Valentino responde
Celebra 45 a?os con una misi¨®n: encontrar belleza y rodearse de ella.
-?Mucho m¨¢s! Soy as¨ª desde ni?o. Me da muchos dolores de cabeza ser tan selectivo.
Quiero ver perfecci¨®n y belleza en todas partes, y si no la encuentro, no me siento c¨®modo.Soy una persona muy complicada, muy complicada. ?Y me arrepiento mucho! Admiro a la gente que est¨¢ a gusto en cualquier parte y que no sufre si en un hotel encuentran s¨¢banas malas.
-?Puede convertirse en un incordio para los que le rodean?
-Siempre hay algo que no me gusta. Mis amigos me toman el pelo, porque antes de hacer cualquier cosa pido mil detalles y no doy un paso sin estar convencido de que todo estar¨¢ a mi gusto. Es una desgracia, pero uno nace as¨ª. Cuando se es exigente, se es muy, muy complicado. (?)
"Odio el cotilleo y nada me gusta menos que el esc¨¢ndalo. Me entristece que hoy la gente sea mala una contra otra"
Se r¨ªe. Con una risa que no perturba sus esculpidos cabellos, que se instala solo en la parte inferior de su bronceado rostro. Valentino.Un hombre que ha fabricado un mito y que vive de acuerdo con ¨¦l. A lo grande. Lo demuestra su suntuosa oficina en un palazzo contiguo a la Piazza Spagna, donde nos recibe tres d¨ªas antes de los grandes festejos con los que celebrar¨¢ sus 45 a?os en la moda. Una extravagancia de cenas y bailes, con inauguraci¨®n de una gran exposici¨®n y desfile incluidos. Un cumplea?os que ha costado unos siete millones de euros. (?)
No es de extra?ar que Roma le haya abierto algunas de sus m¨¢s antiguas ruinas. Para algunos, Valentino Garavani es el hombre m¨¢s famoso de la ciudad. Para otros, directamente, su rey. En todo caso, no fue aqu¨ª donde naci¨® hace 75 a?os, sino en Voghera, al norte de Mil¨¢n. Hijo de un comerciante de material el¨¦ctrico, creci¨® cultivando su afici¨®n por lo brillante y su inquebrantable voluntad de liderato. (?)
Un gran piso en Via Condotti fue la primera parada romana de Valentino. All¨ª abri¨® en 1959. La gente hablaba del chico que hab¨ªa llegado de Par¨ªs. Pero ¨¦l no supo rentabilizar la atenci¨®n. (?) La bancarrota acechaba, pero Valentino no dejaba de vivir la dolce vita. En una de sus salidas nocturnas estableci¨® una relaci¨®n trascendental para su carrera. Y para su vida. Eran las once de la noche cuando Valentino y sus amigos entraron en el Caf¨¦ Par¨ªs, en la Via Veneto. Aquella calurosa noche de julio de 1960 no hab¨ªa ninguna mesa libre, pero s¨ª una ocupada por un solo chico. Un estudiante de arquitectura que mataba el rato mientras esperaba que abrieran una discoteca. Se sentaron con ¨¦l. Al final de la noche, el estudiante llev¨® a Valentino a su casa en su Fiat. Y ya apenas volvieron a separarse. Giancarlo Giammetti, que as¨ª se llamaba, pas¨® a ser el alter ego de Valentino. Su pareja, su socio, su familia. Se ocup¨® de los n¨²meros, de la log¨ªstica. Abandon¨® los estudios de arquitectura y aprendi¨® c¨®mo funcionaba la industria. "Siempre ha sido fant¨¢stico conmigo: se ha ocupado de todo lo que iba a distraerme, y eso me ha permitido vivir tranquilo y concentrado en dise?ar", reconoce Valentino. (?)
El suyo ha sido uno de los d¨²os m¨¢s sincronizados de un negocio propenso a las intensas alianzas entre creador y emprendedor. Una relaci¨®n tan civilizada como rom¨¢ntica y extravagante, que escapa a las definiciones. Se supone que fueron pareja hasta los a?os setenta, pero Valentino, que se enorgullece de ser al¨¦rgico al esc¨¢ndalo y al cotilleo, no comenta semejantes detalles. "Para m¨ª son como los abuelos italianos de todo el mundo, excepto por el hecho de que no est¨¢n casados y son dos hombres", cuenta su amiga Gwyneth Paltrow. "Tienen esta relaci¨®n durante toda su vida, que ha cambiado de forma varias veces, y son los mejores amigos. Pero para m¨ª son un matrimonio. Se gritan, se pelean y se quieren. A veces no sabes d¨®nde termina uno y d¨®nde empieza el otro".
