El fin de la crisis
Sin duda ¨¦sta es una de las expresiones m¨¢s usadas en estos momentos, sea como un deseo, sea como una pregunta, sea como una preocupaci¨®n. A pesar de ello, no deja de ser una expresi¨®n ambigua, con significados muy distintos para personas distintas. Para quien ha perdido trabajo e ingresos, el significado es claro: volver a tenerlos. Pero en otros casos, los significados son equ¨ªvocos. Hay much¨ªsimas personas cuya vida no se ha visto afectada en nada por la crisis, que muestran gran preocupaci¨®n por cu¨¢ndo llegar¨¢ su fin.
Aquellos que lo est¨¢n esperando, pensando que el fin significa volver a la situaci¨®n anterior, es probable que acaben desesperados: esto no ocurrir¨¢. Me gustar¨ªa razonar, desde varios aspectos, por qu¨¦ la situaci¨®n anterior no puede volver, y el futuro no ser¨¢ el pasado.
Cuando llegue, la soluci¨®n no nos llevar¨¢ al lugar donde est¨¢bamos. Esta crisis no es un bache, es un t¨²nel, y un t¨²nel no es circular
En primer lugar, porque en los ¨²ltimos 20 a?os la escena mundial ha cambiado radicalmente. Nosotros no lo hemos apreciado porque hemos vivido 15 a?os ensimismados en nuestro crecimiento ficticio, y desde 2007 estamos s¨®lo pensando en nuestra crisis, pero el mundo del 2015 se parecer¨¢ muy poco al de 1995. Pongo como ejemplo el tema de la energ¨ªa. El nivel de consumo que hemos mantenido los 800 millones de personas que de verdad consum¨ªamos energ¨ªa hace 20 a?os, fue posible porque utiliz¨¢bamos para nosotros casi todos los recursos del planeta. Dentro de 10 a?os, estos recursos, que no han aumentado sino al contrario, deber¨¢n satisfacer las necesidades de m¨¢s de 2.000 millones. Habr¨¢ algunas nuevas fuentes, pero no permitir¨¢n este aumento de demanda. Deberemos reducir mucho el consumo y aumentar la eficiencia. Se deber¨¢ cambiar el modelo. Se puede vivir muy bien consumiendo menos energ¨ªa, pero para los acostumbrados al despilfarro, parecer¨¢ una dif¨ªcil vuelta atr¨¢s.
En segundo lugar debemos preguntarnos si volver¨¢ alguna vez Espa?a a tener la poblaci¨®n activa que tuvo en los primeros a?os de este siglo. Ser¨¢ dif¨ªcil porque una parte muy importante de los trabajadores hoy en paro son j¨®venes, y muchos tuvieron que venir de fuera y fueron utilizados para fabricar unas viviendas que no respond¨ªan a una necesidad real sino especulativa. Y no se trata ahora, para salir de la crisis, de estimular artificialmente la demanda creando otra burbuja... Un exceso de oferta sobre la demanda real s¨®lo se puede mantener con la exportaci¨®n, y los pisos no se pueden exportar (aunque algunos se puedan vender a extranjeros). Por tanto, o hacemos una inteligente reconversi¨®n de actividad y de personas, o ser¨¢ dif¨ªcil absorber el paro. Esta reconversi¨®n no es s¨®lo renovaci¨®n de conocimientos y de habilidades, sino de actitudes. Creo que una parte muy importante de los nuevos puestos de trabajo no ser¨¢n asalariados, sino basados en la autoocupaci¨®n, en el trabajo aut¨®nomo y en nuevas formas de trabajo cooperativo. ?ste es un escenario poco conocido para muchos que esperan encontrar trabajo, pero tendr¨¢n que vivir en ¨¦l.
Y sobre todo habr¨¢ cambiado la relaci¨®n entre ingresos y consumo. Durante a?os, para que no se notara el importante aumento de la desigualdad que se ha creado en nuestra sociedad, se nos ha ofrecido vivir a cr¨¦dito y, al no resistir la tentaci¨®n, hemos ca¨ªdo en la trampa. Se ha creado en mucha gente una falsa percepci¨®n de riqueza y se ha mantenido un consumo que no correspond¨ªa a la situaci¨®n real. Al mismo tiempo, se ha desarrollado un enorme negocio financiero que adem¨¢s ha desviado recursos necesarios en la econom¨ªa productiva. Esto no podr¨¢ volver a ser igual, y por tanto las familias y las Administraciones deber¨¢n volver a unos presupuestos equilibrados, sin un excesivo recurso al endeudamiento. Para las primeras significa igualar ingresos y gastos, y para las segundas, igualar impuestos y servicios. Vivir en estas condiciones es perfectamente satisfactorio, pero para aquellos acostumbrados a la ¨¦poca de la burbuja, ser¨¢ un paso atr¨¢s dif¨ªcil de aceptar, tanto en lo que se refiere a consumo personal como al uso de servicios p¨²blicos o al pago de impuestos.
El fin de la crisis no podemos decir que est¨¦ cerca, pero llegar¨¢. Cuando llegue no nos llevar¨¢ al lugar donde est¨¢bamos. Esta crisis no es un bache, es un t¨²nel. Un t¨²nel no es circular; el lugar de salida no es el mismo que el de entrada. Nos muestra un paisaje nuevo que podemos intuir y nos obliga a prepararnos para vivir en ¨¦l.
Joan Maj¨® es ingeniero y exministro.
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