147 ¨¢rboles singulares, 31 conjuntos arb¨®reos y varias ausencias flagrantes
La catalogaci¨®n de la Xunta prescinde de la secuoya m¨¢s alta de Europa y otros ejemplares ¨²nicos, la mayor¨ªa de las veces por negativa de los propietarios
En Galicia hay unos cuantos ¨¢rboles de r¨¦cord. Un carballo en Cartelos (Carballedo) al que una discutida medici¨®n de tiempos del cicl¨®n Hortensia le atribuy¨® m¨¢s de 900 a?os de vida y otra anterior, de 1967, unos 2.000. No obstante, entre los que se conoce con certeza su edad, el m¨¢s anciano est¨¢ en Santa Margarida (Pontevedra), que ya aparece citado en documentos de hace 500 a?os. Otro carballo de premio, y que podr¨ªa acercarse al medio milenio, est¨¢ en una granja de cerdos de Fre¨¢n (Xermade): ya apareci¨® dos veces en National Geographic por su descomunal volumetr¨ªa (14,55 metros de per¨ªmetro en la base y 7,75 a 1,30 metros del suelo) pese a que ni la Xunta ni los sabios en la materia sab¨ªan de su existencia.
Se salv¨® al l¨ªmite. Los due?os ya hab¨ªan calculado los tablones que dar¨ªa
Adem¨¢s hay dos eucaliptos, uno en Rubi¨¢ns (Vilagarc¨ªa) y otro en Chav¨ªn (Viveiro), que se disputan el trono del ¨¢rbol m¨¢s grande de Espa?a. Aunque, ya que se habla de eucaliptos, hay que decir que existen otros dos en discordia, que seg¨²n unas y otras fuentes rivalizan en antig¨¹edad: los del Pazo de Mari?¨¢n, en Bergondo, y los de la Capela do Anxo, en Tui, la tierra de fray Rosendo Salvado, el introductor de la semilla.
Galicia tiene el honor, tambi¨¦n, de haber visto crecer las que probablemente son las secuoyas m¨¢s viejas de Espa?a, que pertenec¨ªan a una partida que viaj¨® desde Am¨¦rica hasta el puerto de Ferrol con destino al interior de la Pen¨ªnsula. Un par de ejemplares quedaron aqu¨ª y echaron ra¨ªces en la alameda de Padr¨®n. No obstante, las secuoyas m¨¢s altas de Europa (nada si se las compara con las que crecen al otro lado del Atl¨¢ntico) no son estas, sino una de las nueve que medran en terrenos de Mass¨® en Beluso (Bueu). Seg¨²n el ingeniero forestal que la midi¨® y descubri¨® el r¨¦cord, Gaspar Bern¨¢rdez, levanta del suelo 46 metros, bastante m¨¢s que la de Soutomaior (41,5 metros) que hasta ahora estaba considerada la de mayor altura entre las que est¨¢n documentadas.
La secuoya de Soutomaior, como las de Padr¨®n, est¨¢ protegida por la Xunta y aparecen en el Cat¨¢logo de ?rbores Senlleiras de Galicia, mientras que la monumental hilera de cupres¨¢ceas de Beluso no figura registrada de ninguna manera. No es la ¨²nica flagrante ausencia en el listado reci¨¦n recrecido, despu¨¦s de que Medio Rural (actual titular de Conservaci¨®n da Natureza) aprobase hace un mes la primera ampliaci¨®n que se realiza del cat¨¢logo desde que fue creado en tiempos del bipartito por la Conseller¨ªa de Medio Ambiente. Faltan adem¨¢s, entre otros ejemplares merecedores de protecci¨®n, la vetusta vid de Naz, en el municipio de Sober (la m¨¢s gruesa despu¨¦s de que secase la que crec¨ªa dentro de una cocina en Carballo), y la descomunal glicinia de Arz¨²a (75 metros de largo y un per¨ªmetro de 2,20). Tambi¨¦n el cerqui?o o carballo negro de Queguas (Entrimo) y el tejo de A Madalena, que sin estar en el cat¨¢logo primero ya aparec¨ªan descritos en el libro de senlleiras que mand¨® editar la conseller¨ªa tras su aprobaci¨®n.