El esp¨ªritu familiar que durante d¨¦cadas ha reinado en la compa?¨ªa no es solo una mera extensi¨®n de los ¨ªntimos lazos que unen a su n¨²cleo. De hecho, durante mucho tiempo fue literalmente cosa de familia. En 1961, Valentino traslad¨® a sus padres desde Voghera hasta el piso de Piazza Mignanelli donde viv¨ªa y trabajaba. Su madre sol¨ªa hacer bocadillos para las costureras. Y Giammetti vivi¨® con la suya hasta su muerte, en 1996. "Mi madre y la de Valentino eran buenas amigas. Eran muy diferentes. La de Valentino era muy pr¨¢ctica, muy fuerte, muy inteligente. Es incre¨ªble que esa mujer, nacida y criada en una ciudad peque?a donde sus preocupaciones eran si un ¨¢rbol o un pollo crec¨ªan bien, tuviera un hijo as¨ª".
Costureras que llevan m¨¢s de tres d¨¦cadas con Il Maestro o ejecutivos que le piden a Valentino que sea el padrino de sus hijos han sido historias habituales en la casa. Tambi¨¦n las grandes peleas, los portazos y las despedidas entendidas como una traici¨®n. O tal vez sea m¨¢s adecuado decir que lo eran. "Creamos esta casa hace muchos a?os y hemos trabajado durante mucho, mucho tiempo a nuestra manera", confirma Valentino. "Todo el mundo, en cierta forma, se quer¨ªa. Pero las cosas han cambiado. Y se supone que tenemos que aprender a respetar ciertas cosas y a funcionar de otra manera. Forzosamente, han entrado muchas personas nuevas. Es imprescindible para poder ser grandes. Pero esto es mi familia, mis amigos, todo". (?)
La suya es una premisa simple. Como dice Nan Kemper, icono social y de estilo neoyorquino, adem¨¢s de seguidora " el del creador, este no solo viste a una mujer como si la amara, adem¨¢s aspira a que todo el mundo se enamore de ella. (?)
Muchos dise?adores poblaban la primera fila en el desfile del cumplea?os romano. Karl Lagerfeld, Tom Ford, Donatella Versace o Diane von Furstenberg. (?) "Mis colegas son muy amables conmigo. Tal vez porque nunca hablo de los dem¨¢s y no tengo celos. Odio profundamente el cotilleo y a la gente criticona, y nada me gusta menos que el esc¨¢ndalo. Me apena que hoy la gente sea mala una con otra". Un peculiar concepto de la generosidad que, m¨¢s all¨¢ de la vida grandiosa, explica su carisma. Nadie lo expresa mejor que Giammetti: "Es posesivo. Es controlador. Pero te transmite la sensaci¨®n de que todo ir¨¢ bien en tu vida. Es tan optimista que, de alguna forma, asumes la incre¨ªble creencia de que nada malo te va a suceder".
Lo que sucedi¨® despu¨¦s
Retirada. En enero de 2008, Valentino se despidi¨® de la moda con un desfile de alta costura en Par¨ªs. Cinco meses despu¨¦s, el Museo de Artes Decorativas de la ciudad le dedic¨® una retrospectiva, y en 2009 se estren¨® el documental Valentino: el ¨²ltimo emperador, que retrataba sus ¨²ltimos meses de trabajo.
Compleja sucesi¨®n. Tras su marcha, Alessandra Facchinetti fue contratada como directora creativa. Valentino rechaz¨® de plano esa elecci¨®n y aplaudi¨® que fuera reemplazada. Al a?o, Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli, dise?adores de accesorios de la casa durante una d¨¦cada, tomaron el relevo.
Los archivos. En el castillo del siglo XVII que posee a las afueras de Par¨ªs, Valentino inaugur¨® en el verano de 2010 un espacio de consulta de sus archivos.
Fin de una estirpe. La retirada de Valentino y la muerte de Yves Saint Laurent en 2008 dejaron a Karl Lagerfeld como el ¨²ltimo superviviente de una generaci¨®n formada en la era dorada de la alta costura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.