Una extensa lista de errores
La posible revisi¨®n a la baja de la nota crediticia europea pone de nuevo en entredicho el modelo de trabajo de las tres grandes agencias de 'rating'
Marco Tronchetti lo grit¨® a los cuatro vientos en las televisiones de EE UU al conocerse la noticia: "Podr¨ªan haber escogido otro d¨ªa". La cr¨ªtica del consejero delegado de Pirelli reflejaba el repudio generalizado hacia el trabajo de Standard & Poor's (S&P), que vuelve a tomar cuerpo con su ¨²ltima amenaza a 15 de los 17 pa¨ªses del euro, incluidos los seis que gozan de la nota triple A.
La agencia de calificaci¨®n ya dio la nota hace un mes, cuando "por error" emiti¨® un comunicado en el que anunciaba que privaba la deuda soberana de Francia del m¨¢ximo grado de solvencia. Fue lo que s¨ª hizo en agosto con EE UU, acci¨®n que le coloc¨® en el centro de los ataques pol¨ªticos, incluido del propio presidente Barack Obama, que no cej¨® en torpedear su an¨¢lisis.
Las agencias han dado la m¨¢xima calificaci¨®n a activos insolventes
Hace pocos meses, err¨® su c¨¢lculo de la deuda de EE UU en dos billones
Llov¨ªa sobre mojado. Standard & Poor's, como Moody's y Fitch, las agencias de calificaci¨®n m¨¢s potentes en un negocio capaz de hacer temblar a las mayores econom¨ªas del mundo, est¨¢n en el centro de la crisis financiera por haber dado la m¨¢xima nota crediticia a activos hipotecarios insolventes. Colapso que tampoco anticiparon en el caso de la el¨¦ctrica Enron, del que acaba de cumplirse una d¨¦cada.
Su modelo de trabajo fue cuestionado por las distintas investigaciones que en Estados Unidos examinaron las causas que llevaron a la Gran Recesi¨®n. Y ahora, como cuando aflor¨® el fraude contable que arrampl¨® con los inversores de la empresa el¨¦ctrica, se les acus¨® de poner los intereses de la firma y las ganancias por delante del de los inversores; del que arriesga.
Las tres firmas emprendieron cambios, en base a las nuevas reglas que rigen el sistema financiero tras el descalabro de Lehman Brothers, que tampoco anticiparon. Pero los "errores t¨¦cnicos" en el an¨¢lisis de Standard & Poor's volvieron a aflorar en su decisi¨®n sobre Estados Unidos, en forma de dos billones de d¨®lares en el c¨¢lculo de la deuda, lo que llev¨® al regulador burs¨¢til a examinarla de nuevo.
En plena tempestad por el recorte a EE UU, los propietarios de la agencia de calificaci¨®n, el conglomerado de informaci¨®n McGraw-Hill, anunci¨® el pasado mes de septiembre que Deven Sharma dejaba la presidencia. En su lugar puso a Douglas Peterson, exdirector de operaciones de Citibank, con la misi¨®n de intentar recomponer la imagen de la agencia de calificaci¨®n y las relaciones con Washington.
El error de Standard & Poor's anunciando accidentalmente a algunos de sus clientes que sacaba tambi¨¦n a Francia del exclusivo club de triple A fue calificado en Europa de "muy serio" y sirvi¨® para calentar m¨¢s el debate que busca reforzar las reglas de transparencia que se aplican a estas firmas, pero sobre todo para hacerlas responsable de una concatenaci¨®n de fallos que no cesa.
Y todo esto sucede mientras, como se?al¨® Marco Tronchetti, el mercado est¨¢ dominado por una volatilidad extrema y cualquier elemento negativo puede echar al traste el camino avanzado. Es lo que dijo el comisario europeo Michel Barnier al exigir a la agencia de calificaci¨®n un mayor ejercicio de disciplina y de sentido de la responsabilidad. Barnier habl¨® entonces de sanciones.
A pesar de los fallos que cometieron Standard & Poor's, Moody's y Fitch en el pasado a la hora de manejar los conflictos de inter¨¦s, el examen del regulador en Estados Unidos a las 10 firmas que se reparten el negocio de la calificaci¨®n del riesgo no descubri¨® "deficiencias materiales". Y Washington est¨¢ teniendo muy dif¨ªcil probar que cometieron alguna irregularidad al poner nota a las hipotecas basura.
Flagrantes errores y un intenso pulso con los Gobiernos a ambas orillas del Atl¨¢ntico, que podr¨ªan acabar por quitar privilegios a las tres firmas que se supone protegen al que arriesga. Hasta el punto de que la Reserva Federal quiere que las agencias de supervisi¨®n financiera en Estados Unidos no dependan solo de su an¨¢lisis. Pero quitarles poder se est¨¢ mostrando complicado, por la variedad de reglas existente en las dos orillas del Atl¨¢ntico.
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