?nxel Vila, el patr¨®n que par¨® los vertidos nucleares
Su barco llev¨® a los ecologistas a la Fosa Atl¨¢ntica en 1981
Un peque?o partido de la izquierda nacionalista, un pu?ado de periodistas aguerridos, el apoyo de Greenpeace y los 24 metros de eslora de un peque?o palangrero con base en el puerto de Ribeira prendieron la llama de la oposici¨®n a los vertidos nucleares en el oc¨¦ano Atl¨¢ntico. En septiembre se cumplieron 30 a?os. Ayer muri¨® uno de sus protagonistas principales: el patr¨®n del Xurelo, ?nxel Vila.
"Greenpeace y Esquerda Galega organizamos una expedici¨®n a la misteriosa Fosa Atl¨¢ntica, donde B¨¦lgica u Holanda vert¨ªan residuos nucleares", recordaba ayer Manuel M¨¦ndez, en 1981 teniente de alcalde de Moa?a, en la r¨ªa de Vigo. "Invitamos a todos los partidos, pero nadie acept¨®". No solo las dem¨¢s formaciones pol¨ªticas hicieron o¨ªdos sordos. Encontrar una embarcaci¨®n dispuesta a transportar ecologistas, pol¨ªticos izquierdistas y alg¨²n que otro cronista -entre ellos, el escritor Manuel Rivas- 250 millas mar adentro desde Cabo Fisterra tampoco result¨® sencillo. Entonces apareci¨® Vila, un marinero de 40 a?os nacido en Agui?o. "Su compromiso por defender el mar, como ¨¦l dec¨ªa 'tambi¨¦n para las generaciones venideras', esa capacidad de pensar tan progresista", se?ala M¨¦ndez, "era muy emocionante".
Tras el acuerdo con la cofrad¨ªa de Ribeira, el Xurelo zarp¨® rumbo a la Fosa Atl¨¢ntica, con Vila y cuatro miembros de su tripulaci¨®n a los mandos. Sin tel¨¦fonos m¨®viles ni sistema GPS. "El patr¨®n estimaba nuestra posici¨®n apartir de las cartas", rememora Manuel M¨¦ndez. Despu¨¦s de dos d¨ªas de traves¨ªa en solitario -el Sirius de Greenpeace no pudo acompa?arlos, averiado en el puerto de Plymouth- encontraron lo que sospechaban. Dos grandes cargueros holandeses y protegidos por una fragata arrojaban cientos de bidones de residuos de centrales nucleares al fondo del oc¨¦ano. "De manera clandestina. Aunque eso lo supimos despu¨¦s".
La acci¨®n de los ecologistas gallegos, que protestaron, fotografiaron y divulgaron los hechos, marc¨® el inicio del fin de los vertidos. "A las siguientes expediciones, ya con el Sirius, se apunt¨® todo el mundo", explica M¨¦ndez, "a los dos a?os, Europa prohibi¨® echar al mar restos nucleares". Y todo a bordo del Xurelo de ?nxel Vila. "Ofreci¨® lo que ten¨ªa, su barco, para aquella victoria del ecologismo gallego", concluye.
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