En el tiempo que transcurri¨® entre la aprobaci¨®n del primer cat¨¢logo en 2007 y la publicaci¨®n el pasado 13 de octubre de su versi¨®n aumentada, todos ellos y muchos otros recibieron la visita del personal encomendado por la Xunta para examinar y valorar los ejemplares candidatos. Estas formaciones y otras como el bosque de laureles de Cortegada obtuvieron las mejores calificaciones, eran dignas del cat¨¢logo y llegaron a figurar en el borrador, pero finalmente quedaron descartadas. Seg¨²n fuentes de la conseller¨ªa, la mayor¨ªa de los ¨¢rboles monumentales que ten¨ªan que estar dentro y acabaron siendo podados de la lista est¨¢n desprotegidos porque en la negociaci¨®n con los propietarios "no se lleg¨® a un acuerdo". La Administraci¨®n no fue capaz de convencer a los due?os de los ¨¢rboles de las ventajas de estar en el cat¨¢logo (ha habido ya ayudas para tratamientos), y en muchos casos tampoco de que es importante para el patrimonio natural gallego conservar esos ejemplares.
Si no est¨¢n registrados en la tabla de senlleiras (que ahora recoge 147 ¨¢rboles y 31 conjuntos), en principio nada impide que puedan ser talados. De hecho, hubo alg¨²n ¨¢rbol que se salv¨® in extremis gracias a que entr¨® en el cat¨¢logo aprobado en octubre. Un ejemplar que crece en un municipio de Pontevedra (personal relacionado con el cat¨¢logo pide que no se identifique en el peri¨®dico), es el m¨¢s alto de su especie (por otra parte, muy abundante) en la comunidad; cinco metros m¨¢s alto que el que se cre¨ªa el m¨¢s esbelto, en Pontedeume. Sus due?os ya hab¨ªan calculado en tablones el negocio que har¨ªan cort¨¢ndolo. Llevaban varias generaciones aguardando a que fuera un mastodonte para obtener el mayor beneficio. Llegaron a plantearle a la Xunta que se lo pagase pero, al final, y a diferencia de otros, cedieron.
Libros prohibidos de pr¨®logo maldito
Con el primer cat¨¢logo, Medio Ambiente encarg¨® un libro sobre las senlleiras a tres expertos de la universidad (Antonio Rigueiro, Carlos Rodr¨ªguez Dacal y Gaspar Bern¨¢rdez). El volumen de lujo, con fotos de Miguel ?ngel Montero, lleg¨® a la conseller¨ªa con el cambio de Gobierno. Era una tirada de 3.500 ejemplares que se iban a vender en librer¨ªas al precio simb¨®lico de 13 euros. Hab¨ªa una lista de distritos forestales, grupos ecologistas, institutos, bibliotecas universitarias, propietarios y Ayuntamientos con senlleiras que ten¨ªan que recibir uno de regalo. Los dem¨¢s deber¨ªan destinarse a la venta en librer¨ªas.
Al llegar el PP a la Xunta se secuestr¨® la obra y se orden¨® a la editorial desencuadernar todos y cada uno de los libros para eliminar el pr¨®logo del anterior director general de Conservaci¨®n da Natureza, en el que no se hablaba de pol¨ªtica, sino de la cultura de los ingleses, cuyo amor por la historia y los antepasados tambi¨¦n se reflejaba en su vegetaci¨®n. El nombre de Xos¨¦ Benito Reza tambi¨¦n aparec¨ªa en la p¨¢gina de agradecimientos, y esta igualmente se vet¨®. Los libros tardaron en volverse a ver. Algunos se convirtieron en regalos institucionales, otros llegaron a manos de los autores y las personas interesadas (no todas), pero los dem¨¢s no se pudieron adquirir en librer¨ªas. Este diario ha preguntado por ellos a Medio Rural m¨¢s de una semana sin obtener respuesta.
De aquel cat¨¢logo primigenio ya murieron al menos un par de ¨¢rboles (una de las dos hayas de Castrelos, en Vigo, y un pino manso en Ponteareas). Del segundo, tan reciente, ya tumb¨® el viento el chopo blanco de Cuntis. Mientras estuvo contratada por la Xunta para inspeccionar senlleiras, la Universidad de Santiago propuso el 45% de los 1.300 ¨¢rboles que fueron candidatos a la ampliaci¨®n. Muchos particulares tambi¨¦n, en bastantes ocasiones para ganar un conflicto de lindes donde crec¨ªa un casta?o.
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