C¨®mo hacer una bombilla
El invento de la l¨¢mpara incandescente se atribuye a Thomas Edison. Dicen que no lo logr¨® a la primera, sino que fue necesario casi un millar de intentos fallidos. De ah¨ª que circule una an¨¦cdota atribuida a un disc¨ªpulo suyo que le cuestion¨® sobre si no se desanimaba ante tanto fracaso. Y respondi¨®: "?Fracasos? En cada experimento me enter¨¦ de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya s¨¦ mil maneras de c¨®mo no hacer una bombilla".
Las pol¨ªticas econ¨®micas contra la crisis est¨¢n siendo un rotundo ¨¦xito, ya que nos ha permitido conocer mil maneras de c¨®mo no salir de ella. Lo incre¨ªble de todo es que sigamos intentando buscar la luz del t¨²nel con las mismas f¨®rmulas que hemos aprendido para saber c¨®mo no se hace una bombilla. Est¨¢ ocurriendo igual en esta campa?a electoral, en la que se est¨¢n debatiendo unos programas de gobierno para intentar salir de la crisis con las mismas herramientas que nos han llevado a la crisis. Y as¨ª no hay manera de que echemos luces.
La crisis econ¨®mica no est¨¢ a la altura de nuestros l¨ªderes. Los ha sobrepasado a todos. Est¨¢ siendo mucha crisis para tan poco liderazgo, por eso los ciudadanos vivimos este drama recibiendo respuestas simples a un mont¨®n de preguntas complicadas. En la hora m¨¢s dif¨ªcil, los grandes partidos se est¨¢n comportando como siempre: uno, midiendo sus pasos al son que dictan las encuestas; el otro, con una falta de iniciativa que resulta sonrojante. La sociedad requiere de estadistas y nos est¨¢n amargando la vida con estad¨ªsticas, primas de riesgo y mercados financieros. O sea, con la f¨®rmula que ya conocemos de c¨®mo no hacer una bombilla.
El l¨ªder del PP lleva desde el inicio de la crisis con una ¨²nica propuesta, la de no ganar las elecciones por m¨¦ritos propios sino por los dem¨¦ritos del partido que sustenta al actual Gobierno. Rajoy no ha tenido problema alguno en dejarse llevar por la caricatura que sus oponentes han hecho de ¨¦l, la de un pol¨ªtico sentado en un sill¨®n fum¨¢ndose un puro viendo pasar el tiempo. La idea es simple: la oposici¨®n de cualquier pa¨ªs de Europa ha ganado todos los comicios que se han convocado desde el inicio de la crisis, ya fueran municipales, parciales o generales. Ocurri¨® en Inglaterra, luego en Portugal, tambi¨¦n en Irlanda. Y los mercados se han llevado por delante, sin necesidad si quiera de elecciones, al primer ministro de Grecia y al presidente del Consejo de Ministros de Italia.
A partir de ese an¨¢lisis, su traslaci¨®n a Espa?a era evidente: dejar que la manzana madurar¨¢ y cayera por su propio peso. O sea, esperar que la oscuridad se apoderara de los que estaban intentando hacer la bombilla. El PSOE tampoco est¨¢ aportando nada novedoso en esta campa?a. Tiene un programa para poner parches al actual modelo, pero ni una ¨²nica idea que cuestione su validez. Sigue experimentando con la misma f¨®rmula de c¨®mo no hacer una bombilla, esa bombilla que no ha hecho en sus a?os de gobierno.
Este abismo requer¨ªa de otra campa?a electoral. No se trata de ganar por inanici¨®n del contrario. Ni de pedir el voto en un acto de fe. No es s¨®lo una crisis econ¨®mica, hay sobre todo una crisis de valores que requiere de un reseteo democr¨¢tico. Esta siendo otra campa?a electoral m¨¢s dedicada a los hinchas, pero poco edificante para el resto de los ciudadanos. Cinco millones de parados es una losa demasiado pesada para la conclusi¨®n de un mandato, pero no menos pesada para el inicio del siguiente. Tanto al que sale como al que aspira a entrar habr¨ªa que exigirles propuestas concretas y una explicaci¨®n seria de hasta d¨®nde est¨¢ dispuesto a llegar para arreglar esto. A¨²n restan unos d¨ªas para que intenten explic¨¢rnoslas.
Y es que conocemos mil maneras de c¨®mo no hacer una bombilla, pero empieza a ser hora de que conozcamos si los que nos van a dirigir tienen las suficientes luces para salir de este atolladero.
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