parque mundial de edificios para transformar cada inmueble en una minicentral el¨¦ctrica capaz de captar in situ energ¨ªas renovables. 3. Instalar tecnolog¨ªa de almacenaje de energ¨ªa renovable en todos los edificios. 4. Utilizar la tecnolog¨ªa de la comunicaci¨®n de Internet para poner en contacto las minicentrales el¨¦ctricas con los consumidores. 5. Implantar un parque de veh¨ªculos de motor el¨¦ctrico con alimentaci¨®n de red o pilas de combustible, impulsados por energ¨ªas renovables. Una econom¨ªa anclada en estos principios, concluye, acabar¨ªa con el predominio de las grandes empresas que organizan la actividad econ¨®mica de forma jer¨¢rquica desde arriba. Para implantar esta revoluci¨®n es necesario la m¨¢s estrecha colaboraci¨®n entre el Estado y las empresas, pero al final quien deber¨ªa llevar las riendas es el primero, seg¨²n se desprende de las palabras de Rifkin. El problema de este ensayo no radica en que su autor demande una econom¨ªa fundamentada en unas fuentes de energ¨ªa sostenibles, ?que bienvenidas sean!, sino en que rezuma por todas las esquinas un tufillo a proyecto de visionario. Se refiere constantemente a una causa ¨²nica de todos los males (los l¨ªmites de un sistema basado en combustibles f¨®siles) y un remedio ¨²nico (adoptar los principios apuntados de la Tercera Revoluci¨®n Industrial, el producto que nos quiere vender). Tambi¨¦n denuncia que los economistas, los ejecutivos y los pol¨ªticos no saben cu¨¢les son las "verdaderas" causas de la crisis que padecemos en la actualidad y, por este motivo, van dando palos de ciego. Salpica su exposici¨®n con unas gotas de s¨ªndrome de Casandra: ¨¦l tiene una visi¨®n pero en su pa¨ªs no le hacen caso debido a que los estadounidenses tienen "una relaci¨®n casi religiosa con la empresa privada". Por eso acude a Europa y elogia al Gobierno y al Parlamento de la Uni¨®n Europea por llevar a cabo sus propuestas.
Todo su discurso se articula en torno a la "democratizaci¨®n" de la energ¨ªa y la descentralizaci¨®n derivada de Internet (el poder lateral); sin embargo, para cumplir estos objetivos acude y se re¨²ne con los pol¨ªticos y los ejecutivos de las grandes empresas. No se detiene en el estudio del marco institucional que permitir¨ªa aflorar estas peque?as empresas, pero s¨ª narra los tejemanejes pol¨ªticos para obtener subvenciones. No queda clara la viabilidad financiera de su propuesta a pesar de que en el cap¨ªtulo tercero expone algunos proyectos que ¨¦l y su equipo han llevado a cabo en San Antonio (Tejas), Roma, Utrecht o en el principado de M¨®naco. Muestra su desacuerdo con el an¨¢lisis realizado por Adam Smith (al que quiere "jubilar" en el cap¨ªtulo s¨¦ptimo), que describi¨® el funcionamiento del sistema descentralizado del mercado y, sobre todo, denunci¨® las distorsiones debidas a las malas ma?as de algunos empresarios (subvencionados) y pol¨ªticos para obtener rentas a costa de los consumidores y de aquellos productores m¨¢s emprendedores. Es decir, el economista y fil¨®sofo escoc¨¦s puso los cimientos para explicar c¨®mo las variaciones de los precios suministran una informaci¨®n que permite se?alar d¨®nde est¨¢n los problemas y estimular a los empresarios a solucionarlos a cambio, eso s¨ª, de obtener un beneficio. Rifkin prefiere primar "la necesidad de sociabilidad" y "el ansia de comunidad" de los humanos m¨¢s que sus intereses cremat¨ªsticos, aunque parece desconocer las reflexiones de Smith sobre el altruismo de los seres humanos. Uno de los instrumentos m¨¢s poderosos que tenemos para salir de la crisis y de los problemas energ¨¦ticos son las ideas; como aquellas que surgieron modestamente en el garaje de un rinc¨®n apartado de California (Apple). Estas ideas son m¨¢s prometedoras que las que se conciben en las cabezas de algunos gur¨²s que predican desde el otro lado del Atl¨¢ntico, como Michael Moore, Al Gore o Jeremy Rifkin. Este incluso quiere dar lecciones a los emprendedores para concienciarles de su visi¨®n, emprendedores que por cierto no se mueven por los despachos de los pol¨ªticos y grandes empresarios con los que Rifkin se codea continuamente y trata de t¨² a t¨². Las ideas de un Steve Job que emprenda la tarea de ofrecernos una fuente de energ¨ªa renovable a precios asequibles y f¨¢cilmente acumulable son las que necesitar¨ªamos para resolver el problema energ¨¦tico actual.
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